La directora de cine Phyllida Lloyd ha conseguido el éxito que aparentemente todo cineasta busca: arrasar en taquilla, con su película 'Mamma Mia' (2008), protagonizada por Meryl Streep, y tener presencia en los Oscar, tal y como ocurrió con su biopic sobre Margaret Thatcher 'La dama de hierro' (2011), con el que de nuevo Streep ganó la estatuilla a mejor actriz. Sin embargo, tras esas "explosiones comerciales", la cineasta siempre ha mantenido una búsqueda de cuestiones más íntimas y sociales que sacia ahora en su película 'Volver a empezar', que se estrena el viernes 4 de diciembre en los cines españoles.
'Volver a empezar' ('Herself', su título original), que se proyectó en el Festival de San Sebastián y en Sundance, cuenta la historia de Sandra (Claire Dunne), una mujer irlandesa que escapa junto a sus dos hijas de la ira de su marido y decide empezar una nueva vida. Sin familia, sin ahorros y sin tiempo, se atreve a construir con sus manos la casa con la que huye de un pasado violento y aterrorizador, pero tendrá que buscar ayuda para conseguir cambiar de vida.
Lloyd es consciente de que los espectadores han visto ya multitud de películas sobre mujeres maltratadas que lo pasan "realmente mal". Uno de los ejemplos más recientes que a cualquier cinéfilo le viene a la mente es 'Custodia compartida' (2017), el debut en el largometraje de Xavier Legrand, galardonado en Venecia, quien fue capaz de aproximar al espectador a un problema social desde la perspectiva del terror. Ahora, Lloyd también se acerca a la violencia machista, aunque atraída por "el contraste que había entre las luces y las sombras" y por "un sistema sin esperanza" que choca con "el optimismo de la protagonista", tal y como señala a Vozpópuli.
Su experiencia durante años con mujeres fue suficiente trabajo de campo para volcar sus conclusiones en esta película. Junto a Claire Dennis, protagonista y autora del guion de 'Volver a empezar', recorrió con un colectivo teatral femenino durante cinco años cárceles de mujeres para enseñar obras de Shakespeare. En aquellas prisiones se dio cuenta de que muchas de las mujeres eran "víctimas de la violencia machista", que habían recibido abusos desde pequeñas en algunos casos y que estaban encarceladas por haber "tomado represalias contra su maltratador". "Muchas de ellas nos dijeron que se sentían más seguras en la cárcel que en su casa", agrega Lloyd.
Además, directora y guionista estaban interesadas en mostrar el tiempo que dura el "shock postraumático" y el "impacto" que causa en los niños, así como el procedimiento en los tribunales de familia de Irlanda, donde existe una "tendencia creciente por la que el juez pregunta a las mujeres maltratadas por qué han aguantado tantos años, como si ellas fueran las culpables". "Hay que luchar contra ello con urgencia", apostilla.
Curiosamente esta pandemia ha conseguido algo: de pronto el gobierno británico ha sido capaz de encontrar miles de millones para inyectarlos en la vida diaria. Nos hemos dado cuenta todos de que si hace falta hay dinero, y eso es lo que hay que conseguir ahora"
Aunque, según asegura, en Reino Unido no existen negacionistas de la violencia machista, cree que los "programas de austeridad" que se han implementado en los últimos años equivalen a "negar que existen esos maltratos y esos abusos". "Cada vez hay menos dinero para refugios para mujeres maltratadas, no se construyen viviendas sociales, es una catástrofe", lamenta Lloyd, aunque cree que la crisis por el coronavirus ha tenido algo positivo. "Curiosamente esta pandemia ha conseguido algo: de pronto el gobierno británico ha sido capaz de encontrar miles de millones para inyectarlos en la vida diaria. Nos hemos dado cuenta todos de que si hace falta hay dinero, y eso es lo que hay que conseguir ahora", destaca.
Lloyd, que siempre ha tenido una "agenda feminista" que pasa por todas sus películas, ha afirmado sentirse preocupada por cómo los medios sociales están "consiguiendo que el movimiento feminista vaya hacia atrás"
Lloyd, que siempre ha tenido una "agenda feminista" que pasa por todas sus películas, ha afirmado sentirse preocupada por cómo los medios sociales están "consiguiendo que el movimiento feminista vaya hacia atrás". "Estamos literalmente reculando, por la enorme presión que ejercen sobre las chicas jóvenes, la presión de ser todas iguales, de conformarse siempre con un patrón, de someterse a ciertas costumbres, de querer ser atractivas para el sexo opuesto. Me da pavor. Me enoja muchísimo que se nos altere la libertad así y que las chicas lo acepten", resalta.
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