Cultura

La propuesta cívica de J.D. Vance como alternativa al wokismo

Hace unas semanas fue elegido por Trump como candidato a vicepresidente de Estados Unidos, aún habiendo sido en el pasado su firme opositor

J.D. Vance
J.D. Vance

Tras la clausura de los Juegos Olímpicos podemos hablar con un poco más de perspectiva de la polémica ceremonia inaugural, de la que por lo menos hemos aprendido dos cosas muy claras entre muchas. La primera es que la cultura woke llevada al extremo de la puesta en escena es esperpéntica, antiestética y grotesca. Todo lo contrario al Espíritu de los JJOO,  "Citius, Altius, Fortius” o de los pilares de Occidente, Atenas, Roma y Jerusalén. Que son realidades estéticas, elegantes y bellas de por sí. De Prada la describió como la “ceremonia de clausura de la 'civilización occidental’”, idea que dibuja a la perfección este episodio, ya que viene a decir que lo que quedaba de Europa como civilización ha desaparecido. 

La verdad es que ya sabíamos desde la Ilustración que todas las ideologías empañan, desdibujan o emborronan la realidad, pero en este caso ha quedado patentemente plasmado de una manera muy gráfica, como en pocas ocasiones, la decadencia de Europa por múltiples ideologías. Parece que vivimos en la torre de Babel de las ideologías, que impide conocer la realidad de primera mano y entenderse con los que piensan de manera diferente. 

Además hemos visto con nitidez los rasgos distintivos del wokismo que son, fragmentar la sociedad y cancelar todo aquello que impide llevar hasta el extremo su perspectiva artificial, limitada y destructiva, en esta ocasión ridiculizando y parodiando la Última Cena o no se sabe qué.

Y la segunda es que, aunque siempre añoramos lo que no tenemos y pensamos que cualquier tiempo pasado es mejor, cada vez son más los que están de vuelta buscando la normalidad que no tenemos, difícil de alcanzar por estar adormecidos por las pantallas, la pornografía, las drogas, las comodidades superfluas,... y múltiples ideologías. Pero gracias a este espectáculo indecente y ofensivo, hemos recibido una invitación a abrir los ojos, a despertar y a buscar lo que da sentido pleno a nuestra vida, todo aquello que nos hace más humanos, como la convivencia en familia, los amigos, el trabajo como servicio a la sociedad,... 

Al hilo de este resurgir del movimiento humanista, podemos reflexionar sobre un hipotético escenario, para no dejarnos llevar por el pesimismo y para dejar claro que no está todo perdido, ni mucho menos. Si a cualquiera que nos dijeran que un político de Estados Unidos no sólo hace política con temas de actualidad, como la mejora del libre comercio, la igualdad o el medio ambiente, sino también con los que le preocupan a un padre de familia de clase media, no daríamos crédito a lo que nos dicen.

Pues señores y señoras, niños y niñas, aunque parezca increíble -esto no es algo utópico, es algo real, que está ocurriendo- ya que hay un político que defiende estas ideas, con todos ustedes J.D. Vance. El número dos de los republicanos tiene estas propuestas de mejora para la sociedad norteamericana, que son, para comenzar, su ocupación por la buena educación de sus hijos, su sensibilidad social con los afectados por las adicciones de todo tipo, o la preocupación por el trabajador medio estadounidense, es decir materia política para ganar en su carrera vicepresidencial. 

¿Quién es este joven político?

James David Vance cumplió 40 años el pasado 2 de agosto de 2024. Nació en Middletown, Ohio. Hijo de una familia desestructurada y madre drogadicta, fue marino y estuvo en  la guerra de Iraq, después estudió leyes, doctorándose en Yale en 2013. Se casó en 2014 y es padre de tres hijos. En 2016 escribió un libro que explica su trayectoria y sus ideas Hillbilly, una elegía rural. En 2017 empezó a trabajar para Revolution LLC, en Silicon Valley. En 2019 fue recibido en la iglesia católica y eligió como patrono de confirmación a San Agustín de Hipona, por su capacidad de transmitir la fe. De ese mismo año es su artículo, muy divulgado, titulado “Una elegía por el sueño americano”, publicado en la revista digital 'Unherd' en 2019.  En 2023 fue elegido senador por Ohio, tras unos años dedicado a preparar su carrera política. Y hace unas semanas fue elegido por Trump como candidato a vicepresidente de USA, aún habiendo sido en el pasado su firme opositor. 

Una vez ya reconciliados en sus planteamientos (ahora gozan de mutua admiración), ha sido elegido por ser la persona adecuada para triunfar en los estados clave necesarios para ganar las elecciones -es decir en Wisconsin, Michigan y Pensilvania, además de Ohio- y por encarnar a la perfección el famoso MAGA (Make America Great Again), de la campaña de Trump en 2016. Que viene a ser un grito de guerra “Que Estados Unidos vuelva a ser grande”.

¿Qué propone J. D. Vance?

En el mencionado artículo de Unherd,  republicado por la misma revista en el mes de julio de 2024, explica brevemente sus ideas conservadoras que nacen, en gran medida, de una carencia de ellas en su infancia, como la ausencia de una familia estructurada. También muestra su preocupación por la plaga de la adicción digital, que según él podría convertirse en tecnología útil para superar enfermedades, como el Alzheimer. Además es grande su inquietud por otro mal social como es el consumo de opiáceos y otras drogas, ya que no se prestan grandes alternativas sociales para vencer a este negocio destructivo. Igualmente habla de controlar otra lacra como es el consumo de pornografía (alarma activada ya en España), para concienzarnos que es algo dañino y que nos degenera como sociedad.  En el fondo es una apuesta por “su hijo”. Ante el comercio libre que lleva a promover las adicciones, el vicio y a la anestesia moral, él decide crear una sociedad cívica. Así lo dice en el último párrafo del citado artículo: “Como dijo una vez Ronald Reagan, es hora de elegir, y yo elijo a mi hijo. Elijo la constitución cívica necesaria para apoyar y sostener una buena vida para él, y elijo una nación estadounidense saludable, tan necesaria para defender y apoyar esa constitución cívica”.

Digamos que este movimiento cívico es una alternativa estética, elegante y bella al esperpéntico, antiestético y grotesco wokismo. Ya que es una propuesta humanista, que busca sacar lo mejor de nosotros, que en definitiva es lo que nos debería ocupar como personas y por eso debería ser materia para llevar a la esfera política. 

Gregorio Luri trae al presente de manera habitual en sus conferencias la idea de Ciceron “Res publica res populi”, es decir la “cosa pública” es lo que preocupa a la gente, que explica muy bien lo que parece querer hacer Vance. Veamos como se desarrollan los hechos y cuál es el desenlace de este prometedor político.

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