Cultura

¿Por qué todas las canciones de radiofórmula suenan igual?

Trucos como el ‘millennial whoop’ alimentan la polémica pop en 2020

En cuestiones de música, cada uno tiene sus gustos, pero hay algo en lo que casi todos estamos de acuerdo: las canciones de radiofórmula son cada vez más parecidas, indistinguibles incluso para alguien que no siga la actualidad de las estrellas pop. Se ha hablado mucho de la homogeneidad del reguetón, que no tiene mucho debate, ya que nadie la niega: hablamos de un estilo de origen jamaicano, que es una tradición sonora articulada en torno a bases previas o 'riddms'. Por ejemplo, muchas canciones de reguetón suenan parecidas porque se basan en un ritmo de los años noventa conocido como “dembow” (con su clásico sonido “Boom-ch-boom-chick”). Las bases de la música urbana latina no son el elemento diferenciador, eso lo aportan otros factores, por ejemplo una voz por muy encima de la media como la de Ozuna o un flow adictivo y pasado de rosca como el de Anuel. También contribuyen a la uniformidad recursos habituales en las listas de éxitos como el 'autotune '-afinador automático de voz- o los 'featurings' -invitar a otros artistas famoso a cantar-, usados por la inmensa mayoría de superventas.

Una de las polémicas de 2020 ha sido el uso y abuso del “millennial whoop”, un truco de producción que anima muchos estribillos de éxito. “Se trata de una secuencia melódica, basada en dos notas, en esencia ‘mi’ y ‘sol’. Se repite y se intercalan la tercera y quinta nota. Suele tener letras muy simples, del estilo “oh oh oh oh oh oh oh oh oh oh”, para que se recuerde fácilmente”, explicaba hace poco el músico y productor Loomis Green en el canal franco-alemán Arte. Ejemplos evidentes son éxitos como “Turn Up The Music” de Chris Brown o “Use Somebody” de Kings of Leon. El término comenzó a usarlo el bloguero Patrick Mezger en 2016, pero es ahora cuando ha llegado el hartazgo. Green opina que este tipo de trucos “simplifican” la composición en exceso y “alejan a la gente de la música real”, la que se toca en directo.

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Todo artista calcula

Carlos Hernández ha producido a decenas de artistas de éxito, desde Leiva hasta Los Planetas, pasando por Carolina Durante. Así ve el conflicto desde dentro: “El uso de este tipo de ‘trucos’ en la música siempre despierta controversia. Por un lado, están los detractores, que suelen ser músicos que se han pegado años aprendiendo a tocar un instrumento y que no entienden como algo tan básico puede convertirse en masivamente escuchado por el público, ya que su sencillez roza el parvulario; por otro lado, tenemos al público general que disfruta, baila y canta estos himnos hasta el desmayo. Sinceramente, ante este tipo de discusiones, siempre he pensado que si tan sencillo es hacer una canción así , ¿por que no tenemos todos una registrada y nuestra cuenta bancaria llena de dinero?”, pregunta de forma retórica.

"Aparte de dramones amorosos, el público busca desconexión y luz y lo encuentra en canciones así", opina el productor Carlos Hernández

A pesar de todo, no ve este debate como algo estéril. “Es cierto que si analizamos musicalmente una canción de este tipo, podemos ver que es muy básica y repetitiva , con un 'oh-oh' martilleante , acordes mayores usando notas terceras y quintas -esto nos hace tener una sensación muy luminosa y optimista- y sus letras no suelen tener profundidad alguna... pero, sinceramente, tampoco creo que sea el objetivo... Buscan divertir y enganchar rápidamente a la gente. El público en general no solo quiere amor y desamor, venganza, dramones, política , intelectualidad o grandes luchas mentales internas entre acordes menores y epicidad máxima; el público busca también desconexión y luz y en canciones así lo encuentra. Está claro que detrás hay bastante matemática y premeditación, pero ¿qué problema hay? ¿Acaso alguien se cree que las canciones de algún artista consagrado de primer nivel forrado de pasta son sinceras y nos está contando algo sin premeditar y sin haberle dado mil vueltas antes de publicarla? Larga vida al ‘millennial whoop’, aunque cada vez será más difícil componer algo así sin parecerse mucho a otras canciones”, advierte. 

Pioneros Mecano

Guille Mostaza, artista pop y productor, ha trabajo con artistas tan diversos como Miss Cafeína, Ramoncín y Ojete Calor, entre muchos otros. Por eso va sobrado de ejemplos sobre el terreno: “Para mí, es un recurso como otro cualquiera, como en su día fue el ‘lalalá’ o el ‘doo-whop’ pero lo malo es que es mucho más aburrido. Incluso el eurovisivo recurso ‘forward emotion’, o sea, esto de cambiar de tono la canción cuando se acerca el final lo supera de lejos. Y mira que está sobado, pero sigue siendo más emocionante: creo que por lo menos he compuesto diez canciones con él y ninguna con esto de lo que hablamos. Y puedo decir que no me ha ido mal evitándolo. Alguna vez he producido a algún grupo que traía una melodía similar y siempre he sugerido cambiarlo. Lo mejor es que muchos, anclados en la música que escuchaban de adolescentes -hablamos de mileniales-, creen que van a poder saborear el éxito usando algo tan manido y al final no ocurre nada y se me vienen abajo. Y mira que les avisé antes”, recuerda.

"Hay una canción de Mecano, 'La fuerza del destino', que se adelantó al 'Millennial whop' un par de décadas", apunta Guille Mostaza

Después de muchas batallas, piensa que no es para tanto. “Personalmente, me parece bastante rancio, incluso más que un buen ‘shalalá’ como por ejemplo hacían The Carpenters en ‘Yesterday once more’ y eso que yo aún no había nacido cuando eso. Ninguna de las canciones que estallaron en la década pasada que lo usan consigue calarme lo más mínimo, me resbalan, eso sí, hay una que no soporto que es ‘On the shadows’ la de The Rasmus, me irrita, juntar pretenciosidad con simpleza siempre me ha parecido un ejercicio ridículo. Bueno, hay una canción que me gusta y que gasta el mismo recurso, lo malo, o bueno, es que de adelantó a su tiempo más de dos décadas: “La fuerza del destino” de el público busca también desconexión y luz y en canciones así lo encuentra Mecano, aunque se usa de coletilla final se convirtió en himno instantáneo, casi como un recurso menor. Ya sabes “oh-oh, oh-oh, oh-oh, oh-oh, quiero estar junto a ti”. Pero es que claro, a mí lo que me toca es la Generación X, ya estoy mayor para disfrutar de la simpleza millenial. A lo mejor en otra vida, pero en esta no”, concluye.

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