Cultura

Pedro Sánchez no quiere una sociedad culta, prefiere clientes y consumidores

El Estatuto del Artista se anuncia de manera triunfalista pero su única función es engrasar las relaciones de artistas y Gobierno de cara a este año electoral

El pasado martes, a bombo y platillo, Yolanda Díaz presentó el Estatuto del Artista. La propia ministra no hizo ningún esfuerzo en disimular que no se trata de una medida institucional, sino de una estrategia de autobombo electoral: “Es un día muy especial. Somos feministas, ecologistas, pero hoy somos también el Gobierno de los trabajadores de la cultura”, declaró ante los medios con retórica mitinera. También dijo que los artistas eran "protagonistas", como si su importancia dependiese exclusivamente de la atención de Moncloa.

¿Se preocupa este Gobierno por la Cultura en nuestro país? Usando términos de Pedro Sánchez, pasará a la Historia como el más hostil contra las clases de Filosofía y el más cordial con la idea de avanzar de curso a los alumnos con asignaturas suspensas. Durante décadas, el esfuerzo de estudiar más duro que tus compañeros, la llamada meritocracia, ha sido uno de los pocos ascensores sociales a los que podían recurrir los estudiantes más pobres. El sanchismo parece haber declarado la guerra a este recurso.

El PSOE tiene una mentalidad clientelar y consumista, que cristaliza en medidas como el bono cultural, entregar 400 euros a quien cumpla 18 años en 2022, iniciativa que en Francia se conoce como ‘bono manga’ porque fue la opción de compra mayoritaria de quienes lo recibieron. Cualquier padre o profesor sabe que a los dieciocho años están formados de sobra los hábitos culturales y que 400 euros no tienen posibilidad de cambiarlos. Lo que sí pueden crear es una corriente de simpatía que se traduzca en apoyo; cada persona que estrene mayoría de edad lo hará con regalo del PSOE en este largo año electora. El problema es que la Cultura consiste en conocer a los clásicos, no en gastar dinero público en Amazon y en la FNAC.

Pedro Sánchez: política de propinas

El Estatuto del Artista se aprueba en la recta final de la legislatura, comprometiendo por supuesto al gobierno que viene. La medida estrella es una prestación específica de desempleo adaptada a la intermitencia del trabajo cultural. Para acceder a ella, hará falta cumplir con uno de estos dos requisitos: 60 días cotizados en los últimos 18 meses; o 180 en los últimos seis años, frente a los 360 que se exigen normalmente. El subsidio durará 120 días.

El Gobierno no está con los artistas, solo desesperado por rascar ese apoyo electoral que se evapora, sin prisa pero sin pausa

Un aspecto positivo: como el Gobierno es consciente que de que se teme la aplicación de sus medidas, recordemos el desastre del Ingreso Mínimo Vital o la ley de ‘Solo sí es sí’, ha dispuesto que quien no quiera acogerse a estos cambios puede hacerlo al Régimen General (la medida será un fracaso si un grupo significativo de artistas y técnicos prefiere lo que había antes).

Otro punto crucial: “Para los artistas autónomos de bajos ingresos -iguales o inferiores a 3.000 euros anuales-, se incorpora una cotización reducida: en 2023 se fija una base de cotización para ellos de 526,14 euros, que supone una cuota mensual de 161 euros. La base se irá actualizando en años siguientes. Además, en atención a la irregularidad de muchas de las actividades de este colectivo se abre la posibilidad a solicitud del interesado de que el plazo de ingreso de las cuotas sea trimestral, en vez de mensual”, explica el Gobierno. La segunda parte de esta medida no alivia más que los plazos, la primera se refiere a artistas 'amateur', que no deberían pagar nada por sus actividades, ya que cobrar menos de 300 euros al mes resulta testimonial.

Por último, se declara compatible el cobro completo de una pensión con la recepción de derechos de autor y de honorarios por conferencias relacionados con un libro, por ejemplo. El Estatuto del Artista es una colección deslavazada de pequeños privilegios y medidas poco relevantes que pretenden transmitir la idea de que el gobierno está con los artistas. En realidad, no está con ellos, solo anda desesperado por rascar un apoyo que le va retirando la población española, sin prisa pero sin pausa.

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