El periodista, ensayista y programador Jaime Bajo se encarga de la decimoquinta edición de Jazz Círculo. Se trata de ocho conciertos a lo largo de tres meses. “Necesitamos crear un público que acuda sin prejuicios a disfrutar de una velada de jazz sin importar la edad o los conocimientos previos que se tengan en la materia”, explica a Vozpópuli. Dicho de otro modo: poner el placer musical por encima del sentimiento de distinción. Por primera vez, las veladas se alargaran con After Jazz, sesiones de discjockeys postconcierto, gratuitas para quienes hayan adquirido una entrada. Conversamos con Bajo sobre el programa.
Pregunta: El ciclo se abre con un concierto muy especial, tributo a la tradición musical madrileña. ¿Que nos puede contar del contenido?
Respuesta: La propuesta de Jorge Moreno, joven trombonista formado en la Escuela de Música Creativa y curtido en bandas como Freedonia o Bestiario, es rescatar, la tradición musical y las melodías de los pueblos madrileños, desde los mayos de El Molar o Paredes de Buitrago a las seguidillas de la zona sur, para, arreglándolas, trasladarlas al formato de una big band moderna como Foedus de veinte componentes con una portentosa sección de metales y la presencia de instrumentos tan pintorescos como el albogue, la criba, sartenes o el pandero cuadrado. Una bonita manera de redescubrir la cultura madrileña más allá del consabido chotis.
P: Es importante decir que no ha programado un festival para élites culturales: se combinan nombres adorados por la parroquia más experta (Marco Mezquida) con propuestas que puede disfrutar un oyente de radiofórmula, por ejemplo No Reply llevando al terreno big band clásicos de Calamaro, Extremoduro y Love of Lesbian, entre otros. ¿Cuáles han sido tus criterios para programar?
R: Me he planteado huir de lo que el público esperaría de un especial de jazz al uso a todos los niveles: con un diseño de cartelería actual, la presencia específica en redes sociales y una programación que se aleja de los consabidos nombres que venían programándose en ediciones anteriores: Jorge Pardo, Javier Colina o Perico Sambeat. He jugado a desafiar lo predecible. Necesitamos crear un público que acuda sin prejuicios a disfrutar de una velada de jazz sin importar la edad o los conocimientos previos que se tengan en la materia. Y, por supuesto, he considerado otros aspectos como la presencia equilibrada de bandas lideradas por mujeres y hombres, la puesta en valor de propuestas jóvenes, el diálogo intergeneracional o el valor del jazz no tanto como género y sí como lenguaje que permite el diálogo entre músicos de tradiciones distintas.
P: El ciclo se ha implicado en la campaña “Freedom First”, contra la pena de muerte, con un concierto muy especial. ¿De qué manera se entrelazan aquí música y compromiso?
R: Se me pidió que ampliara el ciclo programando actividades paralelas, ya fuera en forma de presentaciones de libros, charlas, jornadas formativas o mesas redondas. De todos ellos habrá presencia en esta edición de Jazz Círculo. Considero que un programador debe defender un discurso propio y aquellos valores en los que crea, en mi caso la cooperación, el apoyo mutuo, la sinergia entre instituciones y la defensa de la libertad y los Derechos Humanos. La campaña iniciada por el pianista barcelonés Albert Marquès para defender la inocencia de Keith LaMar y evitar su ejecución, prevista para noviembre de 2023, encajaba bien con nuestro planteamiento. Y de ahí que nos hayamos implicado sumando una mesa redonda que contará, la misma tarde del concierto, con Federico Mayor Zaragoza, Rosa Calaf, Eugenia Rodríguez Palop o Esteban Beltrán. En ambas citas, mesa y actuación, conectaremos por vía telefónica con el propio preso.
P: El flamenco también tiene su sitio. ¿Cree que tiene una afinidad especial con el jazz?
R: No descubro nada especialmente novedoso cuando digo que el flamenco y el jazz llevan más de medio siglo de diálogo fructífero con músicos tan destacados como Chick Corea, Chano Domínguez y Jorge Pardo como puntas de lanza. La propuesta de la cantaora María Mezcle y el pianista Pedro Ojesto es un estreno que realizaremos en exclusiva y que le planteé al propio pianista con la idea de que quien acuda al Círculo de Bellas Artes pueda degustar propuestas a las que no podría acceder en otras salas, centros culturales o espacios de la ciudad. Queremos mimar al público y sembrar de cara a futuras ediciones de Jazz Círculo.
La escena de jazz en nuestro país atraviesa un momento creativo espléndido
P: Se hace hincapié en no excluir al público joven, ¿qué se les puede ofrecer para que miren más allá de la música urbana?
R: Es fundamental enganchar al público joven que garantice el futuro del género y su actualización permanente. En especial a aquellos jóvenes que se sienten interesados en todo tipo de músicas, además de las denominadas músicas urbanas. Es por ello por lo que hemos apostado por un diseño de cartelería atractivo, huyendo de tópicos, hemos puesto las entradas a un precio razonable, con descuentos para estudiantes y menores de 30 años (a 12 euros la entrada, o 95 euros el abono), y estamos programando propuestas que les puedan resultar atractivas como la de No Reply, banda que versiona a Vetusta Morla, Muchachito, Morgan o Extremoduro en clave de nu swing, el primer certamen de Big Bands o el estreno del cuatro proyecto de la flautista gallega María Toro.
P: ¿Cómo ves la escena jazz española en la actualidad?
R: En mi opinión, la escena de jazz en nuestro país atraviesa un momento creativo espléndido, tanto de propuestas que se ciñen a subgéneros del pasado como aquellas que tratan de mirar más allá y no temen hibridarlo con la electrónica u otros géneros musicales. Lo que sí creo es que no existe la infraestructura necesaria para que buena parte de estas propuestas originales puedan tener continuidad. Así que asumo mi cuota para plantear un espacio que sea receptivo a programar propuestas originales de jazzistas españoles para hacer frente a esta carencia.
P: ¿Existe demasiada oferta jazz en Madrid para el público interesado?
R: Tenemos un reto ante nosotros para crear un público que apoye y preste cobertura a las músicas afroamericanas en general y al jazz en particular. No me parece un asunto baladí, porque el jazz nació como un género de música popular y, con el transcurso del tiempo, se ha convertido en una música que parece concebida para entendidos y élites que se puedan permitir pagar por ello. Mi apuesta con Jazz Círculo es la de sembrar y hacer el jazz accesible a todos los públicos. Soy consciente de que no puedo hacerlo de forma aislada, por eso debemos tejer red entre escuelas, salas, centros culturales, instituciones públicas y privadas, patrocinadores, etc. Estoy trabajando de forma denodada en ello; confío en ir cosechando los productos de esa siembre y contribuyendo al arraigo del jazz en Madrid.
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