Isabel Pantoja no es una artista fácil de definir. Para empezar, su enorme gancho para el mundo de la prensa rosa eclipsa en gran parte su trayectoria artística, jugando muchas veces en su contra, ya que sus mejores aportaciones son las musicales. Pantoja carece del magma volcánico de la voz de Rocío Jurado y del gancho pop de la enorme Rocío Dúrcal, pero es una intérprete insuperable de canción popular española, que inyecta vida a cada uno de los personajes que interpreta (algunos indistinguibles de la persona, como en el himno “Marinero de luces”, que alude a la muerte de su marido, el torero “Paquirri”). Cuando pisa un escenario, lo llena por completo de talento y de carisma, aunque algunos no sean capaces de ver más que al icono del papel couché.
La actual gira presenta un repaso cronológico de su carrera, podemos decir que exhaustivo, aunque de algunas canciones solo haga fragmentos, un estribillo y poco más. Otras las hace enteras, para disfrute de sus devotos. Se esfuerza en tocar alguna pieza de casi cada disco. Por ejemplo, rescata la poco conocida “Garlochí”, como homenaje a sus raíces gitanas. La palabra del título significa “corazón” en idioma caló. “Los gitanos son los mejores del mundo, te lo digo yo porque lo soy y a quien diga lo contrario que se lo coma un tiburón. Viva mi padre del alma, el gitano más guapo del mundo, ese era mi padre, Juan Pantoja Chiquetete”, dijo en su concierto del Palau Sant Jordi, celebrado el último día de 2023. Los cumpleaños también sirven para recordar las raíces.
Pantoja no ha sido recuperada por el público moderno: seguramente por la falta de ironía en las letras y por su honda raigambre popular
En esa misma noche, también tuvo encendidas palabras de recuerdo para Juan Gabriel, un artista al que le unió una amistad profunda, que ella quiso honrar con el disco Abrázame muy fuerte (2016), dedicado al inmortal repertorio del mexicano. “Le amo, le amaré, lo respetaré siempre, le admiraré toda mi vida y lo que me quede le seguiré cantando mientras esté subida a un escenario. Me compuso una canción, yo respeto todas las imágenes, sabéis que virgen hay una pero yo soy muy devota de mi virgen del Rocío. El vió lo que yo sentía por ella”, quiso compartir, antes de interpretar ese himno de amor rendido. Por supuesto, no faltan las canciones que le hicieron grande en el siglo XX: “Marinero de luces”, “Hoy quiero confesarme”, “Se me enamora el alma”, “Era mi vida”, “Así fue”…Todas ellas son historia de la canción popular española en la voz de Pantoja.
Pantoja popular
El crítico musical Luis Troquel suele explicar que todas las folclóricas, incluso las que ahora nos parecen inmortales, han sufrido en algún momento el desdén o la tibieza del público. “No tengo dudas de que Pantoja, en cuestión de grandeza artística, está al mismo nivel que alcanzaron Rocío Jurado y Rocío Dúrcal. No hay que olvidar que el consenso que existe ahora respecto a ambas no es el mismo que cuando vivían. Ellas tampoco gozaron en vida de ese estatus por encima del bien y del mal con el que han pasado a la historia. Yo vi un montón de veces a Jurado en auditorios que no estaban ni mucho menos llenos. Y ver a la Dúrcal en Barcelona en su última etapa era imposible, pues no había manera de que la contrataran”, explicaba en un reportaje de 2017. ¿Qué es lo que hace una estrella a Pantoja? “Posee la técnica teatral de las grandes copleras de antaño y a la vez tiene ese instinto, esos golpes inesperados, más propios de los artistas de naturaleza flamenca”, añade Troquel.
Es curioso porque casi todos los clásicos de la canción española han sido rehabilitados para el público pop moderno, pero con Pantoja se siguen marcando distancias: la gente ‘cool’ baila feliz a Julio Iglesias y Raphael, reivindican a Rocío Jurado como pionera del feminismo y también se abrazan a los himnos de celebración sexual de Rafael Carrá. Por el motivo que sea, Pantoja no ha sido recuperada, seguramente por la falta de ironía en las canciones y por su honda raigambre popular, que espanta a nuestra parte más esnob.
Siendo sinceros, resulta triste comprobar que pocos días antes del espectáculo todavía no se han vendido todas las canciones para el Wizink Center de Madrid. Quien no tenga estos prejuicios puede comprar una de las pocas decenas de boletos que quedan para el sábado y no esperar a que Pantoja se retire para reconocer que fue una grande.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación