El dramaturgo y director catalán Albert Boadella afirma que su obra "'Ubú president' -tres montajes teatrales críticos con Jordi Pujol- es un chiste comparado con la realidad".
En una entrevista con el diario La Razón, Boadella es preguntado si le ha sorprendido algo lo que hemos conocido últimamente. El dramaturgo responde: "Dos cosas. La primera, la confesión, porque no tiene ninguna motivación razonable: no libera a Jordi Pujol de nada, ni judicial ni socialmente", según informa Efe.
"En la confesión hay elementos religiosos. Solo se puede entender en un hombre de 85 años que empieza a arreglar papeles con el más allá"
"Hay en ella elementos religiosos, algo que va más allá de la estrategia política para salvar los muebles. Solo se puede entender en un hombre de 85 años que empieza a arreglar papeles con el más allá. No la hubiera hecho diez o quince años antes", revela el dramaturgo.
Agrega: "La segunda cosa que me ha sorprendido es las cantidades de dinero que se barajan. Si se corresponde con la realidad, es muy serio: significa un nivel de latrocinio a unos niveles auténticamente mafiosos. Entonces tenemos que entender que hemos vivido y quizás vivimos en una situación mafiosa en Cataluña".
Considera que "el teatro siempre se queda corto ante la realidad" y añade entonces: "Lo que yo hice en escena era un chiste si se compara con esta realidad que estamos viviendo".
"Me machacaron con artículos, columnas... Me decían de todo. El ataque público era generalizado, porque entonces los medios ya estaban al servicio del régimen"
Boadella recuerda que cuando se estrenaron sus "Ubús" la gente se lo tomaba a broma y ahora siente una cierta vanidad al pensar "ya os lo dije yo".
Preguntado por la reacción nacionalista cuando entre 1989 y 1999 se estrenaron sus obras, el que fuera durante cuatro décadas director de la compañía de teatro "Els Joglars", declara: "Me machacaron con artículos, columnas... Me decían de todo. El ataque público era generalizado, porque entonces los medios ya estaban al servicio del régimen, especialmente en 1999".
"Cualquier persona que se enfrente a ello (al nacionalismo) ya es alguien que está en contra de Cataluña, un enemigo público", dice Boadella, que recuerda que se marchó de esa comunidad autónoma en 2005.
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