Según la prensa de la época, sus pies llegaron a estar valorados en "millón y medio de pesetas". Bailó para los ojos de personalidades de la cultura como Dalí, Gala o Marcel Duchamp, estuvo acompañada a la guitarra por Paco de Lucía o Peret y los medios de comunicación la consideraron durante un tiempo la mejor bailaora de flamenco del mundo. La Singla, una joven gitana procedente de un barrio humilde de Barcelona, acaparó la atención de medio planeta con su tormenta interior, su danza abrupta, sus movimientos salvajes y su mirada profunda y magnética. Sin embargo, hubo un punto y aparte en sus apariciones públicas y nadie supo más de ella.
Ahora, la cineasta Paloma Zapata trata de resolver el misterio en torno a su figura con el documental La Singla, que se presentó en la pasada edición del Festival de Málaga y fue seleccionada en Docs Barcelona, donde recibió el Premio del Público y una Mención Especial del Jurado. La cinta llega esta semana a los cines españoles para buscar la pista de la bailaora en sus 50 años de silencio desde que desapareció de la vida pública, de los periódicos, los festivales y los tablaos después de haber enamorado al público nacional y extranjero.
El rostro, la gestualidad y la fuerza que desprendía La Singla era un enigma que podía entenderse, en parte, por una limitación corporal que ella pronto convirtió en virtud: a los pocos días de nacer, y debido según los médicos a una meningitis, se quedó sorda y tuvo que aprender a vivir con esta dificultad.
"Empezó a buscar en la danza una forma de expresión en el aislamiento que sentía y en su forma de moverse, golpeando muy fuerte era para poder sentir las vibraciones y poder bailar al ritmo"Paloma Zapata, cineasta
"Fue capaz de integrar su propia discapacidad en su arte, porque su sordera forma parte de su baile. Empezó a buscar en la danza una forma de expresión en el aislamiento que sentía y en su forma de moverse, golpeando muy fuerte era para poder sentir las vibraciones y poder bailar al ritmo. Iba contando para sí el ritmo que su madre le había enseñado, chasqueando los dedos para sus ojos, y era el resto de músicos quienes la seguían a ella. Era la que dirigía al resto de músicos y, al final, se convierte en algo muy especial y único", explica la directora en declaraciones a Vozpópuli.
Zapata cuenta en esta cinta con el testimonio, entre otros, de la fotógrafa "Colita", o los bailaores Juan Miguel Rother "Miguel Vargas" y María Ángeles Narvaez Anguita "La Niña del Silencio", y nace a partir de la preparación de su documental Peret, yo soy la rumba (2018), con el que descubrió imágenes de esta icónica artista. "Me llamó la atención su imagen porque a pesar de ser una adolescente, baila con el pelo suelto y pantalones, muy empoderada y salvaje, y esa mirada", cuenta.
La singla camina entre la historia real y una búsqueda de información de un personaje desconocido para la mayoría, por lo que invita al espectador a involucrarse en un juego detectivesco en el que "integra elementos de ficción" y que "estructura como un thriller en el que se recaban pistas para construir al personaje y desvelar algunos de los misterios".
Al mismo tiempo, este documental también hace justicia al recordar a un personaje olvidado que traspasó las fronteras españolas. "Es inexplicable por qué alguien como La Singla, como un talento tan grande, con una historia de superación tan importante y una carrera internacional tan potente siendo tan solo una adolescente, acaba en el ostracismo. El documental plantea algunas posibles explicaciones pero la idea es que el espectador pueda sacar sus propias conclusiones y buscar respuestas a por qué una mujer gitana, pobre y sorda luego desaparece", apunta la directora.
La Singla: talento y desgracia
Antonia Singla Contreras, nombre real de la artista, nació en 1948 en las barracas de la barriada de Somorrostro de Barcelona, en una época en la que en esta zona las casas se levantaban por la noche de manera clandestina entre la vía y el tren y el mar para que la policía no pudiera detener la construcción. Cuando había tormenta, el agua entrada en estas viviendas, y allí los niños pasaban gran parte del año en bañador, jugando en la orilla de una playa poco salubre.
"La historia de Antonia es la de otros niños artistas con talento, cuyos padres descubren una fuente de ingresos y los explotan"Paloma Zapata, directora
De allí también procedía Carmen Amaya, amiga de la madre de La Singla, Rosa. La famosa bailaora coprotagonizó junto a Antonio Gades Los tarantos (1963), en la que también aparecía Antonia de niña, a quien inmortalizó con su cámara la famosa fotógrafa Colita. Con ella y otras personalidades de la cultura, y siempre acompañada por su madre, empezó a formar parte de veladas en las que bailaba para el placer de todos. Sin embargo, su padre, una figura ausente en gran parte de su infancia, pronto vio desde Francia -donde residía- el potencial de la niña, así que quiso hacerse con el control y con el negocio.
"La historia de Antonia es la de otros niños artistas con talento, cuyos padres descubren una fuente de ingresos y los explotan. Este era el caso de Antonia: venía de una familia pobre, su padre vio una fuente de ingresos y el talento de La Singla se convirtió en su propia desgracia. Entramos en la salud mental como otras historias más actuales, como Britney Spears o Amy Winehouse", cuenta.
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