Faltaban apenas dos meses para que estallara la II Guerra Mundial cuando Hitler llegó a Bayreuth, la ciudad wagneriana por excelencia, en Baviera, y sede del festival que desde 1876 interpreta la música del compositor. El líder nazi acudía cada año. Tenía una especial fijación con la obra del compositor, hasta el punto de que intentó imponer la cadencia de Los maestros cantores de Nuremberg en sus propios discursos.
A Hitler no sólo le atraía la dimensión titánica del compositor, sino sus ideas. Wagner era antisemita y difundió alguna de sus tesis en un ensayo publicado con pseudónimo, en 1850, y reimpreso luego en una versión ampliada, esta vez sí firmada por el músico, en 1869, y en el que hablaba de la incapacidad de los judíos para producir Arte, hasta el punto de criticar a autores como Felix Mendelssohn.
Chamberlain, yerno de Wagner, se convirtió en el mentor de Hitler en el Festival de Bayreuth
Así llegó Hitler a Bayreuth, de la mano de Wagner, pero también de la familia del músico, en especial del escritor británico Houston Stewart Chamberlain (1855-1927), yerno del compositor, un personaje polémico que tiene mucha relación con la obra de Wagner y con el Festival de Bayreuth en particular, y cuyas ideas antisemitas se convirtieron en una referencia para el nazismo.
Chamberlain fue teórico del pangermanismo y precursor ideológico del nazismo, su antisemitismo se recrudeció tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Adolf Hitler, al que conoció en persona en 1923 en Bayreuth y que se volvió asiduo visitante y mentor del Festival de Bayreuth, se inspiró en las ideas antisemitas de sus ensayos. Chamberlain murió el 9 de enero de 1927 y fue enterrado en el cementerio de Bayreuth en presencia de Adolf Hitler.
El verano antes de invadir Polonia
Se conservan algunas imágenes correspondientes a la edición del festival de Bayreuth de 1939, en ellas puede verse a Hitler vestido con un abrigo de color crema, un sombrero de fieltro, y con guantes blancos, saliendo Bayreuth Festspielhaus, un teatro de la ópera construido especialmente para representar las obras de Wagner. Va caminando hacia su vehículo con la mano alzada en un saludo militar. Las fotografías salieron a la luz pública en 2007, hace ya más de diez años.Las hizo un agente del servicio británico Charles Turner.
Entre el grupo que acompañó a Hitler a los conviertos de Bayreuth se encontraban también Joseph Goebbels y Rudolf Hess, además por supuesto, de Winifred Wagner, directora del festival de Bayreuth. Faltaba poco menos de un mes para que los tanque alemanes invadieran Polonia, en su pretensión de fundar un Tercer Reich alemán sobre Europa.
Hitler ya no era el exaltado orador que había irrumpido tres años antes en la Cancillería de Hindenburg. Ya no era un dictador en ciernes, sino uno en pleno ejercicio de su poder. Había conseguido el rearme de Renania y completado una hoja de ruta que afianzaba los éxitos en política exterior y echaba por tierra las limitaciones expansionistas y militares impuestas por el Tratado de Versalles tras la Primera Guerra Mundial.