Cultura

Las dos Españas literarias ganan el Premio Planeta

Una novela histórica y una obra conyugal coral encumbran a sus autoras, Luz Gabás y Cristina Campos, en el Planeta más femenino de los últimos años

  • Las escritoras Luz Gabás, ganadora, y Cristina Campos (derecha), finalista, durante la gala del Premio Planeta celebrada este sábado en Barcelona.

Barcelona acogió este viernes y el sábado los premios Planeta 2022. El galardón otorgó un millón de euros al ganador y 200.000 al finalista y vio en la tanda final a diez novelas preseleccionadas de las cuales tuvo de retirarse una por haber sido publicada con anterioridad en Internet (La niña del castillo de los almendros en flor de Fernando Preto Rodríguez). La novela que mereció el premio Planeta fue Lejos de Luisiana, de Luz Gabás, y la finalista, Historias de mujeres casadas, Cristina Campos.

Desde su primera entrega en el año en 1952, un poco antes de la apertura del primer franquismo, el premio Planeta ha sido un referente de la literatura de calidad con vistas comerciales. Dominado, en sus inicios, por novelas existencialistas dentro del orden legal (las obras de Carmen Kurtz o Emilio Romero), pronto abrió su temática gracias a autores perseguidos por la dictadura como Ramón J. Sender o Jorge Semprún. Es en esos años 70, de hecho, es cuando la editorial va a servir de lazo entre una multitud lectora dentro del franquismo sociológico y los autores más vanguardistas; casi todo sentimentalmente antifranquistas.

Eslava Galán fue el gran defensor de la obra de recreación histórica de Gabás mientras que Posadas lo hizo con aquellas de mayor componente intimista, citando a Campos de manera indirecta

Así, Bragas de oro, Crónicas sentimentales en rojo y más piezas de marcado sabor de época dieron paso entre los 80 y los 90 a historias con cierta reconstrucción épica del pasado. En estas sería pionero Terenci Moix y su adorado Egipto, acabando muchas en el preciosismo más cursi que se convirtió en arquetipo con Antonio Gala. Los años que van de aquí a la actualidad han permitido consolidar a autores como Lucía Etxebarría, Espido Freire o Juan Manuel de Prada, además de dar una oportunidad en la novela a firmas consagradas en el ensayo como Fernando Savater o Rosa Regàs.

Desde el 2017, año en que lo ganó Javier Sierra, el premio se ha abierto más a temas fantásticos y de misterio, lo que quizá le haya dado nueva savia en forma de lectores más jóvenes. Una institución, en definitiva, que en su 71 edición demuestra cierta vitalidad y buen hacer por parte de Planeta.

Un sector consolidado

En el acto previo a la entrega, realizado la vieja lonja del mar de Barcelona el día 14, José Creuheras, presidente de grupo Planeta, se felicitó por "celebrar el premio con total normalidad" después de años con aforo reducido debido a la pandemia. Indicó, además, con orgullo los más de "40 millones de premios Planetas" vendidos desde el año 1952. En esta edición, se han presentado 846 obras. Creuheras defendió que "los libros son fundamentales como puente entre lectores y editores", además de ofrecer cifras optimistas como el aumento del negocio en España en un 20 por ciento. Incidió, también, en como España junto a Francia son mercados resistentes al libro electrónico y Planeta todavía guarda consideración a la librería como nodo comercial entre lectores.

En un análisis más detallado, a cargo de Jesús Badenes -director general del área del libros- se expuso el gran crecimiento en el género fantástico y el cómic, perdiendo lectores la "no ficción" con el final del confinamiento. Entre otras noticias positivas, también afirmó que "la piratería no crece", aunque tampoco "disminuye" quedándose en un margen elevado en comparación a Europa, aun sin ser decisivo. Por otra parte, la crisis bélica del viejo continente ha llevado a la escasez del papel, aunque dentro de unos márgenes -según Badenes- que impiden que aumenten los precios de los libros.

A las preguntas de los periodistas, se disculparon por el descarte a última hora. "El 70% de las obras se envían con pseudónimo", afirmó Creuheras y esto además impide seleccionar con criterios equitativos a los participantes masculinos y femeninos. Por otra parte, tanto el comité como los jefes editoriales no tuvieron una respuesta clara a la pregunta sobre por qué no hay mayor participación de piezas de contenido fantástico, en pleno auge comercial.

El jurado que ha decidido el premio este año está compuesto de novelistas y editores como José Manuel Blecua, Fernando Delgado, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regàs y Belén López (secretaria con voto). Los libros elegidos por este conciliábulo de la editorial Planeta fueron El avionazo, una historia de Frida y Marilyn, Plumas y arena, Madgdalena, la mirada del corazón, Historias de mujeres casadas, A más de siete mil kilómetros, La ciudad de las ilusiones, Lejos de Luisiana, Las debilidades del Führer y El arpista.

Épica contra melodrama

El sábado se celebró el acto de entrega en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (el viejo edificio de la Exposición Universal de Barcelona), que congregó a la mayoría de los medios del país. Las progresivas votaciones vieron de manera clara una pugna que solo incumbía a Gabás y Campos. ¿Jurado partido? Todo parece que sí, y está claro que Eslava Galán fue el gran defensor de la obra de recreación histórica de Gabás mientras que Posadas lo hizo con aquellas de mayor componente intimista, citando a Campos de manera indirecta.

El premio final recayó en Lejos de Luisiana de la autora oscense Luz Gabás; conocida pergeñadora de súper ventas como la epopeya africano-baturra Palmeras en la nieve o la bandolera y carlista Como fuego en el hielo. Autora evidentemente conservadora, Lejos de Luisiana narra un romance en los tiempos de las guerras coloniales en la Norteamérica del siglo XVIII; tierra en disputa entre europeos -franceses, españoles e ingleses- e indígenas donde el deseo se eleva por encima de todas las diferencias culturales.

Una elección historicista, que parece instigada por el criterio de Eslava Galán y que contrasta bastante con la novela intimista que dominó los premios Planeta anteriormente. Galán recordó que Gabás "no pierde el pequeño detalle en una gran historia", felicitando a una autora que defendió su obra como un "trabajo muy investigado". En ese sentido, a preguntas de los periodistas, recordó que personajes históricos como Bernardo de Gálvez solo aparecen en la trama "de manera secundaria" siendo creaciones propias todos los que protagonizan la historia. Una pieza épica -tal y como lo definen Planeta y la propia autora- que es probable que reciba críticas desde la izquierda decolonial debido a la militancia política pasada de Gabás, que fue alcaldesa del PP en un pueblo de Huesca.

Para aquellos que desprecien estos libros inmensos, nervio de las ventas de la editorial Planeta, siempre les quedará la finalista Cristina Campos con su Historias de mujeres casadas. Narración con toques biográficos, construida en torno a señoras de mediana edad en matrimonios infelices -según la editorial y la autora-, para Campos gran parte de las experiencias que se cuentan tienen que ver con su propia intimidad "desnuda" y también su labor de "escucha" a otras amigas. Protagonizada por tres mujeres que trabajan en una revista de moda, según Carmen Posadas Campos "desmitifica el mundo rosa".

La incógnita ahora es conocer cuál será la trayectoria posterior de las premiadas y cómo quedarán en la memoria del tiempo. Por el momento, el premio Planeta como punto de encuentro de editores, novelistas y periodistas dejará bastantes anécdotas, cuchicheos y supercherías; tan queridas y celebradas en una tribu que ha hecho del rumor un síntoma y de este un libro.

En ese sentido, puede ser un buen final para esta crónica acabar con aquello que dijo Manuel Vázquez Montalbán a Fernando Sánchez Dragó después del triunfo del primero en la edición de 1979: "Ni siquiera con el Planeta ligo".

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