La directora Maite Alberdi entró en la intimidad de la pareja formada por Augusto Góngora y Paulina Urrutia casi de manera casual. La cineasta creció viendo los programas de él, periodista, y los proyectos de ella, actriz, docente y ministra de Cultura de Chile entre 2006 y 2010. Fue en la universidad donde les conoció, donde Urrutia iba siempre acompañada por Góngora a las clases o las reuniones cuando el Alzheimer exigía un acompañamiento constante. Su unión inquebrantable se convirtió en el germen de La memoria infinita, un documental que más allá de la enfermedad es una historia de amor.
"Es el ejemplo de lo que yo entiendo como una buena forma de cuidados, estar en el mundo y no aislar al paciente ni al cuidador", ha señalado Alberdi durante una entrevista concedida a Vozpópuli con motivo de su visita a Madrid para presentar esta película, que forma parte de algunas quinielas para entrar en la lista definitiva de nominados a los Oscar. Su anterior película, El agente topo (nominada al Oscar), era la "antítesis" de este largometraje que presenta, puesto que en aquella película los personajes "estaban aislados de la sociedad y totalmente solos".
Fue Góngora quien convenció y quien insistió a su pareja para hacer este proyecto, primero porque estaba inmerso en una campaña para visibilizar el Alzheimer, y segundo, porque él contaba con una trayectoria larga a sus espaldas como periodista, en la que cientos de personas le habían abierto las puertas de su casa para mostrar su fragilidad. "Es uno de sus mayores actos de consecuencia, dejar que le filmasen a él en sus últimos años de vida", añade.
"Hemos estado acostumbrados en la ficción a una narrativa del Alzheimer como películas de terror, donde todo se cuenta desde la pérdida. Y aquí también, pero hay cosas que quedan, un amor y unos sentimientos que son constantes"Maite Alberdi, cineasta
A pesar de la naturaleza degenerativa inevitable de esta enfermedad, el documental rezuma cierto optimismo y alegría, algo que tiene que ver, según explica la directora, con una forma de entender el Alzheimer como "un desafío" y no "como una tragedia". "Están al día a día, tienen momentos pésimos y ortos buenos, pero al final es un buen balance. Hemos estado acostumbrados en la ficción a una narrativa del Alzheimer como películas de terror, donde todo se cuenta desde la pérdida. Y aquí también, pero hay cosas que quedan, un amor y unos sentimientos que son constantes, que te hablan de la verdadera memoria. Vivir el presente recordando siempre el pasado", agrega.
El amor siempre se relaciona con los recuerdos y la historia de la pareja en ocasiones define en gran medida la relación. Sin embargo, La memoria infinita demuestra que eso no importa tanto, que el amor existe incluso cuando él no recuerda cómo se conocieron o cuál fue su primera cita. "Para que exista esa memoria emocional de hoy se constituyó en base a esos recuerdos. Ella lo quiere cuidar y lo cuida feliz, pero ella también fue cuidada durante veinte años. Todo depende de lo que construiste", matiza. Ante todo, La memoria infinita es una historia de amor "profunda" y narrada "en el tiempo", con "las mismas emociones y desafíos" que cualquier otra.
El rodaje tuvo lugar durante cinco años. La relación se construyó poco a poco y al principio iba una vez a la semana a rodar a su casa, con un equipo pequeño de personas, entre ellas el cámara que había participado en todos los programas de Góngora. El rodaje se extendió hasta un año antes de que él muriera, en mayo del pasado 2023, y la última escena que grabó fue la última que aparece en la película. "Fue mi último día porque por primera vez en cinco años me sentí incómoda, porque por primera vez él estaba diciendo que no era el mismo, que no se sentía cómodo", cuenta.
La memoria infinita: la vida que no se ve
Los protagonistas de esta historia son dos personalidades relevantes de la vida política, periodística y cultural de Chile que muestran el lado más vulnerable de la vida. "Es la humanidad real, eso es la vida y lo que no vemos. Es una valentía mostrar la fragilidad, no avergonzarse. Eso, para un hombre público que construyó su imagen durante tantos años, es lindo también porque se entiende como parte de la vida. El éxito del hombre poderoso y la fragilidad final. Paulina dice que el Alzheimer nos recuerda que somos humanos. Esto pasa y no hay por qué esconderlo o mostrar solo un pedazo", señala Alberdi.
El éxito de La memoria infinita, que se presentó en la pasada edición del Festival de San Sebastián y que logró desmarcar en la taquilla de Chile a Barbie y a Oppenheimer en su estreno, es, a juicio de la directora, lo mucho que toca al espectador. "Es una discusión que no está tan abierta todavía. Todos lo viven bien callado, bien escondido y en lo doméstico, pero no en los espacios públicos", cuenta Alberdi, que se sorprendió al ver cómo los cines se llenaban de jóvenes.
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