Cultura

Juan Abreu: "El derecho a ofender es el hueso lúcido de la libertad individual y de la libertad de expresión"

El escritor y columnista de Vozpópuli retrata desde la erótica a 140 personajes del mundo político y cultural español en 'Eros y política'

Limitándonos a los presidentes del Gobierno, de Felipe González dice que trajo a España el político deseado sexualmente por las multitudes con un gran erotismo populista. Su sucesor, José María Aznar, sale peor parado: “Es un gran mérito que llegara a presidente de España con esa voz y esa risa”. A José Luis Rodríguez Zapatero lo describe, como una mezcla exacta de glande alicaído papada prepucio y buitre leonado. A Mariano Rajoy lo califica como la quintaesencia del muermo con una lentitud extrema. Y de Pedro Sánchez dice que trajo a la política el mentón bobalicón pero fotogénico y el morrito cuché.

No hay parte del cuerpo de los protagonistas de la actualidad política nacional que Juan Abreu deje si tocar o que no se imagine tocando. Sus páginas son explícitas, mucho más explícitas que las primeras líneas de este texto, tan extremadamente explícitas, que ofenderán a muchos. Cayetana Álvarez de Toledo, que prologa y presentó la obra este jueves en el Café Gijón de Madrid, asegura que dichos ofendidos azotarían al autor hasta que sangrase, para luego quemarlo en la hoguera. “Abreu nos devuelve a todos nuestro derecho a ofender y ser ofendidos”, señala la diputada popular.

El escritor cubano afincado en Barcelona describe los 140 retratos, más bien caricaturas, como “sátiras juguetonas o ácidas” en un libro que es “un artefacto irrespetuoso”. Descripciones y ensoñaciones con "tetas, culos, coños, pollas..." y fantasías sexuales con políticos y periodistas de todo el espectro ideológico. "Una defensa de la libertad sexual como el baremo más fiable del nivel de libertad que somos capaces de alcanzar y tolerar". Porque como concluye Abreu: “Los escritores no hemos venido al mundo a respetar”.

Pregunta. ¿Cree que España está preparada para su libro

Respuesta. Ni siquiera yo estoy preparado para mi libro.

P. ¿Qué cree que aporta ‘Eros y política’?

R. No creo que los libros tengan que aportar nada.

P. Demuestra no tener ningún pudor al hablar del físico ajeno

R. Tampoco cuando hablo del mío. Esa es una norma que no se puede incumplir, por una cuestión de elemental decencia: uno primero.

Sin ofensa no hay país.

P. Muchos verán sus páginas como una ofensa, ¿qué les diría?

R. Que vean mejor.

P. ¿Cree que se debería eliminar cualquier delito de ofensa del código penal?

Por supuesto. El derecho a ofender es el hueso lúcido de la libertad individual y de la libertad de expresión. Sin ofensa no hay país.

P. ¿Cuánto cree que contribuye el físico en la política?

R. Todo en política es físico. Sólo hay físico.

P. Estamos en un mega año electoral, nunca se habla de sexo en las campañas ¿por qué cree que pasa?

R. Sospecho que ocultan algo… ¿no lo cree usted?

P. ¿A quién le da más pudor hablar de sexo en España a la izquierda o a la derecha?

R. No tengo la menor idea.

P. Parece que lo que menos le pone es el comunismo ¿es así?

R. No crea. En mis fantasías más recurrentes siempre estoy follando con una joven komsomol, con una oficial de alto rango del ejército norcoreano, o con una generala del ejército chino. Siempre de completo uniforme eso sí, y con todas las condecoraciones pertinentes. Y si la komsomol ostenta la Orden de Lenin… no sabe usted cómo me pongo.

Lo que más me excitó durante muchas décadas fue imaginar que sodomizaba a Fidel Castro

P. ¿Y lo que más le pone?

R. Bueno, seré franco con usted. Lo que más me excitó durante muchas décadas fue imaginar que sodomizaba a Fidel Castro, mientras daba uno de sus infinitos discursos en la Plaza de la Revolución. Pero. Ay. La muerte se me ha adelantado.

P. Eróticamente hablando y sin importar el lugar en el que resida, ¿sus preferidos para alcalde, presidente de Comunidad, presidente del Gobierno?

R. Para cualquier cargo político en España, eróticamente hablando, prefiero sin ningún género de dudas a la señora Ayuso. Esa mujer por donde quiera que pasa va dejando un hervor lascivo. Y no hablemos ya de sus pómulos navajeros. Qué mujer.

P. Lleva varias décadas en España, llegó en época de Aznar, si no recuerdo mal ¿cómo ha visto la evolución del país?
R. Es otra España. Una España que, desgraciadamente, debido a la corrupción y a la incuria bipartidista, se ha entregado al populismo de izquierdas más dañino y vulgar. La consecuencia de esto es el desencadenamiento de un proceso de extinción de los españoles libres e iguales, y la eclosión siempre siniestra de las tribus.

P. ¿Y de la clase política?

R. La clase política ha implosionado de manera dramática en las últimas décadas; se premia la ignorancia, la sumisión al jefecillo, la pereza mental y moral, y se persigue el talento y la honestidad. Es un panorama desolador.

P. Usted ha vivido en Barcelona, ¿cómo ha cambiado en estos casi 30 años?

R. Barcelona a mi llegada era una ciudad amable y segura. Ahora, sobre todo con el ascenso de la señora Colau, es una especie de peligroso vertedero. Colau es la vulgaridad, la estupidez y la bobería en el poder. Pobres barceloneses... pero ¡qué digo! los barceloneses son los responsables de que sea alcaldesa. Dice mucho de los barceloneses.

P. Pujol aparece en su obra como el hacedor de Cataluña como un feudo corrupto y xenófobo.

R. Pujol es símbolo de la corrupción y el caciquismo español. Juntos a sus aliados del PP y el PSOE, no sólo se dedicó a saquear a los españoles libres e iguales sino a establecer las bases del auge separatista, racista y supremacista en la provincia catalana. Un personaje siniestro.

P. La última, sobre su tierra natal, ¿tiene alguna esperanza en ver una Cuba democrática?
R. No creo en la tierra natal. La tierra natal es una tara, una enfermedad. Hay que alejarse lo más posible, huir lo más lejos posible de la tierra natal. Cuando uno ve verdaderamente lo que es la tierra natal, ve a un monstruo castraste y  tribal.  Nunca regresaré a Cuba. Esperanza, ninguna. Una dictadura que dura tanto degrada y envilece a sus víctimas de tal modo que terminan siendo indistinguibles del victimario. Para mantener la mirada limpia hay que huir permanentemente. Ya lo dijo el gran Thomas Bernhard: 'Ver más es huir más lejos'.

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