El trap se ha comido casi toda la actualidad de las músicas urbanas en España, pero los clásicos del 'underground' siguen en activo, algunos en excelente forma. Es el caso de Juan Ignacio Guerrero Moreno (Gerona, 1978), cuyo nombre empezó a sonar a finales de los noventa por su pertenencia a Alta Escuela, donde también militaba el legendario rapero sevillano Tote King. El estilo de Juaninacka, crudo y callejero, apuesta todo a la credibilidad y sigue funcionando en Notas de audio (2021), una colección de cinco canciones que demuestran que el hip-hop no está reñido con la madurez. El rimador respondió las preguntas de Vozpópuli a través de correo electrónico.
Pregunta. En la canción “Bushi” habla de que algunos “para sentirse vivos/ tienen que sentirse divos/ sé lo que digo/ es un sentimiento adictivo/ tanto, que pesa más que las familia y los amigos”. ¿Cuál fue su etapa artística de mayor divismo y cómo la manejó?
Respuesta. Es difícil resumirlo en una etapa concreta; ha habido momentos, espaciados en el tiempo, en los que me ha costado aceptar críticas negativas, pero nunca guardaría rencor por algún comentario sobre lo que hago, incluso destructivo, que no haya querido escuchar. A lo largo de los años he conocido a mucha gente que se han creído la película, pero eso pasa en las artes, en las ciencias y en la vida en general, que es precisamente la que te da curas de humildad a medida que va pasando el tiempo y, si eres medio espabilado, aprovechas las lecciones y te quedas con la copla.
P. “Teatro” comienza con un alegato anarquista. ¿Es la filosofía política que más le interesa? ¿Cómo se traduce en su vida cotidiana?
R. El audio en cuestión está tomado de una entrevista que le hizo Jesús Quintero a José Luis Sampedro y que rula por YouTube, la recomiendo. Más que un alegato, lo entiendo como una definición llana y por ello interesante. Como filosofía propone mantener una mentalidad crítica, que cuestione las estructuras de poder existentes y busque alternativas, lo cual me parece positivo. En la vida cotidiana pensar así puede ayudar a tener la mente abierta y desarrollar la capacidad de formarte tus propias ideas y opiniones.
P. “Represento a la plebe que pasa el verano en casa imaginando vacaciones en la nieve”, rima en “Clandestino”. Mi impresión es que apenas quedan raperos que sientan conexión con las clases populares, o al menos son pocos respecto a los que se sienten únicos y especiales. ¿Qué vínculos diría que le unen a “la plebe” en esta etapa de su vida?
R. Es interesante que digas eso; el rap, con todo su contexto e historia, es otra forma más de expresión musical. Tal vez sientes esa desconexión porque tienes la impresión de que debería contener un mensaje o trasmitir algún tipo de emoción profunda, de hecho eso mismo creen muchos afines al género, pero no es así. Su valor es que, precisamente, refleja los valores y la visión del mundo de quien se expresa a través de él, y lo cierto es que vivimos en una sociedad superficial, materialista e individualista, así que es lógico que los artistas reflejen eso. La música será lo que sean las personas que la hacen, o lo que estas pretenden ser. Respecto a mis vínculos con la plebe, creo que está claro que soy uno más y como tal formo parte de ella. Todos vivimos casi las mismas experiencias a través de diferentes filtros como pueden ser el género, la sexualidad, el estatus económico, la educación, etcétera, pero he comprobado que en general nos parecemos todos entre nosotros más de lo que nos gustaría admitir. Las personas tenemos necesidades y aspiraciones similares, nadie es tan especial ni distinto, salvo en las historias que nos contamos a nosotros mismos o nos cuentan los demás. Tener esto claro simplifica las cosas, te pone los pies en la tierra.
Hay que dejar que la música fluya y si queda ñoño, al menos que sean ñoñerías de las que salen del alma", explica
P. “Cambiar el juego” suena un poco ambigua, aunque parece tratar sobre la importancia de los pequeños cambios de enfoque en la vida, ¿no?
R. Es ambigua porque efectivamente no está escrita con ningún hilo conductor, me limité a dejarme llevar hasta que me pareció que estaba terminada. Es la letra más "freestyle" del EP, por eso no puedo decirte que está inspirada en algo concreto, más allá de la inquietud por expresar ciertas ideas.
P. Algunas rimas de “Milagro” pueden sonar a libro de autoayuda, en el sentido de que comparte consejos de vida. ¿Son estas canciones más complicadas de escribir que el resto? Pienso que no todos los raperos llegan a estas edades con cosas que decir y quienes lo hacen deben tener mucha mano izquierda para no sonar demasiado ñoños.
R. Tal vez la cosa está en no forzarlo. No obligarse a dar un mensaje porque sí. Hay que dejar que fluya y si queda ñoño, al menos que sean ñoñerías de las que salen del alma. Entonces, si realmente sientes la necesidad de contar una historia, de hablar sobre algo, el tema se escribe solo.
P. ¿Cuáles son sus canciones preferidas de raperos cuarentones?
R. Bueno, pues hay algunos. De esa quinta mis favoritos son Royce Da 5'9", Roc Marciano y Black Thought de The Roots. Casi todo lo que hacen me gusta; mi tema favorito de Roc Marciano es "Power", de los otros dos artistas, según el momento.
P. También en “Teatro” habla de las tres décadas que lleva dedicado al hip-hop, insistiendo en que vivió “una época mítica”. ¿Cuál ha sido para usted la época más intensa como oyente?
R. Mítica en el sentido clásico de antigua, porque como señalas llevo ya unos años por aquí. La más intensa fue la de adolescencia/juventud. No tenía acceso a la música como ahora y cada nuevo disco que llegaba a mis manos era oro puro, nada importaba más que eso. Era como conseguir piezas de un puzle interminable que se volvía cada vez más interesante. Ahora te ves Hip Hop Evolution en Netflix y lo comprendes todo del tirón. Lo que hubiera dado por ver una serie documental así hace 25 años.
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