Su verdadero nombre es David John Moore Cornwell, pero si nos refiriéramos a él de esta forma pocos sabrían de quién se trata. Hablamos de John Le Carré (Poole, Dorset, 1931), novelista británico que a sus 82 años presenta nueva novela: Una verdad delicada (Plaza & Janés, 2013).
Dueño de un estilo inconfundible, Le Carré lleva en su haber más de 23 novelas en 48 años. Sus primeros libros, una combinación de humor y el género policíaco más puro, terminaron destilándose en un universo de espías, dobles agentes, topos, aristócratas y elegantes sujetos del Servicio Secreto Británico. Hay quienes afirman que los agentes de la KGB amaban sus novelas y hasta personajes como George W. Bush dicen leerle, aunque este realmente, no es el más consistente de los ejemplos del mérito literario.
Famoso a raíz de sus historias con el telón de acero y la guerra fría de fondo de armario, su novela El espía que surgió del frío (1963), reconocida con el Premio Somerset Maugham y Premio Crime Writers Association Gold Dagger, fue descrita por Graham Greene como la mejor novela de espías que había leído. Cuatro años después, su primera novela, Llamada para un muerto, (1961), fue adaptada al cine con James Mason como el protagonista implicado en la investigación del suicidio de un miembro del Foreign Office, del que Carré formó parte durante cinco años.
Hay un gran número de obras de Le Carré adaptadas a la pantalla grande o chica. El Topo –que forma parte de su serie de cinco novelas protagonizadas por el agente George Smiley- inspiró la mítica serie de la BBC realizada por John Irving. Pero a esa se suman muchos otros títulos: El jardinero fiel o El sastre de Panamá. Polémico –sus desavenencias con Salman Rushdie se dieron por resueltas hace apenas un año-, John Le Carré no admite ningún tipo de premio literario ni títulos ni distinciones. A pesar de todo, algunas instituciones persisten en premiarle, como el Instituto Goethe, que le otorgó en 2011 la Medalla Goethe.
Cada vez más enojado, más enconado contra el mundo manejado por los financistas que todo lo atropellan, Le Carré transmite en sus últimos una ira contemporánea, ya sea en las acciones terroríficas de los laboratorios (El jardinero fiel) o la actual situación de los inmigrantes en la cerrada Europa de nuestros días (El hombre más buscado) o la –para él- malsana guerra de Irak (Amigos absolutos). Una verdad delicada no será la excepción. En sus páginas, el británico señala con el dedo las fisuras de la democracia y de quienes manejan el poder.
La trama arranca en 2008, en Gibraltar. Allí se organiza una operación contraterrorista cuyo nombre en clave en clave es Fauna. Su finalidad: capturar y secuestrar a un valiosísimo traficante de armas yihadista. Sus autores: un ambicioso ministro del Foreign Office, junto con un contratista de defensa privado. Tan delicada es la operación que ni siquiera el asistente personal del ministro, Toby Bell, tiene acceso a ella.
Sospechando que existe una conspiración desastrosa, Toby intenta impedirla, pero se le asigna inmediatamente un destino en el extranjero. Al cabo de tres años, emplazado por sir Christopher Probyn, diplomático británico jubilado, en la decrépita casona de este en Cornualles, y vigilado de cerca por Emily, la hija de Probyn, Toby debe elegir entre la conciencia y su deber para con su servicio.
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