Cultura

Solana, director del Thyssen: la Ley de Mecenazgo puede esperar

Para el director artístico del museo madrileño es preferible una ley en las mejores condiciones posibles. Ve improbables las rebajas fiscales a los mecenas en este momento.

En poco menos de un año el Museo Thyssen-Bornemisza ha perdido el patrocinio de Fundación Caja Madrid y 30% de la aportación de los Presupuestos Generales del Estado. Eso, sin contar la venta que hizo Carmen Thyssen de una pieza de su colección, La esclusa, de John Constable, en la casa de subastas Christie's por 26 millones de dólares. Las cosas están torcidas en lo que a dinero se refiere, tanto para el museo como sus patronos. A pesar de eso, su director artístico, Guillermo Solana, intenta plantear alternativas y ponderar recursos.

En una entrevista concedida este fin de semana a la agencia de noticias Europa Press, Solana reconoció que una de las respuestas idóneas a la situación actual de los museos e instituciones culturales sería la Ley de Mecenazgo propuesta por la Secretaría de Estado de Cultura. Sin embargo, y aunque insiste en que sería una bendición, Solana no se hace ilusiones. Para el actual director artístico del Thyssen, esta ley debe aprobarse con "las mejores condiciones posibles", por lo que considera que será "mejor" esperar a que "cambie la situación económica", tal y como recoge la noticia difundida por la Agencia. "Es quimérico pretender que ahora se vaya a relajar la presión fiscal, sería un poco suicida cuando hay prioridades tan urgentes", opina.

Preguntado por el peligro de que pasen los años y no exista una Ley de Mecenazgo, Solana indicó a la prensa que "el tiempo perdido es el de antes, el de la prosperidad, cuando esto no se hizo". "Una vez que uno está en la crisis, ¿qué remedio hay?", cuestiona el director artístico del Thyssen. En este sentido, defendió la "acertada decisión" que tuvo José María Lassalle de ponerla en marcha, y ha indicado que sería "injusto" reprocharle tanto al secretario de Estado de Cultura como a su equipo que no haya podido salir adelante aún. "Hacienda no puede permitir en estos momentos que las desgravaciones sobrepasen cierta medida. Necesita todos los recursos, así que es el peor momento para iniciar esto", opina.

Caja Madrid

A pesar del mal tiempo, Solana ha sacado pecho con la gestión que ha hecho el Thyssen de la crisis. Creatividad y previsión han sido las armas que el Museo, dice, para combatir posibles dificultades tras la pérdida hace más de un año del patrocinio de la Fundación Caja Madrid, con la que organizaron por última vez una exposición dedicada a Marc Chagall."Lo sabíamos desde hace un tiempo atrás, así que hemos adaptado los proyectos", ha explicado el director de la pinacoteca. ¿La solución? "Planificar exposiciones y programar de otra manera", señala.

En concreto, las exposiciones que organizará el Thyssen entre 2014 y 2016 serán más monográficas, con "menos cuadros pero muy bien seleccionados", explica Solana. Uno de los ejemplos es la muestra dedicada a Pissarro que se exhibe actualmente, en la que se renunció a cuadros que "no encajaban tan bien en el discurso curatorial".

El único escollo, insiste Solana, no es cómo planificar futuras exposiciones, sino cómo financiarlas. "Por primera vez sin Caja Madrid y también con el recorte del 30 por ciento en la aportación del Estado, este año nos hemos salvado gracias al éxito de Chagall, Hopper y Gauguin y Cartier, todas ellas exitosas por encima de las previsiones", cuenta.

Crisis: “En la cultura se han dilapidado y derrochado recursos”

El director artístico del Thyssen no cree que la crisis vaya a dejar "daños irreparables" y confía en que los "efectos perjudiciales para la cultura serán reparados en unos años".

De hecho, Solana cree que aunque la mayor parte de las consecuencias de la crisis son negativas y a pesar de que pueda sonar "poco popular" decirlo, opina que la situación actual también tiene algunos efectos positivos. El principal: ser consciente del derroche que ha existido en este ámbito, al igual que ha ocurrido "en otros campos".

 "En la cultura se han dilapidado y derrochado recursos en cosas que no eran prioridades. La crisis debe servir para ajustad la noción de lo que necesitamos", indica Solana, quien pone de ejemplo las "obras faraónicas, los museos de arte contemporáneo cada 50 kilómetros, o los edificios de arquitectos internacionales" que han tenido un coste "carísimo para el Estado".

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