Cultura

Esteban Mira Caballos: "El tema del perdón es absurdo, la historia no está para eso"

El Doctor en Historia de América y especialista en la Conquista analiza algunos de los aspectos más controvertidos de la Conquista como el trato a las poblaciones indígenas

Hay ciertas cuestiones históricas que regresan al debate público de forma periódica, Guerra Civil, Transición, Reconquista y Conquista de América encabezan la lista de polémicas. Ha sido esta última la que ha llenado debates durante los últimos días, tras la negativa del gobierno mexicano de invitar a Felipe VI a la toma de posesión de la nueva presidenta electa Claudia Sheinbaum. El origen del conflicto fue una carta en la que el expresidente de México Andrés Manuel López Obrador, solicitó al Rey de España que se disculpara con los pueblos originarios de México por la conquista. 
Un político utiliza la historia como arma arrojadiza contra otro político, nada nuevo bajo el sol, salvo que en esta ocasión la polémica a escalado hasta enfrentar a dos países como España y México.
Esteban Mira Caballos, Doctor en Historia de América por la Universidad de Sevilla, biógrafo de Cortés y especialista en la conquista de América recientemente ha publicado El descubrimiento de Europa. Indígenas y mestizos en el Viejo Mundo en el que sostiene que la conquista de América la hicieron los propios indígenas. El sistema de pacto con estas poblaciones fue lo que posibilitó que unas decenas de castellanos terminaran conquistando el Imperio mexica y el inca. El historiador atiende a Vozpópuli en una entrevista en la que analiza la polémica de la petición de disculpas.

Pregunta: ¿Está justificada la petición de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum a Felipe VI de pedir perdón por los abusos de la conquista?

Respuesta: Yo ya me posicione en contra. En aquel momento yo estaba en Veracruz en un congreso con un montón de historiadores españoles, mexicanos y estadounidenses y estuvimos de broma con el tema del perdón. Verdaderamente es absurdo porque la historia no está para eso. El Tribunal de la Inquisición decía que las prácticas judaizantes eran imprescriptibles, pasaban a generaciones posteriores indefinidamente, pero evidentemente ya no estamos en aquel tiempo. No podemos responder ahora por lo que hicieron otros de cinco siglos atrás, entre otras cosas porque, en el caso del rey de España, ni siquiera la dinastía Borbón reinaba al comienzo de la Conquista. España La historia no está para pedir perdón, la historia está para para estudiarla conocer y analizar los posibles errores del pasado y tratar de construir un presente y un futuro mejor. No tiene ningún sentido que los tlaxcaltecas le pidan perdón a los mexicas por haberse aliado con los españoles, o que sean que los españoles los que pidan perdón a Francia por haber capturado a su rey en Pavía, o los franceses a los españoles por la por la invasión en la Guerra de la Independencia...

P: Ha comentado que estaba con colegas mexicanos, ¿cómo se ve desde allí?

R: No hay grandes diferencias entre los historiadores porque somos profesionales y sabemos lo que pasó. Estas polémicas están más a un nivel de la calle. A nivel académico, no suele haber grandes diferencias entre los historiadores mexicanos y los españoles. Son mínimas las diferencias, pequeños matices. La conquista fue un hecho compartido, no hay conquista sin la colaboración de los indígenas, por lo tanto todo, fue mucho más compartido. Evidentemente, Hernán Cortés con 508 hombres, no conquista sin todo ese sistema de pactos que se extendió por América.

P: Usted ha escrito una biografía sobre Hernán Cortés, ¿cómo debemos entender a este personaje?

R: Hernán Cortés fue una persona de su tiempo, una persona del Renacimiento que buscaba honra y fortuna para su linaje. Había varias opciones: la guerra, el mar o la carrera eclesiástica. Pero hay que tener en cuenta que Hernán Cortés fue conquistador tres años en su vida, de 1519 a 1521. Después fue empresario, creó los primeros astilleros, campos de morera para producir seda, creó ingenios azucareros...

P: ¿Un indio tenía los mismos derechos que un español?

R: Todo es un proceso. El Imperio Hispánico fue pionero en un proceso legislativo que empezó desde muy pronto. Ya en 1500, cuando Cristóbal Colón no encuentra oro y no tiene más opción que tratar de rentabilizar la colonia, se le ocurre llevar esclavos a España. Entonces, planea un proyecto de mandar cuatro mil esclavos a España para venderlos a lo que se opone la reina que crea una legislación protectora desde muy pronto. Se les nombraba vasallos de la Corona de Castilla por parte de Isabel la Católica desde muy temprano. La bula que da el Papa en 1537, en la que lo declara, lo hace porque, evidentemente, los españoles desde el primer momento los trataron como personas, e Isabel la Católica como vasallos de la Corona de Castilla; por tanto, en teoría, tenían los mismos derechos, pero en la práctica no fue así.
Eso no fue fácil, primero porque se les consideraba menores de edad y, por tanto, necesitados de tutela. En segundo lugar, porque a veces no fue fácil implementar toda esa legislación. En 1542 se promulgan las Nuevas Leyes y tienen que dar marcha atrás porque se dan cuenta de que ha habido una guerra civil de los encomenderos en Perú, hay altercados en México, en Panamá, y con la esclavitud pasa igual. Se abole la esclavitud indígena y la tienen que reponer. ¿Por qué? Porque si abolen la esclavitud indígena y si hay un levantamiento indígena, nadie quiere combatirlo. Entonces, al final, tienen que dar marcha atrás y, por tanto, permitir la esclavitud en guerra justa. Y eso va a ser un agujero legal por el cual va a continuar la esclavitud indígena. Bastaba con declararlo esclavo en guerra justa. Se intentó equiparar el estatus en el momento que se hacen pasar por vasallos de Castilla, pero no siempre fue fácil ni tan rápido. Se tardó mucho tiempo. Bien es cierto que, a partir del siglo XVII, sí que van a sentirse bien integrados dentro del Imperio, tanto que cuando llegue la independencia no van a querer sumarse a la insurrección independentista, que es un proceso llevado a cabo exclusivamente por criollos.

P: ¿Por qué no apoyaron los procesos de independencia del XIX?

R: A partir del siglo XVII, la legislación comienza a cumplirse, se recuperan las poblaciones indígenas y terminan sintiéndose razonablemente cómodas, en gran parte porque España les reconoce sus tierras como propias y les otorga una serie de derechos. Cuando llega el proceso emancipador, los indígenas no se suman, lo hacen de manera muy minoritaria. Fue una iniciativa de los criollos, quienes, tras la invasión de España por los franceses, se dan cuenta de que pueden autogobernarse sin tener que pagar tributos a los Borbones. A partir de la llegada de los Borbones, la administración se vuelve mucho más eficiente, y los criollos comienzan a decir: "Yo no soy español, sino americano. A mí me vas a pagar lo que me corresponde". Ahí es donde los criollos empiezan a rebelarse contra España, principalmente por una cuestión económica. Cuando España es invadida por los franceses, los criollos se dan cuenta de que pueden autogobernarse y quedarse con todo el capital, iniciando así un proceso de independencia sin el apoyo del mundo indígena, que prácticamente estuvo al margen del proceso independentista, porque en esos momentos ya se sentían relativamente cómodos dentro del Imperio. Había una legislación protectora que, en general, ya se cumplía, e incluso si los indígenas necesitaban reivindicar algo, podían acudir a España. Como menciono en mi libro, hay muchos casos de indígenas que vienen a España y los recibe el rey.

P: ¿Tenían acceso las poblaciones indígenas a los puestos de poder?

R: Dentro de los indígenas, había dos grupos principales: los caciques, en el caso de Nueva España, y la realeza indígena, en el caso de Perú. España preserva la estructura de poder indígena porque le sirve para administrar a todos los indígenas. De hecho, según dice Alonso de Zorita, el único que perdió su reino fue Moctezuma, ya que España mantuvo la estructura de poder. La élite oligárquica indígena se equipara con la élite española, llegando incluso a haber cruces entre nobles españoles e indígenas. Una parte de la nobleza actual española tiene sangre indígena, por lo tanto, las élites nobiliarias indígenas conservaron estos privilegios.
Además, los grupos indígenas que colaboraron en la conquista, como los aliados de Hernán Cortés, también recibieron un montón de privilegios. España les mantuvo el poder como una forma de administrar mejor a las masas indígenas. Sin embargo, otra realidad era la de los indígenas comunes, quienes sufrieron bajo el sistema de encomienda, una forma encubierta de esclavitud que generó sufrimiento y esclavitud en muchos casos. No todo fue positivo ni todo fue negativo. Es importante valorar el esfuerzo legal que hizo España, un tema que merece especial consideración.

Esteban Mira Caballos, Doctor en Historia de América por la Universidad de Sevilla.
Pregunta: El autocuestionamiento de la Conquista, con Juntas en los que se debate si era lícita la conquista o se expone el tratamiento a los indígenas, ¿fue único entre las potencias europeas colonizadoras?

Respuesta: Ese planteamiento tan serio e incluso a indicación del propio Carlos V de plantearse si era lícita la ocupación, yo creo que sí. El corpus legal que generan las Leyes Nuevas es pionero, no tiene parangón en otros imperios durante la Edad Moderna y la Edad Contemporánea. La inmensa cantidad de legislación que se creó provocó la necesidad de una recopilación de las Leyes de Indias. Fue tanta la legislación que ni siquiera había un control total sobre ella, pero se trataba de una legislación protectora del indígena, muy importante. El intento fue loable, aunque, como en muchos casos, no se cumplió del todo, en parte porque el poder en América no lo tenían los españoles, sino los criollos. Los aportes españoles eran muy pequeños; la gente se sorprendería de lo reducidos que eran los contingentes que España enviaba al continente americano.

P: Siempre sale a colación las diferencias en el modelo de colonización de la Corona española con respecto a la inglesa, ¿era más integrador el modelo español?

R: En estas cuestiones, no suelo ser radical. Siempre se dice que los ingleses fueron los malos y los españoles los buenos. No creo que sea una cuestión de bondad o maldad, sino simplemente de un modelo diferente de colonización. A partir del siglo XVII, en la colonización puritana, los ingleses iban en familias completas. Para ellos, el indígena era un estorbo y nunca se integraron con la población indígena. En el caso de España, es diferente porque la colonización fue inicialmente masculina. Posteriormente, se produjo la llegada de familias, pero las mujeres nunca llegaron a superar el 30% de los inmigrantes, o como máximo el 40% en los mejores tiempos. Por tanto, en el siglo XVI, la emigración fue mayoritariamente masculina. La propia corona favoreció el mestizaje, lo cual es un signo diferenciador. España se integró en las colonias adonde fue, probablemente porque el modelo era ese: iban hombres, y no tenían ningún problema en mezclarse con las mujeres indígenas.

P: El mestizaje es una de las principales banderas de los defensores de la leyenda rosa

R: Sí, así es, porque ellos lo llevan todo al extremo. Los historiadores solemos estar en medio, hay tres visiones de la historia: la de los negrolegendarios, que todo fue negro, todo fue horrible, y fue un genocidio; la de los rosalegendarios que defienden que los mejores fuimos nosotros y lo intentamos hacer lo mejor posible, y los malos fueron los ingleses'; y después estamos los historiadores que nos ponemos un poco a mitad de camino. Es que todos son medias verdades, ni todo fue un genocidio, evidentemente, que no lo hubo, ni tampoco fuimos una colonización maravillosa donde brindó el mestizaje. No, hubo muchas violaciones, hubo muchos problemas.

P: ¿Qué le parece el musical Malinche de Nacho Cano?

R: Me parece, como bien ha dicho Nacho Cano, que no es una tesis doctoral, que es un musical, y la gente va a un musical a pasarlo bien. Es un canto al mestizaje y a los puentes y vínculos entre España y América. A mí todas esas iniciativas me parecen bien. Yo también trato de trazar puentes. Es verdad que es una cosa muy bonita, pero nadie va a un musical a pasarlo mal ni a confrontar los errores. Toda expansión tiene luces y sombras. Es verdad que él cuenta las luces, pero tampoco está obligado a contar las sombras en un musical. Es un canto al mestizaje y, bueno, yo lo veo positivo, aunque evidentemente no se ajusta a la realidad.

P: ¿Por qué cree que últimamente hay tantas publicaciones sobre la temática de la leyenda negra?

R: Ha habido, y está habiendo, un rebrote brutal de la historiografía nacionalista y ultranacionalista. Yo siempre digo que esto comenzó a partir del intento de secesión de Cataluña y el cuestionamiento del Estado español. Este rebrote ha generado una historiografía muy potente y nacionalista, que además, para colmo, está siempre en récord de ventas; son los libros que más se venden. Un ejemplo es el de Elvira Roca, cuyo libro ha sido el ensayo más vendido en los últimos 10 años en España. Iván Vélez y todo este grupo de personas que están aprovechando la oportunidad de escribir lo que la gente quiere leer. Cuando escribo, me pregunto si debo escribir lo que la gente quiere o si debo ceñirme a la historia científica, yo, como soy historiador, desde siempre opté por la historia. Algunos me dicen: "La patria está por encima de la historia". Bueno, tal vez será para ellos, pero yo me debo a la historia. Como historiador profesional, creo que debo ceñirme a los hechos históricos, que siempre son grises, ni estoy con los negrolegendarios ni con los rosalegendarios.

P: Como ha comentado, algunas de estas obras son las más leídas y las que acaban teniendo mayor repercusión, ¿qué debe hacer la Academia?

R: Yo siempre he dicho que mucha culpa la tenemos nosotros porque los historiadores hemos perdido la calle y hemos dejado que otros creen opinión por nosotros. El historiador ha perdido la opinión pública porque cualquier tertuliano, político, erudito de medio pelo da su opinión y la vende mejor que nosotros. Debemos dejar nuestros cómodos sillones y salir a la calle a plantar nuestro punto de vista de la historia que siempre va a ser mucho más objetivo que estos negrolengendarios o rosalegendarios. Estos dos se retroalimentan y en medio estamos los historiadores que recibimos críticas de ambos bandos.

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