Cultura

¿Pueden sobrevivir las librerías en un país en el que se lee poco?

A partir de hoy los libreros españoles se reúnen en Málaga. Colocarán el acento sobre la modernización del sector y la importancia de los planes de fomento de lectura 

Desde este miércoles y hasta el 6 de marzo se celebra en Málaga el Congreso de Libreros 2020. Con esta reunión el sector del libro busca retomar lugares de encuentro, espacios dónde sentarse a pensar en su propia dinámica. La Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) pretende retomará los temas principales que debatieron hace dos años en Sevilla, con especial énfasis en el fomento de la lectura y el uso de las tecnologías.

En esta cita de 2020 pretenden incorporar nuevos temas de interés para todo el sector. Librerías y Bibliotecas será uno de los ejes principales, y reunirá a profesionales bibliotecarios y responsables de los organismos estatales, autonómicos y locales de las que dependen. Las estrategias de fomento de la lectura y su efecto en nuestros barrios y poblaciones, así como los modelos de compra pública para mantener actualizada a red de bibliotecas.

Pero ese no es sólo el único bloque, también se abordarán los nuevos formatos de participación, comunicación y gestión aplicados a las organizaciones, y las buenas prácticas. Por último, los participantes abordarán los avances tecnológicos  en su vertiente de servicio al público lector a través de todostuslibros.com y webs de recomendación lectora. Sin embargo, ¿cuál es el punto de partida? ¿Qué tamaño tiene el mercado? ¿Hay lectores suficientes o acaso demasiadas librerías?

Un mercado singular

En España existen 3.556 librerías independientes. Son muchas menos de las que existían en los tiempos de bonanza, pero bastante más de las que sobrevivieron a la crisis económica, que se cebó con especial saña con el del libro: desde los editores hasta los libreros vieron desplomarse sus ventas. Durante 2014, en España desaparecieron a razón de dos por días(según datos del Observatorio de la Librería 2014), así hasta llegar a casi mil locales cerrados.

Ya entonces, y para intentar tapar ese error de origen, la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal) propuso un Plan de Fomento de la lectura. La entonces secretaría de Estado para Cultura impulsó el proyecto, que fracasó por falta de interés gubernamental y la puesta en marcha de medidas contradictorias. Persistía el problema la pregunta: ¿no se leen o no se compran libros? 

Desde 2011, los libreros han pasado de facturar 870 millones de euros a 707 en 2014, según cifras aportadas por Cegal en marzo de ese año. Hasta 2014,  España tenía más librerías que hace diez años. Incluso en uno de sus peores momentos, el sector libro tuvo muchas más librerías que en 2005 (4.336, 14% más que en 1999). Fue ahí cuando comenzaron a revisar qué parámetros entran en juego al momento clasificar un local como una librería.

Si se examinan los datos por año, en 1999 existían 3.795 librerías. De esa cifra, 1.255 librerías –un 28,9%- abrieron sus puertas entre 1980 y 1999. Las más jóvenes –que iniciaron su actividad en el año 2000- alcanzan en cambio el 15%. Las diferencias no se limitan al aspecto cronológico, sino también a sus características: aquellas creadas en las últimas décadas del siglo pasado tienden a solapar el concepto de lugar que expende libros (kiosko, papelería, tienda de paso) con aquellos registrados como librerías. 

Hasta 2014,  España tenía más librerías que hace diez años. ¿Por qué?

A partir de ese principio, el sector se esforzó en modernizarse. Aún a pesar de concentrar un número importante de librerías en cada una de las comunidades autónomas, el 55% de los españoles aseguraba entonces  no leer nunca. La facturación de los libreros en España ha caído más de un 26% desde 2011 ( en Francia apenas 1,5%). Las cifras de los editores, sin embargo, no son mejores: aseguran que el mercado se ha contraído un 30% en los últimos cinco años. A eso hay que sumar una caída del 3,3% en la venta electrónica de los libreros.

¿De quién es la culpa? ¿De Amazon? ¿De la crisis? ¿De la caída del poder adquisitivo? ¿Del dinero que no llega? ¿De los libreros que no se adaptan? ¿De la red del precio fijo? No hay una respuesta única, tampoco una que excluya a la otra. La mayoría de los libreros coinciden en la necesidad de impulsar un plan de ayudas públicas como el que han puesto en marcha en Francia, Bélgica o Alemania. Otros afinan más la mira y piensan en la necesidad de una reconversión total del mercado

La depresión comienza desde el objeto en sí, el libro. En los últimos años, ha habido un descenso progresivo de la tirada media, 1.345 ejemplares por título, la más baja de los últimos 10 años, un 22,4% menos que en 2010. La edición impresa se contrajo, como reflejo de la creciente apuesta por los formatos digitales, cuyo crecimiento fue mucho menos del esperado. Fue ahí cuando reapareció la duda.¿Cambiar los formatos o se debilita el hábito de lectura?

Retos de los libreros 

No son pocos los temas que tendrán que afrontar los libreros en España. Un examen orgánico del gremio pasa necesariamente por las formas de organización; la dispersión en relación con sus principales colabores: los distribuidores y editores;  las principales amenazas directas, como Amazon pero también sus proyectos más importantes, esos logros que abarcan desde Cegal en Red hasta Club Kirico.

Aún más importante todavía es el análisis de los lectores , es decir: cómo conseguir que las personas vuelvan a entrar en las libreríasy la recuperación de la llamada “librería de barrio” y que supone el nudo de un debate cultural y ciudadano en el que los libreros  independientes se la juegan todo. ¿Puede funcionar un mercado del libro se se lee poco? Según el Barómetro de Lectura de 2018, un 38,2% de españoles no lee nunca o casi nunca. Esa cifra desplaza el foco al fomento de la lectura como una variable tan importante como la propia red. 

Es justo ahí donde interviene un análisis del papel del sector público (planes de fomento, campañas de lectura, programas de apoyo e incentivos). Si ya en 2018 el temario del congreso de libreros era lo suficientemente potente como para que los libreros salieran de Sevilla, si no con la solución, al menos sí con las preguntas correctas pasadas en limpio, en esta ocasión les toca contrastar la situación actual con la de hace dos años. 

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