Cultura

¿Quién fue Oppenheimer? “Me he convertido en la muerte, el destructor de mundos”

El físico estadounidense lideró el desarrollo de la bomba atómica en el proyecto Manhattan durante la Segunda Guerra Mundial

“Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos”, el principal responsable del proyecto científico más ambicioso y costoso de la historia, recordaba, años después, lo que había sentido cuando presenció el poder devastador de su criatura. Robert Oppenheimer, un físico teórico de 40 años se encontraba echado contra la arena de un desierto de Nuevo México en el exterior del búnker de control, a nueve kilómetros de la zona cero en la que comenzó la era atómica. Era el 16 de julio de 1945, la primera explosión nuclear de la historia había sido un éxito, y tres semanas más tarde, dos bombas arrasaban hasta las cenizas las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. 

Los españoles que siglos atrás habían llegado a esas tierras inhóspitas tuvieron un aire profético al bautizar la zona como La Jornada del Muerto. En este área desértica de Nuevo México había explotado Trinity, la primera bomba nuclear de la historia. El éxito de esta prueba fue comunicada inmediatamente al presidente Harry Truman que se encontraba en Postdam negociando con el resto de potencias vencedoras el futuro del nuevo mundo que nacía tras la guerra. Este nuevo orden mundial tendría como prólogo la demostración de músculo estadounidense con la devastación de las dos ciudades japonesas.

Las primeras declaraciones declaraciones de Oppenheimer de las que tenemos constancia fueron menos rimbombantes: el hermano de Robert que estaba a su lado, recordaba que solo habían dicho "ha explotado". William L. Laurence, el periodista de ‘The New York Times’, que había escogido el Ejército para cubrir la prueba, recogió que Oppenheimer, había mencionado que fue "espantoso" y "no del todo optimista", y tras una pausa le añadió algo más de trascendencia: "Muchos chicos que aún no han crecido le deberán la vida a esto", tal y como se recoge en la obra Prometeo americanoEl triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer, de Kai Bird y Martin J. Sherwin, en la que se inspira la reciente película de Christopher Nolan.

Realmente, la cita más famosa del comienzo de este texto se produjo años después y quedó registrada en un impactante vídeo para un documental de la NBC, 20 años después de la explosión: “Sabíamos que el mundo dejaría de ser el mismo. Había quien reía y había quien lloraba. La mayoría guardaban silencio. Recordé un verso de las escrituras hindúes, el Bhagavad Gita. Vishnu trata de convencer al príncipe de que debería cumplir con su obligación y, para impresionarlo, toma la forma de un ser de muchos brazos y dice: ‘Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos’. Supongo que todos, cada uno a su manera, pensamos algo así”. Oppenheimer se asimilaba a uno de los tres dioses principales del Hinduismo, al que tradicionalmente se le atribuye la preservación del mundo, pero cuya omnipotencia también le otorga la capacidad de la creación y destrucción.  En una declaración anterior también había hecho mención a otro pasaje del libro sagrado hindú para describir la explosión: “Si el resplandor de mil soles estallara de una vez en el cielo, sería como el esplendor del poderoso”.

El proyecto Manhattan había sido un éxito, los americanos habían conseguido desarrollar un reactor nuclear y una bomba basada en esta nueva tecnología en tiempo récord, cuando el resto de países ni se habían acercado. Tras la prueba en Nuevo México, Oppenheimer experimentó un importante dilema moral: se mostraba muy nervioso y preocupado por el futuro de los civiles japoneses que previsiblemente recibirían el impacto, al tiempo que siguió trabajando en que su invento funcionara.  “Esa pobre gentecilla, esa pobre gentecilla”, repitió en alguna ocasión según su secretaria. El 6 de agosto, unos 70.000 japoneses murieron en el instante de la explosión, en el que se convirtió en el acto humano que más muertes ha provocado en un menor espacio de tiempo. Tres días más tarde, le tocó a Nagasaki.

Si el resplandor de mil soles estallara de una vez en el cielo, sería como el esplendor del poderoso

La obra de Kai Bird y Martin J. Sherwin también recoge la reacción del científico tras la bomba de Hiroshima. La noche posterior al lanzamiento, se subió a un escenario con gestos triunfales y pronunció un discurso en el que señaló que estaba orgulloso de lo que habían conseguido y se lamentaba de no haber desarrollado la bomba a tiempo para usarla contra los alemanes. Paralelamente, los testimonios de aquellos días también coinciden en señalar la desazón y el remordimiento del físico y de otros científicos del proyecto Manhattan.

Oppenheimer se consideraba un hombre que siempre estaba "al lado de los desfavorecidos", había apoyado movimientos sociales en Estados Unidos, ayudado económicamente a los científicos alemanes que huían del Tercer Reich, y organizó eventos para recaudar fondos para los republicanos en la Guerra Civil Española.  Provenía de una familia de judíos alemanes que habían hecho fortuna con el negocio de importación textil y que en el primer cuarto del siglo XX habían atesorado una gran fortuna, hoy considerados multimillonarios.

Nunca llegó a pertenecer a ninguna organización comunista aunque estuvo muy vinculado a ellas a través de reuniones, actos y donaciones a movimientos progresistas y antifascistas, y permanentemente estuvo muy rodeado de militantes comunistas como su mujer Kitty o su hermano  lo que le perseguiría en la era del Macartismo. 

Pasada la guerra, se integró en el Comité Asesor General de la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos, encargada de la investigación y el desarrollo de armas nucleares, y la prensa le aupó como uno de los científicos más importantes del mundo. Desde el primer momento expresó su postura contraria a la carrera nuclear en la que su país y la URSS ya estaban inmersos, y se opuso al desarrollo de la bomba de hidrógeno. “Si las bombas atómicas se añaden como armas nuevas a los arsenales de un mundo en guerra o a los arsenales de naciones que se preparan para la guerra, entonces llegará el día en que la humanidad maldiga los nombres de Los Álamos e Hiroshima”, ya había dicho en octubre de 1945.

Proceso contra Oppenheimer

Sus posiciones enfurecieron a parte del Ejército y la Administración, e investigadores del FBI estaban convencidos de que estaba involucrado en una conspiración soviética. En 1954, fue llamado ante un tribunal de la Comisión de Energía Atómica (AEC) que retiró la autorización de seguridad por la que el científico tenía acceso a importante información clasificada. Este 'pasado comunista' le convirtió en una persona poco fiable.

Nueve años más tarde, Oppenheimer recibió el premio Enrico Fermi, concedido por Kennedy, como un gesto para rehabilitar la figura del científico. Y hace solo unos meses, otra administración demócrata, en este caso la de Joe Biden, anuló la revocación que Oppenheimer había sufrido en el 1954 por considerarla  un "proceso defectuoso que violó las propias regulaciones de la Comisión". “A medida que ha pasado el tiempo, ha salido a la luz más evidencia del sesgo y la injusticia del proceso al que fue sometido el Dr. Oppenheimer , mientras que la evidencia de su lealtad y amor por el país solo se ha afirmado aún más”, señaló la secretaria de energía estadounidense, Jennifer Granholm.

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