Cultura

La música clásica también se rinde al gran Leonard Cohen

El bajista y laudista norteamericano Joel Frederiksen pone arreglos renacentistas al repertorio del cantautor canadiense en ‘A day with Suzanne’

El rock, el pop, el country, el folk e incluso el flamenco habían mostrado ya su devoción por Leonard Cohen, el autor de "Hallelujah" fallecido hace siete años, cuya ausencia nadie ha logrado cubrir. Faltaba la música clásica; pero ya no. Hace unos meses, el sello Deutsche Harmonia Mundi publicó A day with Suzanne, disco en el que el bajista y laudista norteamericano Joel Frederiksen cruza el cancionero de Cohen con el renacimiento francés con elegantes arreglos de cuerda e interpretaciones vocales majestuosas. 

Frederiksen afronta la aventura apoyado por su Ensemble Phoenix Munich, y muy especialmente por la voz etérea y casi celestial de Emma-Lisa Roux, una cantante que, con toda seguridad, hubiera sido aceptada con entusiasmo como corista por el propio Cohen, por la profunda sintonía de su voz con la de quienes solían acompañarlo en discos y conciertos, pero en su mejor versión. Completan el grupo las violas de gamba Hille Perl y Domen Marincic, una formación austera pero muy eficaz. 

La voz de Fredericksen es el gran atractivo de un disco singular que está llamado a convertirse en una opción de referencia para los aficionados a poco que tengan un poco de paciencia y se dejen cautivar. Sus cualidades vocales aportan al cancionero de Cohen una gravedad y hondura desconocidas, sin que sus rendimientos en los demás registros desmerezcan. Pero, sobre todo, la gran virtud de Fredericksen es la naturalidad: logra que percibamos la limpieza y precisión de una voz educada en la tradición clásica sin que el resultado se resienta de academicismo, o de ese regusto retórico que a menudo no pueden evitar los cantantes líricos.   

Logra que percibamos la limpieza y precisión de una voz educada en la tradición clásica

"Trovador moderno"

Fredericksen no duda en calificar a Cohen como “un trovador moderno” y él mismo se reconoce conectado con esa tradición de interpretación musical popular. El programa del disco incluye versiones de una decena de temas del canadiense, de "Suzanne" a "Hallelujah", pasando por "You want it darker", "Famous blue raincoat", "Bird on a wire" o "Dance me to the end of love" entre otras. “Este programa es un homenaje a su arte y forja un vínculo con la canción del Renacimiento francés”, explica Frederiksen. 

“Cohen se consideraba a sí mismo un chansonnier. De hecho, los ritmos de sus textos, las melodías y la forma en que cantaba una canción lo conectan con la tradición de la chanson”. A partir de ahí, el bajista norteamericano, que es experto en música del Renacimiento -aunque ha hecho otras incursiones en el mundo pop, como el disco Réquiem for a Pink Moon que dedicó a Nick Drake- ha buscado conexiones posibles entre la obra del canadiense y la de otros compositores de aquel periodo y ha optado por realizar breves interpolaciones de obras de Orlando di Lasso, o Joaquín des Prez, entre otros, que están conectadas por la temática con las originales de Cohen. El resultado genera una cierta extrañeza, especialmente en las primeras escuchas, pues, pese a las afinidades, es indudable que se trata de mundos musicales muy distintos. Pero los cruces con el repertorio renacentista son breves y apenas perturban el disfrute general.

Mucho más indiscutible es el acierto de los arreglos con viola de gamba y laúd para las canciones del canadiense. Aquí no hay ni un pero que poner. A Cohen le sientan bien las versiones acústicas de sus temas, así como la sonoridad de los instrumentos naturales. Eso sí, si usted es más aficionado al Cohen rítmico de The future, que al acústico de Songs of Leonard Cohen muy probablemente éste no sea su disco. 

El repertorio del canadiense ha sido homenajeado y versionado por lo más granado de la música popular. Ya lo fue en vida, y ha seguido despertando interés después, como prueba A day with Suzanne. Especialmente relevantes son las versiones de su obra que el cantaor Enrique Morente incluyó en Omega, su disco con Lagartija Nick en el que hizo saltar las costuras del flamenco. "Pequeño vals vienés" (Take this waltz), "Manhattan" (First we take Manhattan), "Sacerdotes" (Priests) y "Aleluya" (Hallelujah nº 2) se incluyeron en la versión original del disco. La edición especial con motivo del 20 aniversario permitió descubrir que, además, Morente había grabado también demos de otros dos temas: "Oye, esta no es la manera de decir adiós" (Hey, that’s no way to say goodbye) y "Un cantaor debe morir" (A singer must die).

Entre los homenajeadores hay que reconocer que la facción canadiense es probablemente la más entusiasta. Los Wainwrigt mostraron su devoción por Cohen en la banda sonora de la película I’m your man, acompañados en algún tema por Kate and Anne McGarrigle, madre y tía. Las versiones de Rufus Waiwright de "Chelsea hotel" y "Everybody knows" son impecables, pero no se queda a la zaga la "Tower of song" de Martha Wainwright. El también canadiense Nick Cave aporta revisiones de "I’m your man", "Suzanne" y "Avalanche".

Pero la lista de cantantes que ha abordado en algún momento el repertorio de Cohen es inagotable. El disco Leonard Cohen en boca de recoge algunas inesperadas de Lambchop (Chelsea hotel), Jackson Browne (A thousand kissed Deep), Suzanne Vega (Story of Isaac) o K.D. Lang (Hallelujah) además de otras versiones de intérpretes españoles, que trataremos aparte.

En Tower of song encontramos interpretaciones de Elton John Billy Joel, Sting, The Chieftans, Tori Amos, Bono, Don Henley (Eagles), Peter Gabriel o Willie Nelson, entre otros. Pero sus canciones también han pasado por el filtro de Teddy y Linda Thomson, Handsome family, Katie Melua o Josh Ritter. 

Un mundo en sí mismo es el formado por las versiones de sus canciones a cargo de cantantes que le acompañaron como coristas en algún momento de su trayectoria. Caso destacado es el de Judy Collins, que construyó una destacada carrera folk en solitario desde los años sesenta hasta la actualidad. Varios de sus discos incluyen temas de Cohen, pero hay uno dedicado monográficamente a su repertorio: Democracy. Judy Collins sings Leonard Cohen (2004), en el que se recopilan sus versiones más destacadas al tiempo que se añaden tres nuevos.

También Jennifer Warnes fue corista del canadiense antes de convertirse en estrella pop con temas como "Up we were belong", que cantó con Joe Cooker, o "I’ve had the time of mi life", tema principal de la película Dirty dancing. Famous blue raincoat es el disco que recopila sus versiones, incluyendo algunos temas menos conocidos como "Song of Bernardette" o "Ballad of the runaway horse", que se añadió al disco original en la edición del 20 aniversario editada en el año 2007. 

Por supuesto, la imprescindible Sharon Robinson ha incorporado repertorio de Cohen a sus discos, pero, con extraordinario pudor, se ha limitado a algunos de los temas que compuso a medias con él. Por ejemplo, "Everybody knows" o "A thounsand kisses deep". La hispano norteamericana Perla Batalla (nacida en Los Ángeles de padre mexicano y madre argentina) tiene también su propio disco de versiones, Bird on the wire, mientras que Anjani, la última mujer con la que compartió su vida, disfrutó del privilegio de ver cómo el cantautor le escribía y producía Blue alert.

La relación del canadiense con España fue muy intensa, como él mismo explicó al recibir el premio Príncipe de Asturias en 2011, y tuvo como primer elemento de atracción la poesía de Federico García Lorca y el flamenco. Pero la devoción fue mutua y son muchos los artistas españoles que han mostrado su deuda hacia él. El disco Acordes con Leonard Cohen, un proyecto impulsado desde nuestro país por Alberto Manzano, el traductor de sus letras, incluye intérpretes internacionales, pero también una buena muestra de la huella dejada por el autor de "Suzanne" en nuestro país: Duquende (‘Mi gitana’, The gypsy’s wife), Luis Eduardo Aute (‘El futuro’), Mayte Martín (‘Oye, esta no es manera de decir adiós’), Toti Soler (‘Susanna’), Jabier Muguruza (‘Chelsea hotel’) forman la alineación española, en la que también figuran dos figuras muy singulares: Santiago Auserón (‘Tú sabes quién soy’) y Christina Rosenvinge (‘Hallelujah’).  La lista no agota la relación de intérpretes que se han sentido en deuda con Leonard Cohen, a los que ahora se suma el nombre de Joel Frederiksen abriendo camino en la música clásica.

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