El eterno debate entre el ser o no ser que Shakespeare atribuyó a un príncipe danés es aplicable a la actualidad, y Alberto San Juan se convertirá, del 14 de junio al 29 de julio en el Matadero, en un Hamlet sin mallas ni abullonados, contemporáneo pero fiel al verso.
"Es un Hamlet presente, vivo y de hoy", ha explicado el director, Will Keen, en Madrid, director de esta revisión de una de las obras cumbre del literato inglés que, en cambio, sigue siendo inabarcable en su totalidad. "Es una obra tan grande que es imposible hacer todo. Solo puedes pretender tener coherencia en todo momento".
Apresurado por unos ensayos a toda velocidad y con el estreno pospuesto por esta misma causa -pasa de ser del 8 de junio al 14-, este Hamlet llega a un escenario prácticamente desnudo como es el de las Naves del Español en el Matadero de Madrid, pero con inmensas posibilidades al servicio de un material dramático célebre por su complejidad moral.
"Hamlet no es de una manera. Es de mil y las mil contrarias. Es muy humano, dominado por el dinero y la lucha por el poder. Por eso es apasionante y la obra se convierte en un parque de atracciones, en un gran placer intelectual", ha resumido San Juan.
"Hamlet no es de una manera. Es de mil y las mil contrarias. Es muy humano, demasiado en un sistema inhumano, dominado por el dinero y la lucha por el poder", ha resumido San Juan.
Según Keen, actor y director que también estaba detrás del montaje de Traición, de Harold Pinter, visto también en el Teatro Español, el gran hallazgo de Hamlet es ser "un héroe de acción con incapacidad para la acción" que hace reflexionar sobre "la identidad, la responsabilidad y la intención".
"¿Hasta qué punto lo que hacemos nos define? ¿Hasta qué punto podemos poner excusas si miramos a la devastación de cuerpos que hemos dejado atrás? ¿Hasta qué punto podemos seguir diciendo que somos ese ser sensible, incapaz para la acción?", se ha preguntado Keen.
Y para respetar la concreción, el orden y la intensidad de los pensamientos vertidos por William Shakespeare en verso en el texto original, ha abordado la obra, pese a los inevitables cortes -pasa de casi cinco horas a dos horas y media-, con toda la fidelidad posible y manteniendo el verso.
Ese purismo en el lenguaje contrasta con una Ofelia interpretada por Ana Villa que escuchará música por los auriculares, Claudio y Gertrudis (interpretados por Pedro Casablanc y Yolanda Vázquez) viviendo su tormentoso matrimonio en los parámetros actuales y la voz de Rosa María Mateo en la radio.
San Juan, vinculado en su trayectoria teatral a la compañía Animalario y ganador de un Goya por Bajo las estrellas, ha reconocido que hasta ahora era "bastante analfabeto en lo que se refiere al verso", pero considera que de esta manera la obra conecta de manera "más natural" con la realidad del hombre.
Una realidad parecida a la actual porque "Habla de un mundo que se muere y otro del que no sabemos nada. Ya no vale lo que valía. Un punto de inflexión enorme a las puertas de una revolución, y habla de la necesidad de creer, de aceptar que cuando algo se agota hay que pasar a lo siguiente", ha concluido San Juan.
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