El actor alemán Moritz Bleibtreu (Múnich, 1971) se ha convertido en el nuevo rostro de la novela negra europea llevada a la gran pantalla gracias a La otra cara de la luna, la adaptación cinematográfica del bestseller homónimo del suizo Martin Suter, autor de otros títulos de éxito como Un mundo pequeño, Lila, Lila, El Cocinero o Montecristo. Dirigido por Stephan Rick, el thriller psicológico cuenta la historia de Urs Blank, un abogado despiadado especializado en fusiones de empresas que trabaja en una gran farmacéutica del centro de Frankfurt que se ve afectado por el suicidio de un hombre de negocios al que él mismo llevó a la ruina.
Aturdido por la muerte del empresario, decide colgar el traje de chaqueta y adentrarse en un bosque de la afueras de la ciudad para desconectar y buscar nuevas experiencias. Hombre y naturaleza se vuelven a enfrentar. Así es como conoce a Lucille (Nora von Waldstätten), una hippie que trabaja en un mercadillo con la que se atreverá a consumir setas alucinógenas sin saber que pronto perderá el control de su mente. De visita en España, Bleibtreu habla con Vozpópuli sobre los entresijos de interpretar a Blank, un hombre que pasa de vivir reprimido a sacar su peligrosa cara oculta, y sobre los problemas de las personas que han irrumpido en la nueva política sin controlar sus emociones.
Urs Blank
"La primera vez que leí el guion me di cuenta que había situaciones muy extremas y que tenía que controlar algunas emociones, pero creo que eso es lo más fascinante a la hora de actuar. A veces no sabes cómo se va a ver una emoción concreta en la pantalla", explica el actor. Curiosamente, recibió el papel durante una visita a República Dominicana, donde asistió a una "ceremonia vudú" como espectáculo.
Si eres capaz de leer una emoción en otra persona, sabes como reaccionar, pero si no sabes cómo identificarla es muy distinto"
"Me impresionó muchísimo, hay mucha gente, humo y alcohol y la tensión entre todos los que están presentes empieza a subir. Realmente no puedes categorizar las emociones que ves en los participantes. Si miras los ojos de cualquiera, te das cuenta de que reflejan todas las emociones sin poder identificar ninguna en concreto, algo que hacemos los actores cuando interpretamos", recuerda haciendo una comparación con su personaje.
Y añade que "si eres capaz de leer una emoción en otra persona, sabes como reaccionar, pero si no sabes cómo identificarla, es algo realmente distinto. Esa es la imagen que vi en ellos y en el guion con respecto a Urs Blank. Todo lo que sabes es que puede explotar en algún momento, pero no sabes ni dónde ni de qué forma ni si lo va a poder canalizar". Según Bleibtreu, cuya película se estrena en el país el próximo 2 de junio, la enorme diferencia entre los hombres y los animales es que "sabemos que vamos a morir y eso tiene consecuencias".
Donald Trump
Además, el actor destaca la importancia que tiene para las personas saber controlar las emociones y reprimirse. "Es la única razón por la que existimos, vivimos y funcionamos. Antes, cuando nos ateníamos a menos normas, vivíamos peores guerras. El hombre primitivo no sabía que matar estaba mal, pero con la llegada de las religiones cambió la idea sobre matar y surgieron conceptos como el remordimiento o la mala conciencia", considera.
Hay partidos europeos que creen que es guay decir lo que piensan, pero no lo es. Pueden cambiar aspectos clave que nos han permitido vivir pacíficamente"
Para el intérprete alemán, sin acuerdos sin diplomacia y sin reglas, el mundo sería un desastre y no funcionaría. "Por esto creo que Donald Trump es tan peligroso, no porque sea un político, hay muchos políticos, sino porque le dan igual los principios de la diplomacia", opina. "No vale con decir 'solamente está siendo un poco maleducado', ser educado es importante, ¡hemos necesitado miles de años para llegar donde hemos llegado!", defiende.
Tampoco está de acuerdo con las formas de algunos de los partidos emergentes europeos. "Hay partidos políticos por toda Europa que creen que es guay decir lo que piensan y no lo es. Lo que dicen puede cambiar aspectos fundamentales que nos han permitido vivir en una sociedad pacífica, así que no deberíamos conformarnos con decir solo que han sido maleducados o políticamente incorrectos", señala.
Trayectoria
Hijo de los actores Monica Bleibtreu y Hans Brenner, el protagonista, que comenzó su trayectoria con 21 años en Hamburgo, ha pasado por escuelas de teatro de Roma, París y Nueva York. "En mi familia hay un largo historial de actores y yo siempre supe que quería serlo, pero mi madre no me tomó muy en serio hasta que cumplí los 15 años. Todos queremos que nuestros hijos sean médicos o abogados, pero lo cierto es que fue ella la que después me apoyó y me obligó a estudiar Arte Dramático", dice.
Y así fue como se vio empujado a aprender Arte y Literatura. "Tuve que leerme muchísimas tragedias, las grandes obras de Shakespeare... En aquel momento me importaba un pimiento, pero ahora me doy cuenta de lo útil que ha sido", reconoce.
A partir de entonces, Bleibtreu ha logrado trabajar a las órdenes de grandes directores en películas como la multipremiada Corre Lola, corre o en producciones internacionales como Munich, de Spielberg, El caminante, de Paul Schrader o Guerra Mundial Z, de Marc Forster. Además, en 2006, se alzó con el Oso de Plata del Festival Internacional de Cine de Berlín por su papel protagonista en Las partículas elementales.
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