En los últimos años se ha puesto de moda una expresión a la hora de abordar los problemas de las parejas, especialmente de aquellas que llevan varios años compartiéndolo todo. Sin quitar un ápice de realidad o de gravedad al asunto, lo cierto es que el uso del adjetivo "tóxico" se ha extendido y generalizado de tal manera que aparentemente no queda ni una pareja sana a estas alturas de la pandemia y, mucho menos, después del confinamiento o semiconfinamiento en el que vive la sociedad desde hace ya casi un año. El teletrabajo, las restricciones horarias, las limitaciones en la vida social y el aburrimiento han erosionado la convivencia y la última estadística del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sobre separaciones y divorcios reveló un aumento de rupturas en el tercer trimestre del pasado año que asusta.
Netflix lo sabe muy bien y, a pocos días de San Valentín, la fiesta de los enamorados, rinde homenaje a la celebración más edulcorada de todas con una disección de las crisis de pareja que lleva por título 'Malcolm & Marie', dirigida por Sam Levinson y que se estrena este viernes. Se trata de un duelo dialéctico entre dos enamorados, a quienes interpretan Zendaya y John David Washington. A ella la hemos visto en 'Euphoria', la serie de HBO dirigida por el propio Levinson, lo que de entrada asegura un buen equipo. Washington, por su parte, es el flamante protagonista de 'Tenet', la última película hasta el momento de Christopher Nolan, estrenada hace apenas unos meses.
Este drama ha sido rodado en plena pandemia, y nada más levantarse las restricciones, y durante toda la trama solo aparece la pareja protagonista. Él es un director de cine que acaba de presentar ante el público y la crítica su nueva película, un drama basado aparentemente en la experiencia de superación de su novia, una modelo con una historia de adicciones en la que él estuvo presente. Sin embargo, durante esta presentación y posterior fiesta, él olvida -o evita- incluir su nombre en los agradecimientos y la llegada a la casa que comparten se convierte en una explosión de reproches y declaraciones de amor viscerales y a corazón abierto. Como en cualquier relación apasionada, estos personajes cruzan constantemente la delgada línea que separa el amor y el odio a base de ataques verbales, con los que se disponen a demostrar su amor incondicional.
Una delicada sinfonía de miserias y virtudes que componen el amor y que en ocasiones solo se pueden descubrir si uno observa con demasiada curiosidad a través de un agujero"
A nivel estético, lo cierto es que 'Malcolm & Marie' es un exquisito banquete visual en blanco y negro, rodado con sobriedad, casi coreografiado al ritmo de la música, de las discusiones y también de los silencios incómodos y necesarios en esta historia. Su ausencia en los Globos de Oro podría entrar en la larga lista de deudas que circula estos días en las redes, pero aún falta por conocer si los Oscar también se van a olvidar por completo de esta delicada sinfonía de miserias y virtudes que componen el amor y que en ocasiones solo se pueden descubrir si uno observa con demasiada curiosidad a través de un agujero. Precisamente, empatizar con el hastío que ha cuajado en muchas parejas durante el último año puede ser su mayor logro.
Mensaje vs. sentimiento
Al tiempo que eta película disecciona las luces y las sombras del amor, 'Malcolm y Marie' se convierte también en una reflexión del mundo del cine a través del testimonio de este director, descontento con lo que la crítica dice de él, a quien denominan "el nuevo Spike Lee, Barry Jenkins o John Sigleton". "El cine no necesita un mensaje, necesita sentimiento y dinamismo", afirma este director en un momento de la película, y se pregunta acerca de lo que "motiva" a un cineasta y a un artista en general, más allá de cuestiones políticas o sociales. "Dejad que nos divirtamos; dejadnos hacer arte", recalca.
Esta curiosa afirmación en una película de Netflix no parece casual, teniendo en cuenta el posicionamiento de la plataforma ante el cine tradicional, y su protagonismo en el cambio de paradigma en la exhibición, como tampoco lo fue en 'Mank', tal y como ya destacó Vozpópuli con motivo de su estreno el pasado mes de noviembre. Si en esta ocasión la película reivindica una agenda libre para explorar en el cine, la película de David Fincher hablaba de la misión que tenían los cineastas de alimentar el entretenimiento con el cine sonoro. Lo cierto es que ni los premios, ni la crítica ni el público general puede obviar la presencia de las plataformas en cualquier debate sobre la creación. Ahora, habrá que comprobar si en su misión de acaparar una audiencia tan amplia sus contenidos no se verán afectados, aunque ese es otro debate.
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