Como La isla mínima, de Alberto Rodríguez, o El niño, de Daniel Monzón, consigan alzarse al menos con la mitad de las nominaciones que tienen -una acumula 17 y la otra 16- será momento, ya no de sostener el cabezón elegante y diligentemente, sino de mantenerse en pie. ¿Por qué? Pues por una razón y no cualquiera: este año, la 29 edición de los Premios Goya tendrá barra libre.
Sí, sí: lo que leéis. Una buena dosis de alcohol para descorchar la noche del 7 de febrero, día de la gala. Quizá porque para algunos será la mejor noche del año y para otros una digna de olvidar, hay motivos de sobra para llevarse una copa a los labios. Empujados por esa idea, uno de los patrocinadores de la gala, Johnnie Walker Gold, ofrecerá una serie de cócteles para agasajar a sus principales estrellas.
De momento, habrá siete cócteles: dos para el Goya de Honor y el presentador y cinco más dedicados a las películas nominadas: El niño, La isla mínima, Magical, Relatos salvajes y Loreak. A día de hoy, ya están listos los de Antonio Banderas, que recibe el cabezón honorífico este año, y de Dani Rovira, el presentador de la gala. Los otros cinco –todavía en la coctelera- han sido diseñados a partir de la visión que cada realizador aporte de la cinta realizada.
Los primeros cócteles ya listos. han sido creador por el bilbaíno David Ríos, a quien le toca honrar su título como mejor bartender del mundo World Class 2013, y poner toda la carne en el asador, por no decir que toda la tónica en el vaso.
¿Qué ha creado Ríos para cada uno? Pues el cóctel del Goya de Honor será dulce, muy pero muy dulce. Lleva Whisky, Pedro Ximenez, sirope de canela, licor de vainilla de madagascar y chocolate Mozart. Vamos, que el de Banderas está que empalaga. El de Dani Rovira, en cambio, será bastante más acidito.
Inspirándose en la lima, el sabor favorito de Rovira, David Ríos ha mezclado en su coctelera el whisky, por supuesto, con zumo de lima fresco, sirope de azúcar, dash bitter de lima y limón, albahaca y una clara de huevo. Como Rovira se beba, al menos tres, no llegará ni siquiera a presentar el mejor Goya a los actores de reparto.
A diferencia de la edición pasada, marcada por la tensión que despertó el plantón que dio el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, ésta suma papeletas –y cubitos de hielo- para limar asperezas y ahogar los resquemores en alcohol. Habrá que ver, por tanto, si el actual presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, entierra el hacha de guerra e invita a Wert aunque sea a uno de los cocteles.
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