"La globalización de la indiferencia nos ha robado la capacidad de llorar", señaló el Papa Francisco en 2013 en un viaje a Lampedusa, uno de los epicentros geográficos del sufrimiento de los inmigrantes, desde donde reivindicó la cultura de la sociedad frente al individualismo. En sus diez años de pontificado, que se conmemoran esta semana, ha realizado 37 viajes a 53 países, que han girado en torno a los asuntos que más le preocupan: la solidaridad, la dignidad, la pobreza, la crisis migratoria y la condena de la guerra.
El cineasta italiano Gianfranco Rosi, responsable de películas como Sacro GRA (2013), León de Oro en el Festival de Venecia, o Fuego en el mar (2016), Oso de Oro en Berlin y nominada a los Oscar, atraído por la conexión entre los viajes del Papa Francisco y los temas que más le han interesado en su trayectoria como documentalista, decidió buscar entre cientos de horas de metraje para crear un "vía crucis secular" que siguiera sus pasos por el mundo y que llega este viernes a los cines españoles.
Tal y como ha señalado en una entrevista a Vozpópuli, su objetivo ha sido trazar un mapa de la condición humana y la dimensión humana del pontífice más allá de las paredes del Vaticano, al tiempo que alaba el símbolo de esperanza en el que se ha convertido para quienes se sienten olvidados por los políticos, o su mirada analítica de los conflictos.
Pregunta: Algunos de los viajes del Papa coinciden con sus itinerarios en las películas Fuego en el mar (2016) y Notturno (2020). ¿Fue esto lo que despertó sus ganas de arrancar este proyecto?
Respuesta: Todo mi trabajo empieza con un encuentro, algo muy fuerte que me atrae. Nunca antes pensé en hacer un documental sobre el Papa, pero pensé en él cuando estaba en Lampedusa, con Fuego del mar. El Papa vio esta película y me invitó al Vaticano. Después, con Notturno, di una entrevista para Il Observatore y me enseñaron el material que había rodado con Irak, con un lenguaje que era muy audiovisual. En medio, otra película: El sicario: Room 164, sobre el narcotráfico entre México y Estados Unidos, y hubo también otro viaje del Papa a México. En estos diez años, tres de mis películas han coincidido con sus viajes. Pensé en lo bien que estaría una película del Papa siempre viajando, crear un mapa de las condiciones humanas. La película está compuesta por tres elementos: las horas de metraje de sus viajes, la geografía humana que rezuma y la memoria del cine.
P: ¿Este es el documental de un creyente o tan solo de un admirador?
R: No soy creyente, no soy católico, pero admiro mucho a este Papa porque habla a todas las personas, sean creyentes o no, católicos, protestantes o musulmanes. Este Papa no hace proselitismo, sino que habla cara a cara con la gente. Estuve en el Congo con él y había un millón y medio de personas esperándole. Y cuando él habla a esa multitud gigante parece que habla a cada una de las personas que están allí, tiene una relación muy fuerte con cada una de ellas. Es un Papa que está abierto a la interacción y es la primera vez que la Iglesia Católica se abre al mundo así. Es un Papa que aborda las cuestiones de una manera muy política cuando habla del comercio de armas, de las condiciones del mundo, de paz, de dignidad o de prisioneros. Hay un elemento humano muy fuerte y también político. Es la cabeza de un estado y es el único político que es capaz de hablar sin límites, sin la corrección política que afecta a todos hoy en día.
Francisco es un revolucionario, y los revolucionarios no tienen una vida fácil
P: Es un Papa que menciona poco a Dios o a Jesús.
R: No hace proselitismo, quiere llegar a todo el mundo. Hay un elemento espiritual muy fuerte en él: el momento del silencio. Cuando fue nombrado Papa, pidió a la gente que rogaran por su silencio, que es un momento muy fuerte para él. Quería hacer una película secular así que me fijé en asuntos más políticos, no vemos una iglesia, ni le vemos rezar, aunque por supuesto que lo hace siempre. Buscaba que esta película fuera como su encíclica Fratelli tutti. Esta película se abre a ese elemento de hablar con todos y abrirse a temas que son políticos hoy. Le vemos hablando sobre guerra en las cortes estadounidense, o sobre pedofilia en la Iglesia, la comunidad gay o el clima. Todas esas declaraciones son políticas. Es un Papa que no solo es espiritual sino político, y por eso este es un retrato de un hombre y un mapa de la condición humana. Es una suerte de vía crucis secular, un vía crucis contemporáneo. Antes el creyente se acercaba al Papa, ahora es el Papa el que se acerca al creyente. Lo que hace es acudir ante aquellos a los que la política ha abandonado.
P: Aunque el Papa Francisco ha hecho lo que se esperaba de él, en cuanto a la apertura de la Iglesia y el diálogo, es muy controvertido, especialmente entre los miembros más conservadores de la Iglesia, incluso incómodo. ¿Por qué?
R: Absolutamente, porque es un revolucionario, y los revolucionarios no tienen una vida fácil. Por eso la película también es un retrato de un hombre solitario. Al final de la película tienes la sensación de ver a una persona que está sola.
P: ¿Sabe si el Papa ha visto esta película y si le ha gustado?
R: Me reuniré con él este jueves. Creo que no ha visto la película, pero sabe que he hecho un documental sobre su figura y que aborda sus viajes por el mundo. Le preguntaré, pero si lo ha visto es probable que no me lo diga, puede que considere un acto de vanidad verse a sí mismo.
Quería mostrar un Papa que no fuera ni ideológico ni teológico, quería dar un punto de vista secular. Más que un retrato de un Papa, quería hacer el retrato de un hombre y su visión
P: ¿Por qué existe esta fascinación en torno al Vaticano? Hace apenas unos años se estrenó una película sobre la relación entre Benedicto VI y el Papa Francisco, interpretada por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce (Los dos papas, 2019), así como la serie de dos temporadas de Paolo Sorrentino, The Young Pope (2016) y The New Pope (2020).
R: El Papa de Sorrentino fue imaginario, es una historia irreal. Yo quería mostrar un Papa que no fuera ni ideológico ni teológico, quería dar un punto de vista secular. Más que un retrato de un Papa, quería hacer el retrato de un hombre y su visión. La película habla mucho de un mundo que se tambalea. Quería sacar a este hombre fuera de las paredes del Vaticano, de su mundo político, para que interactuara con el mundo.
P: Los viajes aparecen en orden cronológico. ¿Qué tuvo en cuenta al utilizar las más de 500 horas de material?
R: Después de la guerra decidí hacer la película en orden cronológico y hay un momento increíble en el que, tras hablar con el Patriarca Kirill en 2014, un periodista le pregunta al Papa Francisco: "¿De qué habéis hablado?". Él respondió que habían hablado sobre sus iglesias y sobre la guerra. ¿Qué guerra? La guerra del Dombás, pero nadie sabía lo que era, ni siquiera casi hace un año lo sabíamos. Él avisó entonces de que, si el mundo no se preocupaba de aquella guerra, la iba a sufrir. Es un Papa que siempre mira hacia delante.
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