Cultura

Arturo Valls y Malena Alterio rompen con lo "políticamente correcto" en la comedia 'Mala persona'

Llega a los cines una comedia que "no deja títere con cabeza" y que aborda "la maldad intrínseca del ser humano"

Arturo Valls en 'Mala persona'
Filmax

Una oda a las personas de corazón blanco o una crítica a quienes siempre están pendientes de aparecer perfectos en la foto social. Mala persona es una comedia que, se mire por donde se mire, trata de romper con cualquier límite, le pese a quien le pese, y moleste a quien moleste. Con Fernando Valls, Malena Alterio y Julián Villagrán -tres actores inconmesurables que revueltos ganan más peso- esta película llega a la cartelera estival dispuesta a hacer reír, sonreír o sonrojar, pero todo por una buena causa: quitar hierro y transgredir.

"Vivimos un momento en el que lo políticamente correcto es ley. Es importante también saber reírse de todo y aprovechar esta racha buenista que estamos viviendo para romperla", ha manifestado en declaraciones a Vozpópuli Fernando García-Ruiz (Odio el verano, Descarrilados), el director de esta comedia, que se estrena este miércoles en los cines.

Mala persona narra lo que le ocurre a Pepe (Valls), la mejor persona del mundo y el ser más bueno que ha pisado su barrio, cuando recibe la peor noticia posible: padece una enfermedad terminal y le queda poco tiempo de vida. Le aterra pensar en su funeral y en toda la gente que acudirá triste a él, así que pide consejo a Juanjo (Villagrán), un desgraciado y ruin pero buen amigo, que le ayudará para alejarse de su esposa, Sagrario (Alterio), y lograr que todos los vecinos borren de su cabeza la imagen idílica que tienen de él.

"Venimos de una época en la que todo tenía que ser perfectísimo, luminoso, y en la parte oscura ocurren cosas muy divertidas también" Fernando García-Ruiz, director

"La comedia nos permite jugar con el contraste y es un buen momento para ir cambiando, porque a la gente le apetece un tipo de cine más transgresor, y jugar con la comedia negra es muy divertido. Venimos de una época en la que todo tenía que ser perfectísimo, luminoso, y en la parte oscura ocurren cosas muy divertidas también", ha señalado el director de Mala persona. Así, esta película no deja "títere con cabeza" y, más allá de la enfermedad terminal que padece el protagonista, se mete con la banca, con los médicos, con la religión, la educación y con comportamientos y deseos como la codicia.

Esta película recorre con su protagonista el camino inverso al que transita cualquier ser humano en la vida real, al presentar a un individuo que busca con esmero la manera de convertirse en alguien malo y despreciable, una premisa que sitúa a esta película en un lugar privilegiado para divertir y atraer al espectador. "Es una manera de contar la maldad intrínseca del ser humano", explica el director sobre el espíritu de esta comedia, que invita a reflexionar.

'Mala persona' y el atractivo del villano

El lado oscuro interesa al lector y al espectador desde que asiste temblando a la llegada del lobo a las casas de los tres cerditos y no baja la guardia tampoco cuando entra en escena Darth Vader. "Este personaje va ganando atractivo según va siendo más malo. Hay algo en la naturaleza humana por lo que entre los malos ocurren cosas más divertidas o interesantes, cuando la bondad en realidad debería ser lo que buscamos", opina el director de Mala persona.

Su actor protagonista, Arturo Valls, cree que hay algo atractivo en "la rebeldía", algo "sexy" en quien se salta la norma. "Ha ocurrido en personajes de ficción como el primer Tony Soprano, que le rompe la cabeza a alguien y luego va al psicólogo, y entonces el espectador empatiza con él. Esto no había pasado antes en las series de ficción", cuenta.

Villagrán, por su parte, señala a Vozpópuli que esta atracción hacia lo oscuro tiene que ver también con la necesidad de "empatizar con el lado mezquino" que tienen todos los individuos y que no se permiten sacar. En su caso, da vida a alguien "egoísta, poco empático y que solo piensa en su beneficio" y que, paradójicamente, es el personaje más humano, o al menos en quien se pueden reconocer los aspectos más cercanos a la realidad que conoce el espectador. A su juicio, esta película es una "invitación a la convivencia en esta edad polarizada en la que vivimos", en la que hay que "convivir y aflojar asperezas".

"Hay que mostrar lo feo que te has levantado y el fallo que has tenido. Es humanizarnos y lo otro es mentira" Arturo Valls, actor

En un momento presente en el que todo se analiza y en el que las personas tratan de mostrar su lado más correcto en la redes, los actores están más expuestos que el resto de los mortales, algo que, en opinión de Valls, tiene que parar. "Hay que mostrar lo feo que te has levantado y el fallo que has tenido. Es humanizarnos y lo otro es mentira. Estoy más por esa labor. Tú te subes a un taxi enfadado y eso se te reprocha. Antes me esforzaba por ser diplomático y mostrar esa imagen que la gente tiene de ti. Ahora no", señala el actor.

Alterio, por su parte, cree que hay algo "contradictorio" en la idea de "mostrar la buena cara y formar parte del sistema", aunque uno luego reniegue de él. Del mismo modo, lamenta cómo han cambiado las cosas, cuando a diferencia de hace varios años, ahora "se exige hablar de más cosas". "Pienso que cuanto más anónimos seamos, mejor será cuando nos vean en la pantalla", apunta la actriz. "Nosotros dependemos de la opinión externa siempre", concluye Villagrán.

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