Cultura

Nick Drake, reeditado: el refugio de la belleza

El mundo del rock es terreno propicio para las injusticias, aunque muchas veces éstas sean reconocidas como tal con el paso del tiempo. Autores que en su momento contaban a su alrededor con numerosas voces que ponían énfasis en un futuro brillante y que sin embrago nunca llegaron a vivirlo en vida. Hasta que años después son recuperados por músicos, crítica y, en menor medida, público en general.

Durante la primera quincena de diciembre de este año, la discográfica Island Records publicará una caja recopilatoria con la obra más destacada del músico inglés Nick Drake, uno de los ejemplos más paradigmáticos de lo expuesto anteriormente. Incluirá sus tres discos oficiales, Five Leaves Left (1969), Bryter Layter (1970) y Pink Moon (1972), además de Family Tree y Made to love magic, ambos publicados ya en la década de los 2000, con diferentes versiones ajenas, tomas alternativas y reescrituras de varias de sus composiciones. Una caja que, como todo lo relacionado con Nick Drake, es recibida con alborozo por sus muchos seguidores, a pesar de seguir teniendo la consideración de autor de culto.

Entre la depresión y la melancolía

Pero estas glorias actuales no las pudo disfrutar durante los 26 años que estuvo en esta vida. Joven tremendamente introspectivo, taciturno y tímido, comenzó a realizar actuaciones en el underground londinense muy inspirado por los cantantes folk de ambos lados del Atlántico, de Bob Dylan a Donovan, pasando por Phil Ochs. En 1968 fue descubierto en uno de estos conciertos por miembros de la entonces pujante banda folk Fairport Convention, que le pusieron en contacto con el productor Joe Boyd, desde entonces mentor y protector del cantante.

Con la participación de Richard Thompson y gente del grupo Pentangle publicó su primer disco, Five Leaves Left, que sin embargo pasó desapercibido por el público y cosechó críticas contradictorias. Pero al igual que el siguiente, Bryter Layter, está formado por deliciosas canciones llenas de melancolía, recogimiento, romanticismo y tristeza, pero plenas de melodía, de poesía, en las que destaca su toque de guitarra y orquestaciones que dan cuerpo y exuberancia a las mismas, entre el folk, el jazz e incluso la música de cámara. Y por encima de todo, una voz sin ningún tratamiento de estudio, desnuda y tremendamente hipnótica.

Sobredosis de antidepresivos

Sea por el desapego que la compañía comenzó a mostrar ante las escasas ventas o por su enfermiza aversión a actuar en directo y hacer cualquier tipo de promoción de sus discos, Drake comenzó a encerrarse si cabe más en sí mismo, pasando largos periodos sin salir siquiera de su habitación. Un tercer intento, Pink Moon, en este caso acompañado casi exclusivamente de su voz, su guitarra y sus canciones, tampoco dio los frutos deseados. Drake se refugió en casa de sus padres, y en 1974 fue encontrado muerto por sobredosis de antidepresivos, quedando desde entonces la duda no resuelta de si fue un suicidio o un accidente.

En los 80, músicos como REM o The Cure, que decían haber tomado su nombre inspirados por una de sus canciones, comenzaron a citarlo como influencia. Y el interés por su música fue creciendo, ayudado por la utilización de la misma en alguna campaña publicitaria. Más allá del misterio y del halo romántico, la obra de Nick Drake continúa siendo un remanso de belleza en el que refugiarse.

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