Cultura

Índice literario de la miseria: así se mide el efecto de las crisis en la literatura

Un estudio publicado en la revista Plos One asegura la existencia de lo que sus autores han denominado un “índice literario de miseria”, es decir, el reflejo de la “tristeza” y el malestar social en los libros en determinado año. La variable guarda relación con los ciclos económicos negativos registrados a lo largo del siglo XX.

Existe una literatura del malestar, de la precariedad y la depresión. No es una metáfora, se trata de una afirmación. Según el estudio Books Average Previous Decade of Economic Misery publicado en la revista científica PLoS One, la literatura en lengua inglesa ha reflejado a lo largo del siglo XX los vaivenes económicos a lo largo de distintas décadas. Según los tres antropólogos y el especialista informático de las universidades británicas de Bristol, Durham y Sheffield, las páginas de los libros transmiten el espíritu de los años en los que son escritos. La reflexión es poco novedosa –se ha hablado siempre de un escritor de su tiempo o de una novela de su tiempo-. Sin embargo, hasta ahora no se había comprobado cuantitativamente.

De acuerdo con Alberto Acerbi, uno de los autores del trabajo, a partir del análisis de palabras que describen las emociones en el corpus de literatura inglesa en Google Books, se ha hallado una relación entre el estado de ánimo literario y las tendencias económicas. Ese estado de ánimo se refleja en lo que han bautizado como “índice literario de miseria” (el reflejo de la tristeza en los libros en determinado año), que evoluciona de forma paralela a los índices económicos negativos, teniendo en cuenta factores como la inflación y el desempleo.

Para fortalecer la conclusión del estudio, también se analizaron los libros escritos en lengua alemana. Los resultados obtenidos guardaban relación directa, según los autores, con los índices de miseria económica alemana. Partiendo de esa premisa, los investigadores consiguieron experiencias económicas compartidas entre los autores de la última década. En un anterior trabajo, se detectó además un descenso generalizado en el tono emocional en los libros publicados en el siglo XX –o al menos en la frecuencia de palabras emocionales-. Consiguieron además identificar ciclos comunes en las literaturas americana y británica según la existencia  de períodos de depresión anímica a causa de las desaceleraciones económicas. El síndrome Dickens ya tiene una variable científica.

A pesar de la curiosidad que pueda despertar el estudio, tiene sin embargo un cierto tono Perogrullo. La sola lectura de una determinada camada de libros arroja una panorámica del tiempo en el que fueron escritos: El gran Gatsby en el que Scott Fiztgerald transmitió la euforia previa al crack del 29; Las uvas de la ira, de Steinbeck, y su potente reflejo de la gran crisis e incluso la ansiedad de la posguerra europea presente en autores como Albert Camus.

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