Estos poetas llevan su trabajo a cuestas y su oficina está cada día en un sitio diferente: el Rastro, el Parque del Retiro, el Templo de Debod, el Paseo del Prado… cualquier calle transitada puede convertirse hoy en el taller de estos escritores. Despliegan su mesa y montan sus máquinas de escribir, ¿sus clientes?, cualquier viandante puede conseguir un poema único solo con parar a hablar con ellos.
Pablo Urizal y Álvaro Piedelobo son poetas y escriben en las calles de Madrid. Para ello solo piden una palabra, puede ser un tema, una idea o incluso una dedicatoria, con esa premisa teclean en sus viejas máquinas y en apenas unos minutos dan forma a los versos que luego entregan a sus nuevos dueños. Son estos los que deciden qué precio ponerle después de escucharlo con las voces de sus autores; muchas sonrisas y alguna que otra lágrima también están a la orden del día en esta actividad de la que Piedelobo nos cuenta que “lo mas importante es el ejercicio de la escucha. No todo el mundo tiene la posibilidad de que la gente le escuche y menos un desconocido”. Llevan años aprendiendo y trabajando con sus máquinas de escribir, sacadas de trasteros llenos de polvo y tiendas de segunda mano, que encuentras ahora una segunda vida en las manos de estos jóvenes madrileños.
Además de artistas callejeros, también editan y publican sus poemas y los de otros autores en L’Écume Incendiaria, una editorial independiente fundada por Urizal en 2018. Con motivo del Día del Libro, Vozpópuli acompaña a estos poetas en la programación alternativa de La Noche de los Libros, que se celebra el 21 de abril en espacios culturales, bares y librerías de la capital.
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