Los premios literarios de este año van muy pegados a la actualidad –novela negra, crisis, malestar social- y el Herralde no fue una excepción. Entregado por la editorial Anagrama desde hace 30 años, en esta edición el galardón recayó en Juan Francisco Ferré (Málaga, 1962) quien presentó su novela Karnaval.
El jurado de este año integrado por Salvador Clotas, Marcos Giralt Torrente, Vicente Molina Foix y el propio editor, Jorge Herralde, también reconoció como finalista a la escritora Sara Mesa (Madrid, 1976) por su novela Cuatro por cuatro.
Inspirada en la figura del político francés Dominique Strauss-Khan -su protagonista se llama DK-, la historia ganadora, Karnaval, novela la historia del ex director del Fondo Monetario Internacional que fue apresado en un avión tras ser acusado de violar a una empleada en un lujoso hotel de Nueva York. EN el libro de Ferré, DK pasará de ficha del poder a ser un agente en su contra. En la historia aparecen políticos, banqueros, intelectuales y líderes de opinión reales convertidos en trasunto de un relato donde quedan patentes los excesos de un sistema que ha dejado caer a DK, en su momento el hombre más poderoso del mundo, como chivo expiatorio.
Ferré ya fue finalista de este premio en 2009, con Providence, un libro protagonizado por Alex Franco, un cineasta español con una visión perversa de Hollywood, que decide hacer una película con ese nombre. Sin embargo, en la trama, Providence también es una ciudad llena de sectas y conspiraciones, donde el protagonista decide instalarse para cumplir todos sus deseos. Fue descrita como una novela post 11-s con la que Ferré quiso cuestionar el american way of life.
-Ya en su anterior novela, Providence, había echado mano del tema político como sátira. En ésta va un punto más allá.
- La novela tiene un componente mucho mayor, que va más allá, porque parte de la realidad no sólo para satirizarla sino también para transformarla, en Karnaval hay una apuesta por mostrar ideas de transformación. Coquetea con la idea de indignación y de revolución.
- Resulta difícil ver a Strauss Khan como a un indignado
-Busco que el protagonista sea alguien que pertenece al sistema , en este caso al presidente del FMI, y a partir de ese personaje, consigo que se convierta en enemigo del sistema. Va a tener un discurso en contra de lo que él conoce mejor que nadie. Este es un personaje que tiene todas las claves, el personaje que tomo al borde de una cama acabando el acto que terminará por defenestrarle públicamente, y termino por convertirle en un gran revolucionario.
-¿Lo suyo es militancia o sentido de la oportunidad?
-No, no soy oportunista y ésta no es una novela militante. No creo que un novelista deba ser militante, puede que existan cosas que alguien que sí lo sea pueda suscribir de las cosas que dice el personaje. Por ejemplo, Strauss Khan, mientras organiza su movimiento, escribe cartas al Papa, a Bill Gates, a Sarkozy, y le expone las posibilidades de cambio… en eso puede que se identifiquen. Hay mucho humor y mucha ironía en la historia, pero en parte para decir que todo está mal construido desde la base, para explicar lo que falla en el sistema pero dicho por alguien que formó parte y es expulsado de ese mismo sistema.
-¿Literatura o política? ¿Quién lleva las riendas en este libro?
-Hay una puesta muy fuerte por la literatura, la novela fue escrita al mismo tiempo que ocurrían los hechos. Ahora, como autor, creo que el lector es el que va a decidir sobre si este libro sirve para algo más allá de lo que es la literatura, o si esta novela rompe ese círculo vicioso y conecta con los deseos de cambio de la gente es una novela. Esta es una novela que tiene mucho de ensayo y de opinión.
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