Cultura

Norman Foster: "Innovar no significa inventar cosas nuevas, sino combinarlas de manera revolucionaria"

Norman Foster es uno de los mejores arquitectos del siglo XX. Un auténtico icono, no sólo como alguien capaz de diseñar edificios hermosos, sino como referencia intelectual en la tarea

Norman Foster es uno de los mejores arquitectos del siglo XX. Un auténtico icono, no sólo como alguien capaz de diseñar edificios hermosos, sino como referencia intelectual en la tarea de pensar el espacio público. El premio Príncipe de Asturias de las Artes 2009, quien actualmente dirige las obras del Salón de los Reinos del Museo del Prado, presidió este martes los Premios Everis a la Innovación con un discurso centrado en la capacidad de construir un mundo capaz de adaptarse a los cambios y los retos ecológicos y sociales asociados a ese proceso. 

"Innovar no significa inventar cosas nuevas, sino combinarlas de manera revolucionaria", aseguró el Premio Pritzker este martes en el Casino de Madrid, invitado por la Fundación Everis para conceder el galardón con el que promueve proyectos tecnológicos centrados en impulsar a la sociedad en ámbitos como la economía digital, las tecnologías industriales y energéticas, la biotecnología y salud, y que en esta edición se ha concedido a la iniciativa española Zeleros, un proyecto de ingenieros españoles que desarrolla la tecnología para construir el vehículo del sistema de transporte ‘Hyperloop’.

Durante su discurso, el arquitecto Norman Foster ha insistido en la necesidad de un pensamiento total, capaz de imaginar no sólo edificios hermosos, sino capaces de entender las ciudades desde una perspectiva sostenible. Desde hace ya unos años, el celebrado arquitecto ha estrechado su relación con la ciudad de Madrid, primero con el plan de construir su fundación en la ciudad y ahora con el proyecto de rehabilitación arquitectónica y adecuación museística del Salón de Reinos de Buen Retiro a través de la unión temporal de empresas formada por los estudios de arquitectura Foster + Partners y Rubio Arquitectura, con sede central en Londres y oficinas en 14 ciudades que incluyen Hong Kong, Nueva York, São Paulo, Singapur o Madrid, entre otras.

Entre sus proyectos más destacados para museos cabe citar las intervenciones realizadas para el Carré d’Art (Nîmes, Francia, 1993), el Gran Patio y las Galerías Sainsbury del Museo Británico (Londres, Reino Unido, 2000), el Patio Robert y Alene Kogod de la Smithsonian Institution (Washington DC, Estados Unidos, 2007), el Museo de Bellas Artes de Boston (Boston, Estados Unidos, 2010), la Lenbachhaus (Múnich, Alemania, 2013) o el Museo Imperial de la Guerra (Londres, Reino Unido, 2014). 

"Tenemos que ser capaces de llevar la innovación, la capacidad de adaptarnos y reinventar, y aplicarla  a los edificios y las ciudades que habitamos", ha Foster quien, además del Premio Pritzker, ha sido reconocido con el Premio de Arquitectura Contemporánea Mies van der Rohe de 1990, con la Medalla de Oro del American Institute of Architects en 1994, y con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2009 en reconocimiento a toda una trayectoria profesional, entre otras distinciones.

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