En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército franquista, la insurrección ha terminado. La paz reina en todo el territorio nacional al que se han incorporado gracias a nuestras invictas tropas hispano-germanas Portugal, Gibraltar y el norte de Marruecos. Arriba España! ¡Heil Hitler! -Firmado en el cuartel general del Generalísimo- Agustín Muñoz Grande. Estamos en la Segunda Guerra Mundial, Reino Unido ha caído tras la operación León Marino y el jefe de la Luftwaffe, Hermann Göring, actúa en las islas como un señor feudal. La Unión Soviética está sobre la lona; y en España, Franco se ha rendido y exiliado al no plegarse a las intenciones de Hitler. Declaro a Cataluña Protectorado del Reich poniendo en manos del Führer Adolf Hitler su destino como parte de la gran comunidad aria europea. ¡Visca Catalunya Lliure! ¡Heil Hitler! -Firmado: el Reichsprotektor de Cataluña-, SS Obergruppenfuhrer Reinhard Heydrich.
Con este sugerente escenario, arranca Miquel Giménez su novela Operación Barcelona: Matar a Hitler. El periodista y escritor, una de las firmas habituales en la sección de opinión de Vozpópuli plantea esta ucronía en la que Cataluña se ha independizado de España para integrarse en el Tercer Reich y Estados Unidos planea un plan para atentar contra el dictador germano en las celebraciones de la Diada.
En la novela de Giménez la premisa es similar a la de la obra de Philip K. Dick, El hombre en el castillo, cuya adaptación se convirtió en una de las apuestas más exitosas de Amazon Prime Video. Situada en una realidad alternativa donde las Potencias del Eje ganaron la Segunda Guerra Mundial, la trama se desarrollaba en los Estados Unidos divididos entre el control nazi y japonés.
Ucronías como crítica política
Las ucronías son una fascinante exploración de la historia alternativa, desafiando nuestra percepción del pasado y nuestro entendimiento del presente. Distopías o ucronías suelen hablar mucho más del presente que de aquel incierto futuro que relatan. El siglo XX, el siglo de las Guerras Mundiales, del auge de las ideologías de masas y de las dictaduras ha sido fecundo en este tipo de obras con con 1984 de George Orwell, Fahrenheit 451 de Ray Bradbury o Un mundo feliz de Aldous Huxley como títulos más reconocidos.
Todas ellas arrastran el juego mental al que todos hemos recurrido alguna vez al pensar en la Historia con mayúsculas o nuestra propia microhistoria. “Y si hubiera aceptado aquel trabajo, Y si hubiera seguido con aquella pareja…”
Primordialmente, estos ejercicios literarios son críticas al presente del autor. Orwell lo hizo con la dictadura soviética, y en El cuento de la criada de Margaret Atwood, que también triunfó en su adaptación en serie, vemos una frontal crítica al machismo y el fanatismo religioso. Giménez, azote del nacionalismo catalán también lo hace en su obra:
“Si en algún lugar se acepta como verdadera la visión nacionalsocialista es en esta tierra. Sus dirigentes son arrogantes, duros, inasequibles a cualquier sentimiento de piedad o compasión y entienden como nadie que el pueblo debe estar unido en una sola comunidad. Le recuerdo que uno de los líderes históricos del catalanismo, Prat de la Riba, decía de los españoles eran un pueblo en el que lo semítico era lo predominante debido a la mezcla de la sangre árabe y africana. ¡Y eso en 1898, cuando Alemania apenas conocía a Gabineau o a Howard Stewart Chanberlain! Eso por no citar a Pompeu Gener, el filósofo que argumentaba que Cataluña estaba formada por una raza superior a la castellana, porque mientras el catalán es un ario europeo que camina hacia el destino del superhombre, Castilla está condenada por su herencia semita”, menciona Hitler en la obra de Giménez. “Los catalanes son los únicos entre nuestros aliados que podemos considerar como personas que viven nuestra fe como propia. Eran nacionalsocialistas antes de nacer nuestro movimiento.”, concluye en la ficción el genocida.
El autor, que presentará este miércoles su obra en Madrid sostiene que el independentismo siempre ha mantenido un sustrato racista, que ha ido en aumento en los próximos años: "El carácter autoritario del separatismo, su división entre buenos y malos catalanes en función de si eres de los suyos o no, el desprecio a la ley, la construcción de un estado autoritario en el que el presidente nombra a los jueces, la práctica abolición del español y de todo lo que tenga que ver con España y los eslóganes de “Si no te gusta vete a tu tierra”, como si Cataluña no fuese la tierra de quienes siendo catalanes no somos separatistas, recuerdan mucho a las consignas alemanas tristemente célebres emanadas del ideario anti semita. Todo movimiento político que no defiende la igualdad entre todas las personas independientemente de su raza, religión, credo político, lengua o clase social me parece fascismo. Y no cabe duda que a sectarios y supremacistas no hay quien gane a esta gente.", señaló Giménez en una entrevista en este medio.
Presentación 'Operación Barcelona: Matar a Hitler'
19:00 horas
Club Argo. Plaza Santa Ana, 7. Madrid
El autor conversará con Pau Guix, dramaturgo y productor.
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