La historia del arte está llena de artistas que han conseguido dejar su huella en el mundo con algunas de las obras más emblemáticas que existen. La 'Mona Lisa' de Leonardo da Vinci, 'El Pensador' de Rodin, 'Las Meninas' de Velázquez, 'La Muerte de Marat' de Jacques-Louis David, 'La Sagrada Familia' de Gaudí o 'Saturno devorando a sus hijos' de Goya son algunas de ellas.
En la lista de grandes artistas se encuentra Miguel Ángel, un prodigio que tiene firmadas obras tan impresionantes como los frescos de la Capilla Sixtina o el famoso 'David'. Esta escultura renacentista hecha de mármol de carrara se encuentra, iluminada por una cúpula, en la Galería de la Academia de Florencia desde 1873.
El 'David' nació como la máxima expresión artística del ideal humanista a través de la representación del cuerpo desnudo mediante una técnica perfeccionada. Es la imagen de la potencia e independencia de los florentinos. Miguel Ángel construyó esta asombrosa escultura hace cinco siglos, a la corta edad de 26 años, para la Catedral de Santa María del Fiore.
La escultura representa a la figura bíblica de David y Miguel Ángel ha querido recrear el momento en el que se prepara la batalla contra Goliat. El artista tardó tres años en finalizarla, mostrándola al público el 8 de septiembre de 1504.
Para mantener esta figura de 517 centímetros de altura y 5.560 kilos de peso lo más parecido a sus orígenes debe llevarse a cabo un minucioso proceso de limpieza y restauración.
Limpiando el polvo del 'David' de Miguel Ángel
Ayer 25 de septiembre tenía lugar el proceso de limpieza del 'David'. Este proceso tiene lugar tres veces al año y con la Galería cerrada al público. "Es una labor muy importante que hacemos en todas las esculturas del museo, que deben ser limpiadas, desempolvadas y vigiladas para que no haya malas sorpresas", explica a EFE bajo la escultura la directora de la Galería de la Academia, Cecilie Hollberg.
La responsable de llevar a cabo esta tarea ha sido Eleonora Pucci, quien se ha subido a los andamios que rodeaban a la escultura con cepillos, brochas y una aspiradora para deshacerse de todo el polvo que cubría la obra. Mientras ella cepillaba la suciedad de los recovecos del 'David', unos aspiradores se encargaban de aspirar el ambiente polvoriento.
Debido a la definición del detalle, el pubis y la cabeza -el pelo y la cara- son las zonas más difíciles para limpiar. Es más probable que se acumule polvo en algún hueco, como en los ojos, o, incluso, arañas. Es muy importante dejar la escultura lo más reluciente posible porque el polvo podría ocasionar un oscurecimiento del mármol.
Junto a la limpieza, tiene lugar un reportaje fotográfico que deja constancia del estado de conservación de la obra. "Intentamos tener el museo limpio en todos los sentidos porque un mayor control implica menos amenazas a la escultura. El 'David' está bien, al seguro", asegura Hollberg.
La restauradora del 'David'
Eleonora Pucci, florentina de 39 años, es la responsable de la limpieza cada dos meses de una de las obras más famosas del mundo desde 2018. La restauradora ha confesado que durante su tiempo de privacidad llega a hablar con "él" y que cada vez que sube a desempolvarla siente una emoción única.
"Lo que más me intriga es imaginar qué pensaría viendo a todas estas personas que llenan el museo y que anhelan hacerse una 'selfie' o una foto con él, saber qué piensa y qué opinión tiene de todos nosotros", confiesa a EFE la joven historiadora.
"Cada vez siento una gran emoción. De hecho, cuando me preguntan cómo fue la primera vez, siempre digo que como la segunda, la tercera o la cuarta. Siempre es una gran impresión y sobre todo un gran honor. Hacer este trabajo es una gran suerte", reconoce a EFE.
A Pucci le lleva alrededor de seis horas realizar la limpieza de esta figura de grandes dimensiones. Después de desempolvarla, es ella quien realiza el reportaje fotográfico de cada centímetro del 'David' para dejar constancia de su estado.
El "David", explica la restauradora, está "bien", aunque sobre su cuerpo puedan apreciarse algunas grietas, pues el mármol es de baja calidad -no lo escogió Miguel Ángel-, mientras que el Museo controla la estabilidad de los frágiles tobillos de la estatua, recoge EFE.
Estudió en la principal escuela de restauradores de la ciudad del "Ponte Vecchio", el Opificio de las Piedras Duras, especializándose en mosaicos, y después de cuatro años se licenció en Historia del Arte. Tras acabar sus estudios comenzó a trabajar durante una década por Italia: pasó por Bologna (norte), por la capital siciliana, Palermo (sur), por Padua (norte) o por Pompeya (sur), la ciudad arrasada hace dos milenios por la furia del volcán Vesubio.
Después estuvo en Canadá y tras aprobar unas oposiciones consigue volver a Florencia. "Yo quería volver a Florencia, porque soy florentina, gané y pude elegir la Galería de la Academia. De este modo pude regresar, con mucho gusto".
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