Cultura

Paz Vega: "Querer gustar a todo el mundo ha mermado la libertad del artista"

Han pasado veinte años desde que Paz Vega protagonizó Lucía y el sexo, la película de Julio Medem con la que ganó el único premio Goya de su carrera, a

Han pasado veinte años desde que Paz Vega protagonizó Lucía y el sexo, la película de Julio Medem con la que ganó el único premio Goya de su carrera, a la mejor actriz revelación. Desde entonces, no ha parado de trabajar, ha vivido una larga temporada en Estados Unidos y hace pocos años se instaló definitivamente en España, aunque mantiene los contactos al otro lado del Atlántico y continúa trabajando en la industria audiovisual americana.

De hecho, en la actualidad está rodando la serie Jigsaw, una producción de Netflix que ha interrumpido para presentar en España El lodo, un thriller que protagoniza junto a Raúl Arévalo y que se desarrolla en los arrozales de Levante. La actriz ha hablado con Vozpópuli con motivo de la llegada a los cines de esta cinta el próximo viernes 10 de diciembre.

Pregunta: ¿Cómo describes tu personaje en este thriller?

Respuesta: Claudia es una mujer herida, que necesita cerrar una herida del pasado y hará todo lo posible por conseguirlo. Es valiente, es una mujer fuerte en su vulnerabilidad. Hace lo que puede por salvar lo que queda de una familia aparentemente perfecta.

P: El papel que interpretas contribuye a normalizar la existencia de enfermedades mentales o de cualquier tipo de trastorno, en un momento en el que está dejando de ser tabú. ¿Crees que es importante visibilizarlo?

R: Cuando se hizo la película no teníamos esa conciencia. La película tiene esa trama principal, con un problema medioambiental que este biólogo viene a solucionar, y una subtrama que narra lo que les pasa a los dos protagonistas como pareja. El problema mental de Claudia lo explica todo y cómo lo gestiona habla mucho de cómo se va a resolver todo. Necesita medicarse y es una postura valiente, porque cuando uno tiene un problema lo mejor es acudir a un especialista y ponerse en manos de quien te puede curar y salvar. Aparentemente es el personaje más débil, que carga con un estigma, pero en el fondo es una postura valiente.

P: ¿Cómo afectó la pandemia al rodaje?

R: Había una fecha de inicio de rodaje que hubo que retrasar y después no tuvimos que paralizarlo por ningún contagio.

P: Hace cuatro años que volviste a España pero sigues viajando al otro lado del Atlántico y trabajando en Estados Unidos.

R: Lo único que hice fue cambiar mi base y haber estado viviendo tanto tiempo allí me permite ahora trabajar allí pero vivir donde creamos conveniente. Nunca he dejado de trabajar en Estados Unidos, llevo En Nueva York desde agosto.

La gran mayoría malviven de este trabajo. Me siento afortunada por la suerte de estar entre quienes pueden mantener a su familia", señala la actriz

P: No te ha faltado trabajo en este tiempo. ¿Te sientes privilegiada?

R: Estoy en ese porcentaje de actores que tenemos la inmensa fortuna de poder vivir de nuestro trabajo, porque la gran mayoría malviven de este trabajo. Me siento afortunada por la suerte de estar entre quienes pueden mantener a su familia. Ahora mismo estoy trabajando en una serie de Netflix, Jigsaw, que se rueda en Nueva York, y estaré aquí unos tres o cuatro meses más.

P: ¿Cuáles dirías que son las principales diferencias a la hora de trabajar?

R: No hay tantas, la única diferente suele ser los presupuestos que se manejen. Si tienes más, puedes hacer más tomas, pero el resto no cambia. Además, con las plataformas ahora se trabaja exactamente igual en todo el mundo. El método y el trabajo es igual.

P. Han pasado varios años de los estrenos de Lucía y el sexo o El otro lado de la cama y la industria ha cambiado mucho. ¿Hay algo que eches de menos o te gusta mirar hacia delante?

R: El cine va reflejando lo que va pasando en el cambio de los tiempos y en la sociedad, es parte del momento que vivimos. Quizás hay algo de falta de libertad. Antes había menos miedo al rechazo, a no gustar, y ahora el hecho de querer gustar a todo el mundo ha mermado un poco la libertad que el artista debe tener. Lo políticamente correcto se ha comido todo lo demás, pero cambiará también.

El arte tiene que ser libre, no puede gustar a todo el mundo. Tiene que ser provocador y arriesgado y eso ahora brilla por su ausencia", afirma Paz Vega

P: ¿Crees que la falta de libertad va más allá de asuntos meramente comerciales?

R. Está en los niños, tiene que ver con gustar, la sociedad del "like", que es terrible y es como una losa que nos cubre a todos, una nube que no nos deja ver el sol. El arte tiene que ser libre, no puede gustar a todo el mundo. Tiene que ser provocador y arriesgado y eso ahora brilla por su ausencia por este universo en el que vivimos en el que lo que prima es gustar a todo el mundo.

P: La Berlinale decidió en 2020 eliminar la división de géneros en los premios interpretativos y este ha seguido sus pasos el Festival de San Sebastián. ¿Crees que es algo justo?

R: Se ha generado con esto una polémica que no es necesaria en este momento. Igual en un futuro será lo normal, pero de entrada creo que estamos pasando un momento muy delicado como para echar más leña al fuego. Es una medida injusta porque no hay la misma cantidad de protagonistas masculinos que femeninos, no hay la misma cantidad de directores que directoras, ni de historias escritas por hombres y mujeres. A lo mejor es una medida correcta que hay que asimilar, pero igual ese no ha sido el mejor momento.

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