Han tenido que pasar 118 días para que la música volviese a sonar en el WiZink Center de Madrid. Los encargados de hacer vibrar de nuevo sus paredes, Loquillo y los seis integrantes de su banda: Josu García, Igor Paskual, Laurent Castagnet, Pablo Pérez, Gabri Casanova y Alfonso Alcalá.
La de anoche fue una actuación histórica después de tres meses de inactividad tras la crisis del coronavirus. 1.700 personas, bajo estrictas medidas de seguridad, pudieron asistir al primer concierto de esta magnitud que se celebra tras el levantamiento del estado de alarma y en el que las mascarillas y los dispensadores de gel hidroalcohólico se convirtieron en obligados protagonistas.
‘Las calles de Madrid’ fue la canción escogida por Loquillo para matar el silencio, como reza la letra, en el Palacio de los Deportes. Frialdad y extrañeza son quizás las palabras que mejor definen la sensación vivida durante los primeros minutos del show. Al público le costó mimetizarse. También a los músicos, acostumbrados a interpretar estos clásicos del rock and roll ante miles de personas.
“Durante estos meses todos hemos perdido a gente, a familia y amigos que no volverán pero que siempre estarán en nuestros corazones”, señaló el cantante barcelonés en el ecuador del concierto, justo antes de que sonasen los primeros acordes de 'El rompeolas'.
Con esta canción, ya convertida en himno, y tras escuchar entre otras 'Territorios libres' y 'Salud y rock and roll', el WiZink Center terminó de entrar en calor. Los fans se levantaban de sus asientos para bailar y soltarse la melena y entre tema y tema, cada vez más alto, se escuchaban gritos de "loco, loco" por parte del público.
Loquillo, además de homenajear a las víctimas de la pandemia quiso recordar a sus amigos fallecidos Almudena Sánchez y David Gistau. También habló "alto y claro" de la situación que atraviesa actualmente el sector de la música, con artistas, técnicos y promotores que en palabras del cantante "merecen algo más que un nada".
Un "espejismo" de 80 minutos
El "espejismo" vivido en el recinto madrileño se extendió durante 80 minutos. Sonó 'Feo, fuerte y formal' y después de que Loquillo declarase su amor por la ciudad de Madrid, 'Cadillac solitario' puso el punto y final a un concierto que, tal y como manifestaron muchos de los asistentes, supo a poco tras demasiado tiempo sin poder disfrutar de un concierto en directo.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación