Jaime Urrutia espera sentado al calor del amor en un bar en un barrio de Madrid. Viste vaqueros y camiseta negra. Tiene una voz que llama la atención. Como su chulería consentida e inocente. Ahí está. Cara reconocible del pop español, autor de éxitos inmortales como Cuatro Rosas, Camino Soria o La culpa fue del cha-cha-cha.
Sentarse con él es hablar con un rockero sin par. Sus composiciones son, en muchos casos, más que canciones. Son emociones y sentimientos convertidos en unos cuantos acordes. Son descripciones de momentos y lugares que entroncan con la raíz de un pueblo. Es hacer música a la española, repleta de calidad y buen gusto.
¿Tienes que hacer algún ajuste de cuentas con el pasado o eres tú el que le debe algo a otro tiempo?
No, no tengo esa sensación. Pero tu pregunta tiene trampa, no me la esperaba. Estoy conforme con lo que ha pasado y me siento bien con los tiempos que he vivido. Creo que, en su momento, hice lo que debía. Primero con mi grupo, Gabinete Caligari, y después en solitario. El mundo de la música es muy cambiante y al mismo tiempo vive pegado a unos tiempos que nadie controla. Pero me siento orgulloso de lo que he hecho y de las canciones que he escrito. Quizá no me siento suficientemente valorado, pero eso es otra cosa. Y en España pasa mucho.
¿Infravalorado? ¿Te refieres a tu música?
No. A mi música no. Me refiero a mi figura. Podría estar más alta. Pero eso también puede ser culpa mía. Del mismo modo que te digo esto también sé que hay gente que nos adora. Dentro de poco, coincidiendo con el 30 aniversario del disco Camino Soria, vamos a preparar un reedición de lujo. He investigado y ¿sabes que está considerado como uno de los mejores discos del pop español? Estamos un poco olvidados, sí. Pero bueno, mejor pensar que la música es una cosa muy distinta al reconocimiento.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
Los 20 años siempre se recuerdan con nostalgia. Es casi una obligación. Guardo muy buen recuerdo del pasado, pero también hay que mirar al presente y al futuro.
¿Cuál es el mejor recuerdo de tu carrera?
Muchos. Empecé la música de broma, como casi todos los de La Movida. Algunos éramos universitarios y pensábamos que nada iba a durar nada. El ambiente, el cambio, tocar en el Rock-Ola... lo veíamos como algo pasajero, tal vez por eso lo disfrutábamos. Pero no fue así y cuando nos quisimos dar cuenta ya éramos casi profesionales. Y sin saber hacer nada. No tuvimos experiencia ni aprendizaje previo para ponernos a tocar delante de 5.000 personas. Ni siquiera sabíamos colocar el amplificador en el volumen. Lo aprendimos todo corriendo. ¡Y lo conseguimos! Y... ¿cuál era la pregunta?
Tu mejor recuerdo...
Ah, sí. Todo. Pero sobre todo las grandes canciones y los buenos discos que es lo que perdura. Creo que en Gabinete hicimos grandes discos. Y después, mi primer disco en solitario Patente de corso, también me parece muy bueno. Los buenos recuerdos son esas buenas canciones, su elaboración, tocarlas en conciertos, la gente que conoces...
Mencionabas antes la nostalgia. En esto de la música, ¿conviene mirar hacia atrás con nostalgia o mejor con una memoria práctica?
En la música pop siempre te miden desde la nostalgia. En el pop eres nuevo durante tu primer disco. Yo sigo escuchando a los clásicos: Bob Dylan, Los Rolling... esos son los que me inspiran para componer. Escucho muy poco rock actual.
¿Crees que los 80 están sobrevalorados?
Se han sobrevalorado muchas cosas. Pero lo que sí es cierto es que existió de verdad ese espíritu de La Movida. Fue un movimiento de tremenda libertad y se hicieron muchas cosas. En la música había grupos demasiado valorados, sí. Pero se hicieron muy buenos temas.
Hay quien considera que las canciones no son buenas si no tienen un fondo triste y melancólico. ¿Compartes la opinión?
Sí, yo siempre lo he dicho. El 98% de las letras buenas suelen ser de amor. Y... ¿la pregunta era?
Que si consideras que para componer tienes que estar roto. Anímicamente hablando.
Normalmente sí. Provocas más. La música, además, es otro sentimiento. Con ella aflora la nostalgia, el amor, al desengaño... Casi todas mis canciones hablan de eso. También las hay alegres. Pero pienso que la música tiene que tener algo de dolor, de pena. Cuanto peor estás de ánimo, mejor música te sale.
Para los que escuchan en bucle Camino Soria, ¿algo nuevo que les puedas contar?
La canción y el disco es, en sí, una historia de desamor. ¿Lo ves? Cuando lo escribí me había dejado una chica. Al mismo tiempo y con el grupo ya estábamos en otro nivel musical. Habíamos dado varios pasos y ése era el disco esperado. Las cosas surgen así. Todo aquello pasó en el año 1987. Yo leía mucho a Bécquer y Machado. Y al mismo tiempo estaba hecho polvo. ¡Me había dejado! Todo encajaba. Queríamos hacer un disco de perdedores y desamores. Lo teníamos delante.
¿Y por qué a Soria?
Eso fue una broma. Recuerdo que unos días antes había leído en la revista Primera Línea un artículo en el que decían que Soria era la ciudad donde menos se leía la revista. Eso, unido los libros de Bécquer que leía, las referencias a Machado... me empujó. También colaboró que Soria tenía una rima sencilla. Soria rimaba con gloria, con historia... Fue, la verdad, una canción que se hizo querer desde el principio. También la hicimos larga por eso. Casi siete minutos de canción.
¿Cuál es la canción que te queda por escribir?
Pocas. Digamos que llega un momento en que te das cuenta que llevas mucho contado. Pero siempre quedan las ganas. Yo sigo investigando. Ahora estoy componiendo y siempre pienso que puede salir una canción buena. Como hacen los maestros.
Si hablamos de relevo generacional en la música ¿crees que se avecinan buenos tiempos?
Siempre he dicho que hay gente con talento y sin talento. En todas las generaciones. Lo que sucede ahora es que el mundo de la música ha evolucionado mucho y muy rápido. Con internet es más fácil autoproducirse. Pero también te digo que, cuando alguien es bueno, es bueno. Antes y ahora. No voy a decir que no me guste la generación actual, pero hay cosas que no entiendo. Por ejemplo, que casi todos cantan en inglés. ¿Por qué todos cantan en ingles? Eso es una pena. Nosotros, con Gabinete, insistimos siempre en componer en castellano. Por otra parte era lógico. Ninguno sabíamos hablar ingles [Risas]. Pero nos preocupábamos por las letras y hacer, mejor o peor, literatura.
Antes os preocupábais por las letras sin pensar nada más y ahora todos quieren ser estrellas. ¿Es esa la diferencia?
Sí. Posiblemente. Ahora todo ha cambiado. Incluso la forma de vender la música. Internet, Spotify... es otro mundo. No tiene nada que ver. Pero también ha cambiado todo culturamente. Y creo que para peor. Antes emitían programas de música y culturales a todas horas. Y sólo había dos cadenas. Ahora ya no hay programas así.
Alguna queda.
En las cadenas generalistas no. Ni siquiera de música. Sobre la forma de vender música, en mi época, la única manera de anunciarte eran los 40 Principales. Una mafia, por cierto. Firmabas un contrato y pagabas en forma de editorial para que pusieran tu canción. Con Camino Soria firmamos un contrato con EMI y cuatro de nuestros singles fueron número uno. Lo peor es que ese sigue firmado y hay un señor que sigue recibiendo el 50% cada vez que suena Camino Soria. Afortunadamente esas cosas han cambiado para mejorar.
Pero ahora hay otros males. La piratería, por ejemplo.
Efectivamente. Cada época es distinta y todas tienen sus cosas buena y malas. Hay que saber adecuarse.
¿Es difícil ser rockero toda la vida?
Sí. [Risas]. Yo tampoco soy un rockero al uso. No soy el clásico de gafas, pelo alborotado y todo lo demás.
Tú te conservas bien. Dicen que el hábito no hace al monje pero el pelo si al rockero.
Bueno. (risas). Yo procuro llevar mi vida y disfrutar de ella. Voy al cine, leo libros, me gustan los toros, procuro tener una vida lo más plena y feliz posible. Y después está la música en la que pienso todos los dias. Sigo haciendo mis conciertos pero no me considero un rockero al uso.
Con lo cual todavía es más difícil ser tú. No tienes esquemas para seguir.
Vale, sí, tienes razón.
¿Próximo proyecto?
La reedición de Camino Soria. Concierto y un nuevo disco que quiero terminar. Lo tengo pendiente desde hace años, desde el 2010. No me extraña que la gente me olvide.
Vas a canción por año.
¡Casi! Pero no quiero sacar un disco que no sea redondo. Así que reconozco que a este hay que darle una vuelta y esfuerzo. No voy a sacar un disco que no sea bueno. Pero, en general, el balance de trabajo es bueno. Este año he dado más de 30 conciertos y la gente sigue animando. Y el disco quiero terminarlo pronto. Me hace ilusión. Es como un reto. Y también estoy en una época feliz de mi vida.
¿En qué quedamos? ¿Es posible componer si no estás triste?
Eso es lo jodido. Igual por eso tanto tengo. Llevas razón...
¿Sigues colaborando con otros artistas?
Sí, pero no es lo que más me gusta. La última fue el 12 de octubre, en Zaragoza. Nos reunimos Nacho García Vega, Nacha Pop, Jhonny, cantante de Burning, Danza Invisible, La Guardia y yo. Fue por una causa benéfica. Digo que no me gusta mucho porque es un poco cansado que te encasillen siempre en los 80.
Pero ahora es lo que vende.
Sí, pero jode mucho que pregunten siempre por eso. Yo también he sacado discos en el año 2000. Tenemos que estar orgullosos de lo que hicimos, pero hemos seguido componiendo.
También tenéis que asumir que algunos temas se han convertido en himnos.
Eso es verdad.
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