El 155 está en el aire, apretando las tuercas. La polea del día que se parece al anterior, y al anterior a ése, y al anterior al anterior. Una marcha atrás permanente. Para dar una patada hacia adelante, mejor un libro que otra cosa. Por aquello de lo saludable. Eso, un libro. O dos. O tres... Los necesarios. Una farmacopea literaria que arregle esta ansiedad perpetua. Con esa intención, en Vozpópuli reunimos cinco libros, recién salidos de imprenta que calman cualquier humor... incluso el más espeso.
Comienza el repaso con una dosis de "periodismo estepario", como se refiere el periodista y poeta Antonio Lucas a la obra de Julio Camba (Vilanova de Arousa, 1884-Madrid, 1962), ese abrevadero gallego del que hoy beben los nuevos columnistas. No le falta razón a Lucas, porque algo de aspereza hay en estas páginas. Se trata de Crónicas parlamentarias, el volumen que la editorial Renacimiento publica en su colección Los cuatro vientos y que reúne los textos dispersos del Camba más joven, pero no por ello menos ácido y lapidario. Despierta risas en el lector, acaso por la insolencia que imprime la juventud en la reserva innata de talento con la que cuenta un escritor, por muy joven que sea. Y este es el caso.
Diario de un escéptico. Ese fue el rótulo con el que Julio Camba dio título a su columna en el diario España Nueva, cabecera de ideología republicana, para ejercer como cronista parlamentario en la legislatura que inauguraba el denominado "gobierno largo" de Antonio Maura. Los textos reunidos abarcan desde la primavera de 1907 hasta el año 1909. Un todavía desconocido Julio Camba describe estampas demoledoras. Desde la costumbre de los legisladores que ocupan su tiempo en "hablar por hablar", o las "sesiones que no merecen el nombre de sesión" hasta el sopor que le genera el elogio de las codornices del marqués de Villaviciosa o el asombro por las grescas, esas sí vivaces, de si las mujeres deben o no votar. El volumen está acompañado de un prólogo de David Gistau y un estudio introductorio de José Miguel González Soriano.
También del sello Renacimiento conviene citar otra lectura. Coincida o no el lector con las apetencias ideológicas de Mario Vargas Llosa, el libro La ciudad y los perros. Biografía de una novela, de Carlos Aguirre, regala sesiones de regusto e incluso 'recochineo', con perdón de tan poco conveniente adjetivo. Pero es así. Publicada en 1963, esta primera novela de Mario Vargas Llosa es la coordenada, el meridiano de Greenwich del Boom Latinoamericano. Y Aguirre consigue extraer todo su valor. El investigador y profesor de historia relata los entresijos del libro con rigor. Incluso declarándose en desacuerdo con algunas ideas del Nobel, actúa con honestidad.
En La ciudad y los perros. Biografía de una novela , Carlos Aguirre significa no sólo la calidad literaria de la estructura del libro, sino la musculatura vital de sus páginas. Narra cuánto del Vargas Llosa que estallará en La casa verde o Conversación en la catedral, está contenido en esa oscura novela que transcurre en el Colegio Militar Leoncio Prado, y en el que puede que se halle la explicación de esa visión elitista y vertical que tiene Vargas Llosa de lo colectivo y lo ciudadano. En este libro hay de todo: desde las muchas fintas a la censura que puso en marcha el editor Carlos Barral para publicarla hasta las exageradas fiebres que sufrió Vargas Llosa acometiéndola. Un libro interesante, riguroso y honesto.
El tercer título da volantazo. Pero merece la pena. Este título se trepa al lomo exagerado de Leonard Cohen, el cortijo adolescente que todos -usted y yo, lector- concedemos al reblandecimiento. Se trata de El juego favorito, una novela de aprendizaje del cantautor. La publicó Edhasa en España en 2009 y ahora la recupera el sello Lumen con un melancólico prólogo de Ray Loriga. En sus páginas, Cohen retrata la vida de Breavman, un niño judío que crece en el Montreal de los años cincuenta. Descendiente de una de las familias más ricas de la ciudad, propietaria de fábricas y otros establecimientos, el narrador se cuenta en episodios mínimos: el padre enfermo, el primer amor, la amistad. La imagen de una rata muerta cose el hilo de una novela de pocas palabras. Casi lírica. El mundo crepuscular que Cohen no paró de cantar a lo largo de toda su vida.
Rematan la selección dos títulos más. Uno de ellos pertenece a Errata Naturae, que se desmarca con una elegante edición -tapa dura, ilustraciones de lujo, gramaje casi culposo-. Hay que decir que Mary Beard, la historiadora y Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales que despierta entusiasmos en muchos, lo tiene como libro de cabecera. Se trata de Atlas de las constelaciones, el volumen que la escritora Susanna Hislop y la ilustradora Hannah Waldron dedican para guiar a los lectores por la cartografía mítica y cultural de las de las ochenta y ocho constelaciones que componen el cielo nocturno. Una libro bello como la noche. La frase, valga decir, es de los editores. Pero no le quita ni un gramo de verdad. Por favor, lector, sea compasivo: no lo lleve en el metro. Es un ejemplar que merece tiempo, mimo. Picoteo lector.
Cierra la farmacópea el libro Una nueva mujer. Relatos de escritoras estadounidenses del siglo XIX, publicado por el novísimo sello Dos Bigotes. En sus páginas, se reúnen los textos de 10 autoras que "desafiaron las convenciones sociales con su escritura". Y sí, lo hicieron. Por su rareza, su callada y bella histeria. Las autoras elegidas por Gloria Fortún para esta antología coquetean con la idea del 'empoderamiento', pero defienden las lecturas impuestas con una prosa a veces directa y violenta, y en otras con calladas estampas de ansiedad. Kate Chopin, Willa Cather, Sarah Orne Jewett, Charlotte Perkins Gilman, Sui Sin Far, Zitkala-Ša, Susan Glaspell, Harriet E. Prescott Spofford, Catharine Maria Sedgwick y Mary Austin son las diez escritoras que forman parte de este libro.
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