Pocos no se han imaginado en Copacabana tomándose "zumo de fruta y café". Pocos no se han sentido genial, astutos, indecentes e incluso maravillosamente oportunos. Esto recogía un grupo que abandera el indie en España desde hace casi una década en su tercer álbum. Ahora Izal regresa con un ejercicio de sinceridad basado en la introspección. 'Autoterapia' es su cuarto álbum y, aunque afirman que la suya ya la encontraron hace tiempo, este disco ha sido "un lujo" lleno de matices.
El trabajo que Izal lanza este jueves es uno de los que más mensaje transmite. Son once nuevos temas en los que se habla de desde acabar con aquello que sobra en la vida a través de la metáfora de buscar a "los malos" hasta acordes dedicados a la película 'Atrapado en el tiempo' de Bill Murray, que define sus tres noches de enero de 2016 de 'sold out' en el Circo Price.
A excepción de uno de ellos, que 'pasa' de las redes sociales, ven estas como una auténtica "droga", la persecución de los 'me gusta' se ha convertido en "un chute de felicidad artificial". Pero no es todo, a pesar de ser uno de los trabajos más calmados, profundos y filosóficos, Izal pone voz a una "increíble historia", en concreto la "del hombre que sabía volar pero no sabía cómo". Cuentan, de forma positiva y desenfadada, ese afán de la humanidad por sabotearse a sí misma.
Montando los temas con el botón de grabar pulsado por si salía esa magia que por mucho que la busques o que la planifiques nunca sale"
Los distintos matices del álbum se entremezclan con sorpresas, sonidos de rock, de gamberrismo y de violín. 'Autoterapia' suena a redescubrimiento, y lo hace con una colaboración prodigiosa. El denominado mejor violinista vivo, Ara Malikian, grabó con el grupo en Barcelona para formar parte del tema que pone nombre al disco. No solo eso, la esencia del rock que promulga de forma especial uno de sus integrantes aparece en sus 'Temas amables' con un especial homenaje a Queen.
Mikel Izal (vocalista y compositor), Alejandro Jordá (batería), Emmanuel Pérez 'Gato' (bajo), Alberto Pérez (guitarras) e Iván Mella (teclados) cuentan historias que les han llevado hasta aquí, luchas internas y su amor por batallar a través de la palabra. Este año cumplen, de nuevo, como uno de los grupos que más festivales recorrerán. Piden perdón por si a alguien no le gusta: "Ojalá no molestemos mucho", bromean.
"Simplemente dejaré que salga todo fuera y vaciarme", cantáis en el tema que da nombre al disco. La pregunta es casi obligada. ¿De verdad habéis encontrado vuestra propia autoterapia?
M.I.: La encontramos en cierta forma hace muchos años y es la música en sí. Ahora podemos ejercer de lo que siempre nos gustó y eso es bastante terapéutico. Dedicar tu vida a tu pasión y a lo que realmente te gusta puede tener efectos muy beneficiosos para tu salud, tanto física como mental, quizá más mental que física. Vamos a seguir buscando siempre cada uno en su movida un montón de cosas que nunca acabarán de encajar y al final también eso es vivir ¿no? Lo importante suele ser el viaje más que el destino y ojalá no sintamos nunca que hemos llegado al destino porque sería un día muy triste.
Tres años sin álbum, este 'Autoterapia' es vuestro cuarto trabajo, "la mejor versión de vosotros mismos". ¿Es este vuestro disco consolidación en la música?
M.I.: Nos ha permitido hacer un montón de cosas que antes no podíamos hacer. ‘Copacabana’ sí que fue ya un disco con algo más de tiempo para grabar, pero desde luego, este cuarto, ‘Autoterapia’, ha sido un lujo que por fin nos hemos podido conceder. En él hemos podido llegar a unas cotas en sonido, en tiempo de arreglo… hemos tenido incluso la suerte de tener un par de semanas completas con el estudio montado, listo para grabar y ensayando. Montando los temas con el botón de grabar pulsado por si salía esa magia que por mucho que la busques o que la planifiques nunca sale más que en un momento exacto, en la pulsación de tecla, un barrido de guitarra… y esas cosas en los discos anteriores se perdían. Esta vez no. Hemos tenido la suerte de contar con todos esos momentos no planificados: de repente sale un arrastre de moog de sinte o un bajo que ‘Gato’ improvisa… Un lujazo.
Los temas de este trabajo están llenos de mensaje. En 'El pozo', el primer adelanto, cantáis: "Ahí afuera buscaremos al malo y los buenos nos tendrán que creer". ¿Dónde están los malos y cómo acabamos con ellos?
M.I.: Los malos están desafortunadamente por todas partes ¿no? En toda la Historia de la humanidad ha habido eso que se llaman malos. Vivimos tiempos en los que quizás somos más conscientes porque hay más educación, afortunadamente, de lo que está bien y de lo que está mal, y lo que es admisible y lo que no. El 95% de la gente trabaja para que un 5% viva de putísima madre… Hay más conciencia social, yo creo. Aunque solo hemos vivido esta época, tampoco puedo contrastar cómo eran tiempo anteriores.
La educación…
M.I.: Quiero tener fe en la educación de las personas y estoy seguro de que ahora se incide más en puntos tan importantes como la igualdad. Pero sigue habiendo elementos que buscan su beneficio propio porque el ser humano es egoísta. Por su forma de pensar, es una criatura egoísta. Luego hay gente que consigue tener la suficiente ética, la moral y la conciencia para revertir esa situación natural. Es mi opinión, puede un humanista y reventarme la teoría. Pienso que la gente buena, generosa, lo hace aún con el esfuerzo que eso genera y ojalá todos empujemos un poco y nosotros los primeros. No ponérselo tan fácil a los que no tienen esa mentalidad, ojalá lo consigamos.
Es una buena definición de lo que es una droga: algo que quieres abandonar porque sabes que no te hace del todo bien y eres incapaz"
Los modales aparecen varias veces en las letras. "Nos afectan los modales de una muchedumbre apasionada", decís en 'Ruido blanco'; "Sonar demasiado claro para tus modales blancos", en 'Canción para nadie'. ¿Los estamos perdiendo o somos más susceptibles?
I.M.: El otro día escuché algo que me hizo gracia, me dije sí, eso es así. Fue en un programa de televisión, una cosa un poco turbia, pero a raíz de un asesinato que había habido entre bandas callejeras en Madrid alguien comentó: hace 30 o 40 años, en la época de Al Capone, las familias mafiosas cuando llegaban a un acuerdo y se daban la mano eso se respetaba. Yo no sé si se han perdido los modales, vivimos la época que vivimos y hace 200 años la gente era mucho más burra ¿no? Pero lo que yo sí que veo es una pérdida de lealtad y me cuesta mucho encontrar a gente leal. En eso tienen que ver las redes sociales, se vive de una forma un poco más de mentira, importan más cosas que bajo mi punto de vista no importan absolutamente nada y es en base a lo que gira la vida de mucha gente.
En 'Temas amables' pasa algo parecido. "Guárdate esa voz, ese qué dirán, ese tú sabrás". ¿Vivimos pensando más en el qué dirán?
M.I.: Vivimos un mundo en el que todos se ponen en el escaparate de las redes sociales, a aspirar a que alguien te diga que le gustas. Se persigue el 'me gusta' como una droga, como un chute de felicidad artificial. Yo me incluyo también, no me voy a liberar del estigma. Ojalá me importara menos, hablo de mí personalmente. Hay personas como a Iván [teclados], al que se la pela, con perdón, le da igual. Es algo que veo muy positivo para la felicidad personal y yo no soy capaz de abandonar las redes. Es una buena definición de lo que es una droga: algo que quieres abandonar porque sabes que no te hace del todo bien y eres incapaz. Vivimos en una época de drogas, iba a decir blandas, pero igual es mucho más dura de lo que pensamos. Puede que dentro de 20 años se hable de la gran epidemia de las redes y del impacto sociológico que tuvieron, y no creo que hablemos de ello como positivo.
En vuestros temas denunciáis injusticias, tocáis temas sociales… ¿Se utiliza más la ironía ahora que lo que lo hacían los cantautores de la Transición?
G: La ironía siempre ha sido un gran arma, en los momentos de transición, principalmente en los momentos en los que existe una dictadura o cierta censura por parte de un gobierno, la ironía ha sido una de las mejores armas. En muchos casos aquellos dictadores o censores de la época ni siquiera se daban cuenta de que la cosa iba con ellos. Se ha dado en la época de la Transición en España y ha servido para abrir un camino que, aunque hoy parece que se intenta cerrar, ha servido para educar a la gente, porque la mejor crítica se hace desde la ironía, eso está claro.
Y llega el optimismo, el buen rollo y la alegría con 'La increíble historia del hombre que podía volar pero no sabía cómo'…
M.I.: Es una metáfora de lo agoreros que somos algunas veces y de lo mucho que nos cuesta disfrutar de los momentos buenos. Me hacía gracia tratar el tema de una forma más desenfadada, porque vi que estaba quedando un disco demasiado profundo, autoterapéutico filosófico y aunque esto es pura filosofía quise tratarlo de otra manera. Es un astronauta que en vez de centrarse en la suerte que tiene por poder ver el universo como muy poca gente, -que se hace extensible a los músicos, de vivir experiencias que muy pocos pueden-, se centra en todo lo que puede ir mal en ese viaje.
Y por supuesto todos habríamos querido tener a un Bill Murray en nuestra vida. ¿Vosotros cómo lo habéis conseguido?
A.J.: Rara vez comentamos el significado de un tema y si lo hace es Mikel, que es quien los escribe, pero este tema cuando nos lo contó nos hizo especial ilusión. Trata de las tres noches del Price y tiene ese simbolismo con la película de Bill Murray ‘Atrapado en el tiempo’, un peliculón que a todos nos flipa. Repite el mismo patrón constantemente y eso para nosotros fue un privilegio vivirlo, algo tan bonito, tres veces. Porque cuando vives algo como el Palacio dices ojalá pudiera repetir esto más días, se pasa muy rápido.
Ahora la música va por otra historia y las guitarras jugamos a ser rockeros a veces o lo somos de corazón y nos encanta y lo intentamos"
Y de repente suena "It’s a kind of magic", de Queen. ¿Izal escucha rock?
A.P.: Nosotros escuchamos todo tipo de música, pero sí que por mi instrumento, la guitarra eléctrica, he escuchado más rock: UFO, Deep Purple, Dire Straits… Y bueno, supongo que en la mezcla se debe notar que hay esas referencias del rock en los discos de Izal.
¿Y existen rockeros como los de antes?
A.P.: Eso ya es otra cosa… (ríe). No creo, bueno, los que están vivos de aquella época, Jimmy Burns, por ejemplo. No son iguales, no. Ahora la música va por otra historia y las guitarras jugamos a ser rockeros a veces o lo somos de corazón y nos encanta y lo intentamos, pero bueno, tenemos muchos más matices también.
Hablando de rock, gamberrismo con la música… En este disco aparece un virtuoso del violín, un gamberro en lo suyo: Ara Malikian.
El tema ‘Autoteterapia’ en un principio las intervenciones de guitarra tan características que aparecían en la primera parte también aparecían en la segunda y como somos culo de mal asiento, todos dijimos que esos leeds podían ser sustituidos por otro elemento. Iván propuso un violín, que nunca habíamos utilizado y ya que íbamos a meter uno, por qué no el mejor violinista vivo como así ha sido denominado Ara Malikian. Sin conocerle de nada se lo dijimos a nuestro mánager, Manuel. El ‘no’ ya lo teníamos… Le mandamos el tema y nos contestó diciendo que le había encantado.
Lo grabamos en Barcelona, nos dio dos o tres horas de su valiosísimo tiempo y salió uno de los momentos del disco. Los que allí estuvieron, Alejandro y Gato, yo no tuve la suerte, dicen que es un tipo muy humilde, encantador, que podría haber echado una toma e irse a su casa y echó siete u ocho solo para que nuestro disco quedase mejor. ¡Agradecidísimos!
Ha sido un periodo sin nuevo disco, pero de tranquilo nada. Estaréis hartos de que os digan que es más fácil contar los festivales en los que no estáis que en los que estáis…
Estamos en tantos festivales porque nos llaman y nos ofrecen la oportunidad de trabajar y tocar delante de muchas personas y, afortunadamente, hay muchas personas que también quieren que eso suceda. No le vemos ninguna parte negativa. Es verdad que a veces lo comentamos, pero siempre llegamos a la misma conclusión: mientras nos llamen para tocar, estemos física y mentalmente a tope para tocar y no nos subamos a un escenario a medio gas... Los festivales fueron para nosotros un escaparate vital para que nuestra historia fuera contada y así hemos crecido. Ojalá no molestemos mucho, somos conscientes de que para los que no le guste Izal sea: “¿Otra vez estos tíos aquí?”. Joder, perdón (risas).
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