Cultura

'El Ministerio del Tiempo' o cómo sobrevivir al 'hype'

La producción más exitosa de TVE regresó anoche con un reto: conseguir convencer a unos 'fans' cada vez más exigentes que esperan mucho de cada capítulo. La tercera temporada arranca con un notable, pero se necesitarán más dosis de sorpresa y emoción para mantener a los 'ministéricos' pegados a la pantalla.

  • Amelia (Aura Garrido) y Alonso (Nacho Fresneda) en una de las primeras escenas de la temporada.

'El Ministerio del Tiempo' regresó anoche a nuestras pantallas para el deleite de toda una legión de fans. Lo hizo como siempre: maltratada por Televisión Española -con casi diez minutos de retraso y rozando las once de la noche-, pero con la buena acogida que se presuponía para la serie patria que más éxitos ha cosechado en los últimos años. Con más de dos millones de espectadores y un 12,9% de 'share', la patrulla de viajeros en el tiempo formada por Amelia, Alonso y Pacino volvió a ocupar a sus puestos para salvar la historia de España y regalarnos trepidantes aventuras en el proceso.

**Atención: a partir de aquí hay algunos spoilers**

La tercera temporada de la ficción ha comenzado con dos revelaciones agrias para los espectadores. La primera: la muerte de Julián, el enfermero del siglo XXI interpretado por Rodolfo Sancho, en la batalla de Teruel de 1937, que algunos consideran no ha hecho justicia al personaje que nos guiaba hasta ahora en la ficción -y cuya partida ya estaba anunciada desde hacía meses-. La segunda: la dificultad de estar a la altura del 'hype' que se había creado en torno al regreso de la serie a la parrilla, y que ha creado una cierta decepción tras un episodio en el que la trama no ha sobrepasado el notable. Para comprobarlo basta con echar un vistazo a las redes sociales. 

Si hay algo que se ha notado desde los primeros fotogramas de esta temporada ha sido el aumento del presupuesto, que se ha elevado hasta los nueve millones de euros gracias al acuerdo de TVE con Netflix -la plataforma dispondrá de la temporada íntegra una vez finalizada su emisión-. La escenografía, el vestuario, la fotografía y los efectos especiales están más cuidados que nunca en una serie en la que en cada episodio se realiza una ingente labor de documentación.

Con su habitual capacidad didáctica, 'Con el tiempo en los talones' nos traslada al Festival de San Sebastián de 1958, al que Alfred Hitchcock llega para presentar su película 'Vértigo'. Alertados por Pacino, que se encuentra de misión en el lugar pero se ve envuelto en dramáticas complicaciones, Amelia y Alonso se trasladarán a través de las puertas del tiempo para evitar el secuestro del 'mago del suspense' por parte de la Unión Soviética, evitando así que la Guerra Fría no llegue a mayores; que no se dañe la futura relación entre Estados Unidos y España; y que Antonio Banderas no tenga obstáculos para convertirse en una estrella internacional tras su relación con Melanie Griffith, hija de una de las musas rubias de Hitchcock, Tippi Hedren. 

'El Ministerio del Tiempo' sigue siendo una ficción capaz de entretener y de llegar a todo el mundo. A través de los personajes, conocemos la biografía del personaje histórico que protagoniza este capítulo, del que no se nos escapa ni el detalla de que le apasionaban los chipirones de la donostiarra Casa Nicolasa. También nos empapamos del estilo del cineasta británico gracias a unos planos milimétricamente calculados: no faltan los juegos de luces y de sombras, los pájaros, la célebre soga y hasta un Salvador que se convierte en el protagonista de 'La ventana indiscreta' en su despacho del Ministerio. Todo está trufado de referencias en un capítulo en el que hasta los sueños de Pacino tienen aroma a 'Vértigo'.

Más allá del más que dudoso acento británico de José Ángel Egido, -que por lo demás nos regala una buena intepretación de Hitchcock-, Aura Garrido, Nacho Fresneda, Hugo Silva y el resto del reparto vuelven a ofrecernos unas actuaciones irreprochables. El tropiezo, sin embargo, viene con el guion: en un capítulo en el que el suspense y el misterio deben guiarlo todo, la historia parece centrarse más en realizar un digno homenaje al 'mago del suspense' que en intrigar al espectador, que se acaba encontrando con varios giros bastante previsibles en la trama, salvo el 'McGuffin' que se nos regala al final del episodio y que también constituye un guiño al propio Hitchcock.

En esta primera entrega también se introduce un dudoso personaje: el de Marta, la nueva compañera sentimental de Pacino que finge su muerte para colaborar con la URSS. Una fórmula que recuerda demasiado a la de Lola, la antiheroína de las dos últimas temporadas que colaboraba con una empresa estadounidense de viajes en el tiempo para frustrar los planes del Gobierno español. Traerla de nuevo para meter en aprietos a la patrulla podría generar un déja vu en los espectadores que es fácil de suplir con tramas más originales.

En un capítulo en el que el suspense y el misterio deben guiarlo todo, la historia parece centrarse más en realizar un digno homenaje al 'mago del suspense' que en intrigar al espectador

También queda en el aire el desarrollo emocional de Pacino ahora que Julián -el personaje con el que el espectador se identificaba más por cercanía temporal- no está. Durante la segunda temporada, los guionistas demostraron que la historia podía seguir siendo igual -o incluso más- de emocionante con Pacino en la patrulla. Ahora tienen el reto de no 'desgastarle' y la oportunidad de abrir una trama circular de la mano de Amelia. ¿Caerá ella en los mismos errores que sus compañeros y buscará cambiar el tiempo para recuperar a Julián, como ya intentaron hacerlo éstos para salvar a su pareja y a su padre, respectivamente?

Seriedad, la justa

Una de las mayores virtudes de la producción de la pública es que sabe reírse de sí misma. El arranque de esta tercera temporada ha demostrado que, en eso, 'El Ministerio del Tiempo' sigue en plena forma. La capacidad de los guionistas de retratar, al mismo tiempo, a la España del "duelo a garrotazos" y a la de los chistes cañí -mención especial merecen esas bromas sobre el funcionariado- sigue brillando como nunca. Tampoco cansa la brutal honestidad de un Alonso de Entrerríos que, como soldado del siglo XV, sufre para entender las complejidades del mundo moderno, ni la camaradería burlona de los viajeros -"El chipirón está dentro"-. 

"El chipirón está dentro": Alfred Hitchcock (José Ángel Egido) y Pacino (Hugo Silva) en un instante de 'Con el tiempo en los talones'.

Y en esta ocasión hasta se han introducido meta-referencias sobre los propios actores, como la escena protagonizada por una Cayetana Guillén Cuervo que se había cortado haciendo un gazpacho -un guiño a sus continuos accidentes en la cocina durante el último 'Masterchef Celebrity', en el que se ganó el cariño del público-. 

Aunque el metraje quizá sigue siendo demasiado largo, el regreso de 'El Ministerio del Tiempo' se ha saldado con buena nota. La patrulla ya está en sus puestos, y ahora toca lo difícil: convencer a la audiencia de que aún quedan muchas historias que contar.  ¿Volveremos a presenciar aventuras tan memorables como las de las anteriores temporadas? ¿Se sentirá la ausencia de Rodolfo Sancho? El próximo jueves lo averiguaremos.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli