Es tanta la grandeza de Alberto Aguilera Veladez (1950-2016), el cálido Juan Gabriel, que cuesta encontrar un mérito por el que empezar a describirle. Podemos arranchar con una auténtica hazaña sociológica: estamos ante un homosexual que logró convertirse en el gran ídolo nacional del país más machista del planeta. Además, con la intuición que le caracterizaba, decidió no hacer bandera de su condición sexual y aprovechar su experiencia personal en favor de un estilo de cantar que seducía igualmente a hombres y mujeres. “Lo que se ve no se pregunta”, respondía ‘Juanga’ cuando intentaban arrinconarle sobre sus preferencias.
El reguetonero J.Balvin cita esa famosa frase en su éxito “Ritmo” (2019), cantado junto a Will.I.AM de Black Eyed Peas. Por su parte, Bad Bunny menciona el himno “Querida” en su tema “Yo visto así” (2020). "Como Juan Gabriel cantando 'Querida'/ nunca dejo que el odio decida". No son los únicos que crecieron mamando el repertorio del mexicano: resulta emocionante charlar sobre Juan Gabriel con el ídolo popular chileno Aldo Asenjo, alías “Macha”, vocalista de los superventas Chico Trujillo. Esto me dijo cuando le entrevisté para Vozpópuli en octubre de 2019: “Cuando murió Juan Gabriel, que es un héroe de la música popular, hubo una bonita reacción de todo México. Expulsaron al director de la televisión de la universidad de México (Nicolás Alvarado) porque dijo que encontraba que su música era ‘naca’ (equivalente mexicano a ‘choni’ o ’barriobajero’). No te puedes meter con Juanga”, celebraba. También destacó que su disco en directo Juan Gabriel en el Palacio de Bellas Artes (1990-BMG ARiola) era un pedazo de historia, crucial para la música popular de América Latina.
Precisamente en Bellas Artes se instaló la capilla ardiente del divo de Juárez. Más de setecientos mil devotos pasaron para darle el último adiós. Hoy Ciudad de México sigue siendo suya, ya que su voz y sus canciones se escuchan tanto si paseas por un barrio humilde, una urbanización de lujo o un garito de la zona rosa. ¿Qué tenía Juan Gabriel que no ofreciesen los demás? En un excelente obituario, el poeta y periodista cultural José Homero explicó las limitaciones de su registro: siempre fue “falto de voz, líricamente limitado, formalmente predecible, rabiosamente aficionado en la composición, constreñido al pudor y al lugar común de la moral familiar”. A pesar de todo, su mezcla de honestidad y sencillez le convirtió en "el pedagogo sentimental de al menos cinco generaciones de mexicanos" (y de otros tantos hispanohablantes). No es poco récord.
Romance de Juan Gabriel con España
Juan Gabriel tuvo una intensa relación con España, especialmente con divas de la canción folclórica como Rocío Dúrcal e Isabel Pantoja, que crecieron artísticamente gracias a su repertorio. Llegó incluso a escribir una devota canción a la Virgen del Rocío para el disco más andaluz de Pantoja, Desde Andalucía (1988). Por desgracia, el status quo de la industria musical y mediática española le vio demasiadas veces como un mono de feria. Muchísimos televidentes de nuestro país le conocen solo por una aparatosa caída del escenario, emitida en bucle por el programa de cotilleos Aquí hay tomate .
El periodista musical Luis Troquel ilustra este desencuentro con una historia entre bambalinas: “Como cantante, Juan Gabriel era bastante desconocido para el público español . Su nombre sonaba a casi todo el mundo por sus composiciones, no como intérprete. En los últimos años, su estatus aquí degeneró hasta convertirse en carnaza televisiva, donde hablaban de él como si se tratara de un friki complementario a otras figuras. Este próximo noviembre hará veinte años de su visita para recoger un premio Ondas. Cantó un estremecedor 'Inocente pobre amigo' sin que la asistencia eminentemente VIP de este tipo de galas le prestara demasiada atención. En cambio, en los camerinos, los otros artistas latinos premiados (Jennifer López, Paulina Rubio y Carlos Baute) le rendían pleitesía como el mito en vida que era”, recuerda.
Vino muchas veces a España, pero más a divertirse con su amiga Isabel Pantoja que a promocionar su música
El análisis de Troquel huye de victimismos: “Al igual que otros colosos latinoamericanos, si nunca fue una estrella en España fue por decisión propia. Apenas vino nunca de promoción, ni a actuar. En aquella ocasión yo le pregunté si era cierta la leyenda de que no venía porque le daban miedo los viajes largos de avión y me confesó que en absoluto. Que él había venido por aquí muchísimas veces; a divertirse con amigas como Isabel Pantoja. Y a menudo en secreto, pues la supuesta aerofobia era una excusa que daba a la discográfica para que no le hicieran trabajar tanto. De hecho, coincidiendo con los Ondas, presentaba un disco especialmente grabado para el mercado español cuyo ambicioso plan de promoción suspendería a la primera de cambio”, lamenta.
Sin miedo a los sentimientos
Era alguien muy querido entre sus compañeros. En el disco 'Los dúos’ (2015), logró reunir a Andrés Calamaro, Isabel Pantoja, Marc Anthony, Vicente Fernández y Laura Pausini, entre otros superventas internacionales. "Como bien sabe la historia de la música popular, del blues al rock, del vals al punk, de la cumbia al britpop, importa más la huella social suscitada que su formato, virtuosismo o depuración”, explicaba Homero en su obituario. También supo dar la clave de la grandeza de Juanga el novelista y periodista cultural Wenceslao Bruciaga: "Alguna vez Charles Bukowski dijo de John Fante que al fin se había topado con un escritor que 'no le tenía miedo a sus sentimientos'. Inocente pobre amigo: si Bukowski hubiera escuchado a Juan Gabriel cantando con el corazón en la mano se hubiera quedado pendejo”, resume. Canciones como “Costumbres”, que trata de un amor muerto-pero-lacerante que continúa por pura inercia, demuestran su enorme voltaje poético. Mejor escucharla que explicarla:
Los políticos saben que elogiar a Juan Gabriel es ganarse al pueblo. El día de su fallecimiento expresaron sus condolencias celebridades como Barack Obama y Enrique Peña Nieto, aunque Mariano Rajoy no tuvo ese detalle. Hace tres semanas, en plena crisis de popularidad, el presidente Andrés Manuel López Obrador animó una comparecencia pública con imágenes y música de Juan Gabriel y Rocío Dúrcal. A pesar del ser militante fiel del PRI la mayor parte de su vida, Juan Gabriel se ganó a todos los mexicanos, que le veían como encarnación del espíritu nacional, a la vez trágico, sensible y hedonista.
Este mes se celebró otro gran aniversario: el cuatro de agosto se cumplía medio siglo del primer álbum de Juan Gabriel, titulado El Alma Joven (1971). El carácter popular de sus canciones queda claro con clásicos como “No tengo dinero”, que podrían seguir cantándose en 2021: “No tengo dinero, ni nada que dar/ lo que que tengo es amor para amar”, reconocía ante todos. La portada mostraba a un ‘Juanga’ melancólico, con camisa de cuello ancho y dibujos piscodélicos, posando junto al zócalo de la columna de la independencia en el Paseo de la Reforma. Esa imagen icónica es ahora un mural en su ciudad, Juárez, en la zona de los bares donde se fogueó como intérprete, los célebres Don Félix, el Faro y Noa Noa, antro protagonista de su himno más alegre.
Sony Music México lanzará en Navidades una caja recopiladora con las mejores canciones de Juan Gabriel, bajo el título 50 años de ser el Divo de Juárez. Serán cinco vinilos o tres cedés y DVD. También estará disponible en las principales plataformas digitales. Juan Gabriel lleva cinco años muerto, pero nadie duda de que está destinado a perdurar para siempre como uno de los grandes clásicos de la canción popular en nuestro idioma.
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