El quinto centenario del nacimiento de la escritora y mística Santa Teresa de Ávila ha dado para todo. Desde la versión macarra de la fundadora de la orden de los Carmelitas, como la que hizo Cristina Morales en Santas palabras, hasta la versión enamoradiza de una mujer que encuentra en su mayor aliado un aliviadero sentimental.
Ella tenía entonces 60, él casi 30.Le doblaba la edad, era monja y vivía en el año 1572...
Ella tenía entonces 60, él casi 30. Le doblaba la edad, era monja y vivía en el año 1572. Y sin embargo, eso no le impidió posar los ojos en Jerónimo Gracián, el sacerdote que conoce en pleno estallido de las guerras de poder entre los descalzos y los calzados, en 1572. “Guapo, seductor, leal” … o al menos así queda descrito, el personaje que pone en marcha la historia que narra Sus ojos en mí (Planeta), de Fernando Delgado, novela ganadora del Premio Azorín 2015.
Novela dentro de novela, o novelón dentro de novelón habría que decir, esta historia de amor tardía está contada en dos tiempos: aquel en el que ocurren los hechos (finales de 1500) y los años sesenta del siglo veinte, tiempo durante el cual el joven fraile Casto del Niño Jesús se dedica a documentar y a reconstruir la historia que dará pie a una novela. Una historia comenzará a hacerse eco de la otra.
Basándose en documentación histórica, asegura Fernando Delgado, Tus ojos en mí abarca desde el primer encuentro, en Beas de Segura, del joven fraile Jerónimo Gracián –entonces visitador de la Orden del Carmen en Andalucía- con Santa Teresa hasta la muerte del sacerdote en Bruselas, en 1614.
La España de Felipe II, en plena lucha de la orden de los Carmelitas, es el momento donde ocurre esta historia.
La España de Felipe II es el lugar donde ocurre la trama central. El ambiente tensión propicia en el corazón de la Santa la cercanía hacia un hombre que no sólo la entiende, sino que la ayuda. Es así como, según Delgado, surge un vínculo que, a los ojos de la mismísima Santa, de seguro ha sido deseado y bendecido por el Dios. O al menos esa es la peripecia que confecciona Delgado para que el artefacto literario no se le caiga o al menos no chirríe tratándose de un personaje como ella: totalmente volcada en el misticismo y la experiencia intelectual asociada a éste.
Si bien es cierto la atípica relación no tardará en levantar recelos dentro de la orden, no menos difícil lo tiene el narrador del la historia. Apoyado por el viejo fraile Humberto –que le servirá a Delgado como instrumento para espolvorear datos o explicar acciones de la Santa- el joven sacerdote Casto del Niño se vuelca en la búsqueda ingente de información que pueda formar parte del romance novelado del que pretende dar cuenta.
El prior del convento de Segura, donde ocurre la parte contemporánea de la novela, ve con ojos suspicaces la amistad entre ambos frailes y, por supuesto, en la historia de amor entre Santa Teresa y Gracián que Casto se empeña en contar. El prior hará todo lo posible para sabotear la novela. E incluso, para complicar el asunto un poco más, el joven escritor pierde la pista de fray Humberto, desparecido misteriosamente. El manuscrito reaparecerá diez años después y con él las claves de ambos episodios: el de Gracián y Santa Teresa, y el del propio fraile que intenta escribir la historia.
Delgado asegura que no intentó retratar a Santa Teresa como religiosa, sino como escritora.
El periodista y escritor Fernando Delgado, que se hizo con el Azorín correspondiente a 2015 (premio literario convocado por Planeta y dotado con 45.000 euros) gracias a este libro, asegura que no intentó retratar a Santa Teresa como una Santa, sino como una escritora. Y asegura que todo cuanto allí ha narrado, se sujeta sobre documentación histórica.
En la vida de una mujer que se volcó en la orden que fundó, así como en la propia reflexión y escritura, la idea del enamoramiento viene al dedo para quienes intentan abrirse paso a empujones en un año en el que todo el mundo aspira contar una historia distinta sobre esta mujer. Y aunque Delgado se sacude las intenciones oportunistas a sombrerazos, no se puede negar que del misticismo al bestseller hay aquí un paso.
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