El director, guionista y dramaturgo Juan Cavestany es uno de los cineastas más interesantes del panorama cinematográfico español, capaz de atizar donde hace falta calor y de sacar las vergüenzas cuando nadie se atreve, ya sea en los asuntos políticos o en los más personales, si es que existen diferencias. Sus películas y sus series han sido calificadas de atrevidas, graciosas, libres, surrealistas y ligeramente hirientes. Ahora, llega a la cartelera con Un efecto óptico, un laberinto narrativo y un bucle temporal en el que sus personajes están tan perdidos como el espectador lo puede estar en esta película y en su propia vida.
Carmen Machi y Pepón Nieto protagonizan esta cinta, que el director califica como una "fábula" en la que entran en juego cuestiones como el nido vacío, la soledad, la incomunicación, las crisis de pareja o la identidad, según ha señalado a Vozpópuli. Un efecto óptico, que tuvo su puesta de largo en la pasada edición del Festival de San Sebastián, se estrena este viernes en los cines españoles y promete no dejar indiferente a nadie. Él es, sin duda, el cineasta más osado del panorama audiovisual actual y esta una de las películas más atrevidas que han llegado a los cines o a las plataformas en los últimos meses.
La propuesta es aparentemente sencilla y cuenta con unos personajes que aparentemente son del montón. Teresa (Machi) y Alfredo (Nieto) son un matrimonio residente en Burgos de unos "cincuenta y algo" que decide realizar uno de esos viajes deseados y anhelados durante años por cualquier pareja: Nueva York. Allí, guía en mano, descubren que las cosas no son como esperaban y se dan cuenta de que hay algo extraño alrededor y en ellos mismos. ¿Dónde se encuentran? ¿Qué les está sucediendo? Las preguntas son infinitas, como infinitas son las dudas del espectador a medida que avanza la trama.
Cavestany, un experto en observar los asuntos más castizos y en sacar a relucir los momentos más humanos y elementales, recurre a "la comedia de lo extraño y de lo incómodo" en esta ocasión y presenta a dos personajes tan "normales" y tan "anónimos" como cualquiera de las personas que uno se puede encontrar en el metro, tal y como señala. Ese fue precisamente el reto para los actores protagonistas: tener unos personajes "en blanco y negro" que parecen ideados para funcionar, aparentemente, como "figurantes". "Es consciente el gusto o la mirada a la gente aparentemente normal", apunta el director.
Esta pareja de cincuenta y pico casi ha terminado su función de padres en la vida, no se sabe si trabajan o no, o si están a punto de jubilarse, y empiezan a entrar en la zona generacional de lo invisible, en el cine y en la vida
Sin embargo, lo que aparentemente es sencillamente normal es en realidad la mecánica más habitual que existe para el ser humano y espejo en el que se mira cualquier espectador, porque esta pareja de "cincuenta y tantos", tan anodina y tan poco atractiva, representa el dilema de la identidad. "Esta pareja casi ha terminado su función de padres en la vida, no se sabe si trabajan o no, si están a punto de jubilarse, y empiezan a entrar en la zona generacional de lo invisible, en el cine y en la vida", señala.
Artesano español de la comedia
Cavestany escribe, dirige y produce esta historia hilarante con tintes cómicos y dramáticos, una triple responsabilidad que le lleva a ser más vigilante con su trabajo. "Si eres un irresponsable, te dispara a cualquier lado, pero a mí esa especie de libertad me confronta más conmigo mismo y me obliga a ser controlador. Al final, cuando no hay nadie señalándote, te obligas tú mismo a hacer esa función", cuenta.
La trayectoria de este cineasta es impecable. Su nombre está detrás de las series 'Vergüenza', 'Vota Juan' y 'Vamos Juan', sin duda las mejores comedias españolas de los últimos años, películas como 'Gente en sitios' (2013) y obras de teatro como 'Urtain' (2008), con la que ganó el premio Max al mejor autor teatral en castellano en 2010.
Según cuenta, desde niño fue "muy observador" y siempre ha mantenido "cierto grado de preocupación o inquietud" respecto a los conflictos de las personas. En el cine ha encontrado un "vehículo idóneo" y, aunque no se considera un cineasta "especialmente atrevido", cree que no tiene el "pudor de mostrar ciertas incomodidades que pueden pasar desapercibidas" por su magnitud, pero que cuando se exponen "de forma clara" se hacen "muy patentes". Desde la comedia y desde la sencillez, Cavestany demuestra que posee un don para contar.
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