Su naturaleza es más social que monetaria. Y sin embargo, la crisis y la desaparición de subvenciones le ha dado un empujón en ambas direcciones. El micromecenazgo o Crowd-funding, que en inglés significa "la financiación de la multitud" o lo que sería más correcto, financiación cooperativa, se ha implantado como una forma más de producción, incluso como un nuevo mecenazgo. Y las cifras lo confirman: tan solo en 2013, esta forma de financiación ha recaudado 19 millones en España. Para muchos se trata de una opción alternativa a la financiación bancaria.
Según The Crowdfunding Industry Report del 3 de Mayo de 2012, en 2011 se obtuvieron fondos por importe de 1,500 millones de dólares en todo el mundo, lo que supone un crecimiento del 63% en los últimos tres años. El mayor mercado de crowdfunding es, actualmente, los Estados Unidos, pero Europa le sigue a buen ritmo. Existen contabilizadas en el primer trimestre de 2012 unos 452 CFPs y 1.000.000 de proyectos llevados a cabo con éxito.
Existen tres partes involucradas en este proceso: el que busca la financiación para su proyecto (emprendedores y creativos ); las personas que aportan fondos (los financiadores) y la plataforma tecnológica que facilita el contacto entre unos y otros, la cual lleva a cabo las tareas de selección de los proyectos. En un plazo fijo, pero limitado, un determinado proyecto recibe aportaciones de los mecenas, usuarios que les gusta el proyecto y se involucran.
La experiencia más cercana a lo que hoy se ha desarrollado como crowdfunding surgió en Estados Unidos, donde los promotores de un proyecto comenzaron a colgar sus propuestas en páginas como Kickstarter e Indiegogo, planteando un objetivo de financiación para buscar pequeños contribuyentes, quienes, si era de su agrado la propuesta, participaban a cambio de recibir vivencias, regalos o descuentos sobre el producto final financiado.
Sin embargo, algunas de aquellas conocidas plataformas en su momento permitían colgar proyectos y donar dinero sólo al público residente en Estados Unidos. Hasta que en España, surgieron iniciativas como el portal Verkami, el primero de su tipo en el país, al que siguieron a finales de 2010 otros como Lanzanos.com. Ninguno de estos introducía limitantes geográficas para el apoyo a ningún proyecto.
Micromecenazgo, un método
Verkami es uno de los más antiguos en España. De hecho, ha participado en al menos seis de los proyectos de Crowd-funding más rentables en España. Tiene una dinámica definida: cada proyecto que se cuelga para su promoción indica un objetivo de financiación en euros establecido por el creador y dispone de 40 días para conseguirlo. Durante este mes y medio, los promotores se encargan de su difusión y promoción en las redes sociales, blogs y medios de comunicación.
Los usuarios interesados disponen de información detallada sobre los gastos y futuros beneficios de cada proyecto, pueden enviar preguntas a los autores, seguir sus novedades en el blog de cada uno y, si quedan convencidos, aportar la cantidad que consideren oportuna, a partir de 5 euros.
Al terminar el plazo, si no se ha recaudado el 100% del presupuesto anunciado, se anulan todas los compromisos económicos de los mecenas y no se realiza ninguna transacción. Se comprende, en consecuencia, que el proyecto no ha despertado el suficiente interés y que no puede llevarse a cabo con sólo una parte del presupuesto. Nadie pierde dinero ni lo gana.
Si por lo contrario la recaudación es un éxito y se alcanza la cifra propuesta por la persona o entidad promotora, cuando terminan los 40 días de plazo, se ejecuta el cargo en las tarjetas de crédito, que los mecenas previamente habían autentificado on-line. El creador recibe el dinero y cede un 5% de comisión a Verkami. Mientras no se agotan los 40 días, aunque se alcance el objetivo de financiación, el proyecto puede seguir recaudando.
Los tres impulsores de Verkami son Joan Sala (54 años, biólogo) y sus hijos Jonàs (30 años, doctorando en física) y Adrià (25 años, licenciado en Historia del Arte). Desde que el proyecto salió a la luz pública el 28 de diciembre de 2010, Verkami no ha parado de crecer. En aquel entonces tenían 7 proyectos en activo y 60 mecenas individuales, hoy tienen más de 100 proyectos y más de 62.000 mecenas. “Un 70% de lo que hemos publicado se ha financiado”, explica Joan, al teléfono desde su oficina de Verkami en Mataró.
Lánzanos empezó a operar a finales del año 2010 y desde su puesta en marcha se ha convertido en un referente. Ha promovido más de 1.500 proyectos, la mayoría de carácter cultural y tecnológico, entre los que destacan los videojuegos y programas informáticos. A su vez acogen proyectos de carácter solidario.
Existen otras experiencias como Goteo, una red social de financiación colectiva (aportaciones monetarias) y colaboración distribuida (servicios, infraestructuras, microtareas y otros recursos) desde la que impulsar el desarrollo autónomo de iniciativas creativas, proyectos culturales o de impacto social, que contribuyan al desarrollo del procomún, el conocimiento libre y/o el código abierto.
Proyectos en España
Existen otras experiencias de este tipo en España. Artistas, músicos, cineastas y hasta líderes sociales y políticos optan por este método, cada vez más asociado por un lado al emprendimiento pero también a la independencia frente a determinados focos de poder: por ejemplo la banca. Dos de los proyectos que más han recaudado han sido, Heroquest 25 aniversario, homenaje al memorable juego de tablero Heroquest con motivo de su 25º aniversario, así como El cosmonauta, una película que consiguió 400.000 euros con la participación de 5.000 personas.
De hecho, el gobierno pondrá en marcha en septiembre una iniciativa de micromecenazgo para actividades científicas, para propiciar así que cualquier persona pueda hacer aportaciones económicas a un proyecto de investigación e incluso interactuar con los científicos que lo dirigen. El Ministerio de Economía y Competitividad -en colaboración con el de Trabajo- va a lanzar una convocatoria de 1.000 contratos para jóvenes investigadores menores de 25 años (licenciados o titulados en FP superior o media) dentro del plan de garantía juvenil que el Ejecutivo ha puesto en marcha para dinamizar la contratación.
Más allá de las asimilaciones institucionales, este mecanismo tiene sin embargo unas características. El micromecenazgo surgió al margen de ninguna legislación, existe sin el apoyo de partida presupuestaria alguna. Su eficacia depende de la capacidad de los ciudadanos para difundir –o no- y hacer –o no- atractivo determinado proyecto, ya sea una novela un documental. Es una experiencia hasta ahora nueva en España, y quienes la llevan a cabo insisten en que se trata no de un asunto de dinero, sino de militancia cultural.
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