Inmersos como están ahora mismo en la grabación de su nuevo larga duración, que será el quinto de su carrera, tuvieron que hacer un alto en la misma cuando recibieron la llamada de los míticos The Impressions este pasado mes de marzo para participar como su banda de acompañamiento en los conciertos que iban a dar los de Chicago en el Black Music Festival de Girona y en Madrid. No debemos olvidar que en The Impressions se mantienen dos de sus fundadores, Sam Gooden y Fred Cash, y que ambos compartieron escenario con el gran Curtis Mayfield.
Tampoco es de extrañar que les llamara por el mismo motivo Maxine Brown, o que el año pasado compartieran EP con uno de los nombres más pujantes en el renacimiento actual del soul, Eli Paperboy Reed. The Pepper Pots son sin duda una de nuestras apuestas más internacionales capaces de codearse con la flor y nata de esta nueva juventud que vive la música negra. Porque el soul y el rhythm & blues nunca han dejado de estar ahí, pero ahora vuelven a saborear los oropeles del éxito. Haber disfrutado de voces como la de la llorada Amy Winehouse o continuar haciéndolo con la del animal escénico que es Sharon Jones junto a sus abrasadores Dap-Kings (que por cierto, editan nuevo disco este próximo junio) es algo impagable.
El renacimiento del soul
Gente como el propio Reed, la guitarra de James Hunter enlazando soul con rock and roll primitivo, el desparpajo casi punk de Black Joe Lewis, la voz aterciopelada de Raphael Saadiq, la elegancia de vieja escuela de Aloe Blacc o Jesse Dee, o el soul suave de Anthony Hamilton han vuelto a dar vida a una música eterna. Pero siempre tendremos que agradecer que este nuevo advenimiento nos haya recuperado a artistas mayúsculos que estaban ocultos, nunca olvidados, como Bettye LaVette, Mavis Staples, Charles Bradley o Lee Fields.
Son unos cuantos nombres, imposible citar todos, que han permitido la proliferación de festivales, salas y clubs donde volver a saborear la negritud musical, en los cuales The Pepper Pots se mueven como el picante de su nombre en su salsa. Con sus dos primeros discos más escorados a sonoridades de corte jamaicano, entre el ska, el reggae y el rocksteady, es a raíz de la publicación de Now! en 2009 y sobre todo Train to your lover en 2011 cuando exploran sus recovecos anclados en los sonidos dela Motown, en el funk, en el northern soul, siempre grabados con tecnología analógica, y todo ello con una imagen tan inocentemente cercana a los sesenta y tan deliciosamente colorista.
Su colaboración con Paperboy Reed, con canciones tan rítmicas como el Don’t mess up a good thing que grabara Fontella Bass, es hasta ahora su último canto, a la espera de lo que anden rumiando en el estudio.