Después de 43 días de encierro, las palabras son lo más parecido a una certeza. Con ellas definimos un mundo que poco o nada se parece al que teníamos en mente antes de que se decretara el estado de alarma. Es difícil no atribuirles otros significados tras la aparición del coronavirus. Por ese motivo, en Vozpópuli hemos pedido a los escritores nuevas definiciones de palabras que no volverán a ser las mismas. Es su material de trabajo, ¿quién si no ellos para esta búsqueda?
Manuel Vilas comenzó con Alegría, le siguieron Sergio del Molino con Balcón, Marta Sanz con Cicatriz y Carlos Zanón con la palabra Casa. Pedimos ahora a Lea Vélez unas líneas sobre lo que la palabra Duelo. También Leandro Pérez buscó una nueva vida a la palabra Fútbol y José María Merino otra para Esperanza. Vozpopuli ha pedido ahora a la escritora Irene Vallejo una definición para una de las palabras más importantes de estos días: libro. ¿Quién mejor que ella para hacerlo?
Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) es autora El infinito en un junco (Siruela), un ensayo que revolucionó a libreros, lectores y críticos literarios y que ya suma diez ediciones, además de reconocimientos como el Premio Ojo Crítico de Narrativa 2019 y la rendición unánime de la crítica literaria. Ha sido vendido en traducción ya a 25 idiomas. Es las páginas de ese ensayo, Vallejo nos narra la la historia antigua del libro. Y lo hace con una narración dotada de una belleza y una claridad que convierten a este libro en un clásico contemporáneo del tipo El mundo de Sofía.
Formada en un hogar en el que los libros lo eran todo, Irene Vallejo estudió Filología Clásica. Se doctoró con una tesis sobre el canon literario grecolatino por dos universidades, la de Zaragiza y l’Università degli Studi di Firenze. Docente, divulgadora, periodista, novelista y ensayista, Irene Vallejo suma la mayor cantidad de puntos de vista posible sobre la lectura y lo literario, lo que la convierte en la persona esencial para una nueva definición de lo que la palabra Libro supondrá para todos de ahora en adelante.
Los libros, asegura, serán cordura, "porque si no nos hemos vuelto locos es por los libros". Sobre esa idea hay más: "Si sólo estuviésemos recibiendo las noticias del exterior, encerrados en el pequeño espacio de las habitaciones, sería insoportable y nos volveríamos locos. Los libros son cordura, la necesaria posibilidad de escapar, y no lo digo como evasión o un dar la espalda, sino un salir de la espiral de la obsesión y tener pensamientos que nos ayuden a domesticar la angustia".
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