Cultura

La directora más taquillera del cine español retrata los sueños rotos de la generación milenial

María Ripoll dirige 'Nosotros no nos mataremos con pistolas', una comedia dramática sobre el desencanto milenial

María Ripoll se convirtió en 2015 en la directora más taquillera del cine español con la comedia Ahora o nunca, protagonizada por Dani Rovira y María Valverde, y un año después volvió a conseguir buenas cifras con la también comedia No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas. Si en aquellas películas pasaba de puntillas por algunos de los temas que más preocupan a la generación milenial, ahora la cineasta decide no perder un ápice de comedia aunque con un regusto más amargo y realista en Nosotros no nos mataremos con pistolas. Después de participar en la pasada edición del Festival de Málaga, esta comedia dramática se estrena este viernes en los cines.

Esta película gravita en torno a un grupo de amigos en el que aparecen todos los paradigmas posibles de la generación milenial: aquel que ha vivido en el extranjero y regresa para vivir en su pueblo; quien ha trabajado muy duro y no ve recompensa; quien se encuentra tan solo y vacío que recurre a las drogas para subsistir; quien no puede pagarse ni su casa y aún es mantenido por sus padres y quien está a punto de tener un hijo y no tiene ahorros ni para empezar. La decepción más absoluta no impide, no obstante, celebrar alrededor de una paella la amistad, incluso a pesar de no haber resuelto aún lo más grave que les ha sucedido nunca: el suicidio de una amiga.

La risa, los abrazos y la verbena ponen luz a este retrato generacional que protagonizan Ingrid García-Jonsson, Elena Martín, Joe Manjón, Lorena López y Carlos Troya, que adapta la obra de teatro homónima de Víctor Sánchez, con la que en 2016 ganó el premio Max al Mejor Autor Revelación. La directora de la versión cinematográfica que ahora se estrena, María Ripoll, ha hablado con Vozpópuli.

Esta generación es la primera que no supera a los padres, así que quizás no les ha ido tan bien", señala la directora

Pregunta: ¿Qué han sufrido los jóvenes treintañeros que no hayan sufrido otras generaciones? ¿Qué tiene de especial la generación que retratas?

Respuesta: Todo el mundo tiene ese sueño no cumplido y hay ese desencanto, porque crecer, en el fondo, es un poco desencantador, pero esta generación es la primera que no supera a los padres, así que quizás no les ha ido tan bien. Están muy preparados pero no pueden tener las dos casas -el piso en la ciudad y en campo-, no pueden superar a sus padres, y el desencanto es un pelín mayor.

P: No falta en esta película ni uno de los perfiles más paradigmáticos de la sociedad milenial.

R: La película es un reflejo de una generación pero tiene una expresión -"es lo que hay"- que al mismo tiempo refleja una esperanza, y propone agarrar lo que uno tiene para convertirlo en algo. No tendrás lo que pensabas que tendrías pero puedes tener lo que sea. Con menos igual puedes ser feliz.

P: ¿Hasta qué punto existe poca tolerancia a la frustración? Hay un momento de la película un personaje dice: "Parecía que nos íbamos a comer el mundo y nos hemos comido un mojón".

R: Los sueños no se han cumplido y las expectativas eran más grandes. Efectivamente, se han comido un mojón así de grande, hay menos posibilidades y menos oportunidades, pero la película no es un retrato negativo de esa generación. Dentro de la soledad, por donde transitan los personajes -que no lo negamos, no es un cuento de hadas- no es solo un retrato pesimista, sino una película que hace vibrar, emocionarse y reír.

P: Hay aquí también un reencuentro con las amistades y también con uno mismo a quien ya ni uno reconoce.

R: Son amigos con los que te sientes muy cuidado y sientes que perteneces a un grupo, pero de repente cada uno toma su camino y aunque notas aún el cordón umbilical quizás ya no te pueden salvar más, y de eso habla la película.

P: ¿Ha perdido entonces esta generación algo de comunitario? Los padres de los mileniales han tratado de formar a los mejores individuos, pero ¿se han olvidado la convivencia?

R: Es una pena, no sé si parte de la educación o de las redes sociales, pero el sentido de la comunidad, como la costumbre de encontrarse en la plaza del pueblo, ya no se hace. Por eso el momento de la verbena en la película es tan catártico, porque pueden llegar a ser ellos mismos otra vez y recordar dentro de su propio mundo y sufrimiento lo que eran, aunque estén ahora más solos.

Es una generación con unas expectativas muy grandes y el mundo es muy pequeño para ellos", afirma Ripoll

P: Además, esta es una generación bisagra, que no ha nacido ni con redes sociales ni con la tecnología que se usa hoy.

R: Puede sufrir la soledad de una manera más brutal, es una generación con unas expectativas muy grandes y el mundo es muy pequeño para ellos. No han nacido con redes sociales y eso les ha eclipsado.

P: Toda esta historia está impregnada, sobre todo en la primera parte, de un ambiente de western. ¿Por qué?

R: Los personajes de esta película se retan y se miden como pistoleros porque tienen un pasado sin resolver, que es una muerte pasada. Las pérdidas marcan tanto la vida que suponen un antes y un después. Intentan recoger los hilos que les unían pero primero tienen que hacer el duelo. Por eso esta narrativa parece un western, porque había mucha desolación entre los personajes, con un reto. Pero, aunque esta película te hace pensar, ante todo es una comedia con la que vibrar y bailar.

P: ¿Por qué se eligieron como escenario de esta historia los paisajes industriales y el huerto valenciano?

R: La historia inicial es real y ocurrió aquí. Es un marco perfecto el formado por lo postindustrial del pueblo de Sagunto y el campo de Valencia medio abandonado. Nos acercamos también a la estética western porque es una costa muy bonita pero desolada.

P: En 2015 estrenaste Ahora o nunca, una película de corte más comercial. ¿Te abrió puertas?

R: El cine son las 400 butacas que tienes que llenar, tanto si es una película indie como si es comercial, como dijo Hitchcock. Lo que quiero es llegar a la gente, hacer pensar y entretener.

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