Cuesta pensar en Estados Unidos -la tierra de las oportunidades- como un país con ciudadanos pobres. Pero la nación emprendedora y hasta hace unos años la potencia hegemónica indiscutible tiene un total de 37 millones de habitantes que viven en situación de pobreza, el equivalente a la población de California, Alaska y Wyoming. Así lo cuenta el profesor de historia contemporánea e investigador Stephen Pimpare en el libro Historia de la pobreza en EEUU, un ensayo que aporta documentos, estadísticas y testimonios para comprender qué ocurre bajo la apariencia y el éxito de una gran nación.
Según palabras de su propio autor, ésta no es una recopilación cronológica. Es más bien temática. Como parte del objetivo consiste en desentrañar lo parecida que es la experiencia de la pobreza a lo largo de toda la historia de Estados Unidos, el volumen avanza y retrocede rápidamente entre diferentes periodos históricos, ya que pretende describir la pobreza y la asistencia social desde la perspectiva de los norteamericanos pobres y dependientes de las ayudas.
Esta obra del profesor Pimpare, apoyada en documentos revela cómo Estados Unidos ejemplo de progreso y desarrollo económico, esconde una dramática situación de exclusión social. En su capítulo Epílogo, Tristes números, apunta la manera según la cual, según el Departamento de salud y servicios sociales, en el año 2005, de los 37 millones de estadounidenses sumidos en la tasa de pobreza, ésta era sustancialmente más alta en el caso de los afroamericanos (uno de cada cuatro) y los hispanos (tres de cada cinco). Sin embargo, el tipo de pobreza que estudia o retrata el autor llega a ser analizada desde distintos prismas, entre ellas, desde la propia definición de pobreza.
Dice el autor, citando a John Kenneteh Galbraith, que la gente experimenta la pobreza cuando sus ingresos, a pesar de ser adecuados para sobrevivir, son “radicalmente más bajos que los de la comunidad”. Así, las personas no comparan su nivel de bienestar con el de sus antepasados, sino con el de su vecino. En este caso carecen de lo que la gran comunidad considera como el mínimo necesario de la decencia; y no pueden verse libres por completo por temor a que la "gran comunidad les reproche por su indecencia". Son degradados porque, literalmente, "viven fuera de los grados o categorías que la comunidad considera aceptables".
"Prestar mayor atención a los más afectados, pero también a los más ausentes, en las historias de la pobreza y la asistencia social que se publican podría contribuir además a desterrar un cruel engaño subyacente a la cultura política estadounidense. Tal vez el credo del individualismo se ajuste bien a los más acomodados, pero representa un peligro para las clases sociales más vulnerables, que deben compartir recursos y poner en común sus necesidades", escribe Pimpare.
Pimpare recorre desde episodios del siglo XIX norteamericano pasando por referencias como el New Deal hasta llegar a la actualidad, así como las respuestas sociales que se generaron en el contexto de cada una de la fechas que menciona: "La historia de los hombres y mujeres de todas las clases sociales, colores y culturas revela un asombroso grado de lucha y acción política independiente. Las gentes de a pie desempeñaron papeles históricos complejos y elaboraron ideas políticas enormemente sofisticadas y, a menudo, muy distintas de quienes los gobernaban". El libro, reconocido con el Premio Michael Harrington de Ensayo, ha sido editado en España por Península con traducción de Ricardo García Pérez.