El año pasado post verdad fue la candidata más fuerte. En esta ocasión compiten bitcóin, noticias falsas, trans, turismofobia o uberización. Esas son algunas de las expresiones que compiten a palabra del año 2017, una etiqueta que desde hace un lustro concede la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA). La primera de ellas, en 2013, fue escrache. A esa siguieron selfi, en 2014; refugiado, en 2015 y populismo (2016). Si hacemos un retrato continuado de la sociedad donde esas palabras cuajan, el asunto pone los pelos de punta.
La vitola 'palabra de año' envuelve y señala aquellas expresiones que repetimos, invocamos, ejercemos y hasta perpetramos. Palabras que se suceden en los medios de comunicación y redes sociales y que entran en la vida, anegándose en conversaciones, comidas, reuniones y mensajes. Vistas en conjunto, debería dar qué pensar el hecho de que nos definan verbos y sustantivos que van de la demagogia al narcisismo: escrachear, o la modalidad activista del aquelarre, hasta selfi, enajenación que a todos nos borró el gesto y nos plató morritos, incluso en circunstancias poco propicias. El lenguaje recoge e incluso retrata unas prácticas, el espíritu de un tiempo.
Vistas en conjunto, debería dar qué pensar el hecho de que nos definan verbos y sustantivos que van de la demagogia al narcisismo
Lo cierto es que la elección definitiva de la palabra del año tendrá lugar el viernes 29 de diciembre, fecha en que la Fundéu BBVA dará a conocer una lista con doce candidatas que deben cumplir varios requisitos. Por una parte: que sean palabras que hayan estado presentes en el debate social y en los medios de comunicación. A eso se suma un nuevo requisito: que por su formación, significado o dudas de uso, ofrezcan interés desde el punto de vista lingüístico y hayan sido, por tanto, objeto a lo largo del año de alguna de las recomendaciones que publica diariamente Fundéu BBVA.
Finalmente, la fundación procura que las palabras elegidas sean de uso general en todo el ámbito hispanohablante. Las candidatas para optar a palabra del año son: aporofobia; aprendibilidad; bitcóin; destripe; machoexplicación; noticias falsas; odiador; soñadores; superbacteria; trans; turismofobia y uberización. De momento, hay instituciones que todavía están trabajando por identificar una palabra que resuma el espíritu de este año. Algunas ya han llegado a su propia conclusión. Por ejemplo, Feminismo fue el término elegido como la Palabra del Año en 2017 en Estados Unidos por la editorial Merriam-Webster, especializada en diccionarios. En cambio, los editores de los Diccionarios de Oxford eligieron "fake news" (noticias falsas) como palabra del año.
El asunto da para mucho y más si de lenguaje se trata. La Real Academia Española también está enfocada en el estudio de nuevas palabras
El asunto da para mucho y más si de lenguaje se trata. La Real Academia Española también está enfocada en el estudio de nuevas palabras, pero no para señalarlas o premiarlas de alguna manera, sino para estudiar su modificación o inclusión en el diccionario, una tarea que debería estar lista antes del último pleno del año. Tres años después de la publicación del Diccionario de la lengua española, el de la Real Academia Española ha debatido propuestas de modificación que se introducirán en su edición digital, un total de 3.345. Algunas de estas propuestas, las más "llamativas", ya han saltado a la opinión pública. Se trata de expresiones como posverdad, heteropatriarcado y aporofobia o la inclusión en la definición de la expresión "sexo débil" el matiz de que se utiliza "con intención despectiva o discriminatoria". Será el próximo día 20 cuando se dé a conocer y se concrete el conjunto de estas modificaciones del Diccionario en red.
En muchas ocasiones las autoridades de la RAE han insisto en el hecho de que su papel es recoger el pulso del lenguaje, no censurar ni abolir las que se usan en el diccionario. Este debate, en otras sociedades, ha generado respuestas mucho más radicales. En octubre de este año, la Academia Francesa acordó plantar cara al lenguaje inclusivo, todo ocurrió a raíz del manual escolar firmado por Sophie Le Callennec, profesora de geografía. La respuesta fue contundente.
Los 40 integrantes de la Academia Francesa, los llamados inmortales, difundieron un comunicado donde se declaraban opuestos al uso de un lenguaje igualitario. "Ante esta aberración inclusiva, la lengua francesa se encuentra, a partir de ahora, en peligro mortal. Nuestra nación es responsable ante las generaciones futuras", sostuvo la institución, fundado en 1763. La Academia francesa no sólo se negaba a atender el femenino como uso genérico, sino que plantaba cara directa a una discusión que se debate entre lo lingüístico y lo ideológico. Una nueva lucha de poder que emplea el lenguaje como campo de batalla.
El tema no es nuevo, pero sí se expande y cobra interés con una inflamación cada vez más mediática y en las que las raciones de frivolidad y gresca se reparten en raciones contundentes cuando se trata de debates de orden político y de no poca tragicomedia, porque algo de eso resumen el historial de palabra del año que retratan la forma de nombrar aquellas cosas que cobran presencia en la vida de un determinado corpus social.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación