Ojo a este arranque: “No sé que me pasa/ que ya no me afectan las cosas importantes/ ni las que no son importantes/ solo quiero billetes y diamantes”, recita Midas Alonso en su canción “Intimíssimi”. Solo ocho segundos, menos de dos pinceladas, le bastan para retratar el estado de ánimo de muchos barrios españoles, donde lo único que sacude el coma emocional es la mención del dinero. Las rimas de Alonso son conocidas por su sobredosis de referencias, donde se mezclan las series, las drogas y las apuestas deportivas, muchas veces de equipos de la Bundesliga. Muy de vez en cuando, un destello de romanticismo lumpen: “Aún me acuerdo de la Nochebuena en que compartimos un whopper/ te vieron fumando crack en un Opel”, comparte.
Alonso tiene un fraseo reconocible: gélido, adormecido, como de alguien que lleva dos horas tomando cerveza y lexatines, tratando de domesticar su perpetua frustación interior. El registro es solo suyo, aunque de vez en cuando pueda recordar a un Mucho Muchacho alérgico al bling bling o a un Jarfaiter en el que la procesión de agresividad fuese por dentro. “Se me quema la vida/ como se me quema la Visa”, resume en “Tutankamon”, en cuyo vídeo aparece paseando solo por Madrid. “Mis compadres más enganchaos/ que los Beatles a los pasos de cebra/ yonquis consumiendo herencias/ licor de hierbas/ no pueden con el síndrome de abstinencia/ abstenerse de escucharme, mataos/ Más camellos que yonquis en el barrio”, nos informa.
Entre sus rimas amargas y directas destaca otras calientes como 'peleo por tu 'chichi'/ como por el pichichi Iago Aspas'
¿Por qué esta de moda? Sin duda le ha ayudado su carisma personal, mezcla de Tony Soprano y adulto hundido de la periferia española. También destaca por salpicar sus canciones con rimas futbolísticas, que llamaron incluso la atención de los tertulianos de El Chiringuito. Contra todo pronóstico, su frase más emblemática -“¿Dónde está Sturridge”?- se coló de manera silenciosa en la sesión #53 de Bizarrap, la de Shakira, que ha marcado el comienzo pop del año. La colombiana no la pronuncia, pero hace el baile de celebración de goles de Sturridge, disparando el impacto de la broma de Internet sobre el paradero de uno de los delanteros más famosos de Inglaterra, hoy sumido en horas bajas.
Dimas Alonso y la ciudad del millón de muertos
Nuestro rapero es más de barras que de estribillos, más de bases crudas que de melodías. Sus raíces están en los cáusticos noventa, no en los caribeños dosmilveintes. “Para encontrar una base me tiro un montón, pero no me cierro a nada. Pueden venir bases más melódicas o flamencas”, dijo en el podcast La Hora de Padri #187. “El mundo de las apuestas me flipa, pero hay que llevarlo con cabeza. Tengo colegas que están muy jodidos, pero si veo un partido al que meter 200 o 300 euros se le mete. Si pierdes, ya habrá oro para recuperar. O perder. Ante soportaba mucho más, ahora solo semifinales”, confiesa. A propósito d esto, cita la rima “estoy en casa llorando frente al ordenador/ a la chica le quito el sujetador”.
Su himno “Pichichi” comienza con Alonso con una oleada de rimas ásperas, donde destacan “parece que no hago nada/ pero peleo por tu chichi/ como por el pichichi Iago Aspas”. O bien “me enamoraste cuando te poseyó el hard tech” y “eternamente mi arte estará en Erte”. O “si veo que puedo compro al árbitro/ firme como el culo de Jennifer Anniston”. Y para terminar, el tirabuzón: “En Mestalla CR7 haciéndose un doblete/ Tata Martino, Marchena, Rufete/ yo haciéndome unos filetes”. Porque así son muchos domingos en los barrios de los toldos verdes: “Me he quedado seco en el Sportium/ confié demasiado en el Borussia Dortmund/ hazme un Bizum, igual recupero en el Borussia Monchengladbach contra el VS Frankfurt”.
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