Las españolas María del Puy Alvarado y Marisa Fernández Armenteros son las únicas protagonistas -junto al maquillador afincado en Los Angeles Sergio López-Rivera y el experto en efectos especiales Santiago Colomo- que pondrán acento español en la 93º edición de los premios Oscar, que se entregarán el próximo domingo 25 de abril. Su labor como productoras en la cinta El agente topo, dirigida por la chilena Maite Alberdi, puede verse recompensada con la ansiada estatuilla en la categoría de mejor documental, sin duda el género estrella de la temporada de premios.
Las competidoras de El agente topo son fuertes oponentes: Collective, Time, My octopus teacher, y Crip camp, esta última producida por el matrimonio Obama. "Todos tienen en común esa perspectiva social y la soledad es un tema que está presente. Maite lleva la única película en lengua española que está en las categorías del Oscar y que es además representante de Latinoamérica", ha señalado Fernández Armenteros en declaraciones a Vozpópuli.
En esta cinta, el investigador privado Rómulo recibe el encargo de una clienta de investigar el estado de salud de su madre, que vive en una residencia de ancianos. A medio camino entre una película de espías y un tierno documental, su directora la describe como "documental de cine negro", en el que todo parece real aunque las apariencias invitan a pensar que se trata de una película de intriga.
El agente topo, una coproducción entre Chile, Holanda, Estados Unidos y España, lanza uno de los mensajes más importantes de la pandemia y, sin embargo, se rodó antes de la covid, al igual que ocurre con Nomadland, que también coincide en poner sobre la mesa uno de los asuntos más urgentes en la actualidad: ¿Qué ocurre con aquellas personas que ya no trabajan, que ya no son útiles económicamente, o no son lo suficientemente productivas? ¿Qué lugar ocupan los mayores en nuestras vidas?
Según destacan las productoras de El agente topo, tanto la cinta de Alberdi como el filme de Chloé Zhao hablan de dos segmentos de la población "que ya no son útiles" y de la "soledad de los mayores -aunque el espectro es muy amplio- y de la gente que ya no trabaja", un segmento en el que entra "un gran núcleo de la población".
Se está cuestionando si esta sociedad tiene que que tirar el talento, la capacidad y la experiencia de estos mayores y si se les tiene que arrinconar así. Porque no se cuestiona en esta película nada de las residencias -cada uno elige dónde puede pasar el fin de los días- sino qué significa ese rincón, ese aislamiento por parte de la sociedad"
"Se está cuestionando si esta sociedad tiene que que tirar el talento, la capacidad y la experiencia de estos mayores y si se les tiene que arrinconar así. Porque no se cuestiona en esta película nada de las residencias -cada uno elige dónde puede pasar el fin de los días- sino qué significa ese rincón, ese aislamiento por parte de la sociedad", reflexiona Fernández Armenteros.
En este sentido, señala que esta película habla "de la prepandemia de la soledad, que era previa a la covid, pero ha visibilizado ciertos temas sobre los que todos han mirado hacia otro lado, y cuando se producen rupturas se ven estas miserias". "Entre ambas películas se ve lo endeble y la vulnerabilidad y hacia dónde mira la sociedad cuando pensamos que no son útiles", agrega.
Para María del Puy Alvarado, el problema en torno a las personas de la tercera edad es un asunto "global". A su juicio, ninguna sociedad ha encontrado una solución a un concepto que, a su juicio, es "clave": "la incorporación de la mujer al mundo laboral".
"Antes se encargaban de los cuidados de los mayores, estaban en las casas. Cuando llega la generación que se incorpora al trabajo, y ahora la generación de los jóvenes, con el frenesí y la rapidez, no se puede ni reflexionar mucho sobre el tema. Las mujeres nos hemos encargado siempre del cuidado de los mayores y si trabajamos diez horas al día no podemos encargarnos como nuestras abuelas. Es un problema estructural al que hay que dar solución, porque esto no ocurría hace unas generaciones", opina.
Segunda vez en los Oscar
Esta es la segunda vez que María del Puy Alvarado acude a los Oscar. La primera vez, como productora del cortometraje Madre, de Rodrigo Sorogoyen, vivió la experiencia que supone estar en la ceremonia más importante del cine internacional, mientras que ahora tiene que hacer la promoción "desde el rincón de casa". Según recuerda, en una situación normal, además de la promoción por parte del país, los candidatos asisten al tradicional cóctel de nominados, en el que nombres célebres del cine y las grandes estrellas de Hollywood se sientan juntas, algo "cercano y bonito" de lo que no disfrutarán en esta ocasión.
"Este año la ceremonia es casi milagrosa", señala la productora de El agente topo. Si la situación en Chile lo permite, la directora de la cinta, Maite Alberdi, será la encargada de asistir a la ceremonia en Los Ángeles. Según se ha anunciado, Londres y París serán otras de las sedes de esta edición, que huye de un formato en remoto por videollamada para evitar ceremonias tediosas como los Globos de Oro.
Lo cierto es que en España se consiguió salvar a los Goya de la adversidad gracias a un guion de la gala impecable -aunque quizás demasiado solemne, todo hay que decirlo-. "De la adversidad, la aventura", apunta Del Puy Alvarado, quien celebra el simple hecho de aparecer entre las nominaciones.
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