Radical: perteneciente a una raíz. Aquello que está unido a la raigambre de algo sólido, fundamental. A los cambios profundos se los califica así, justamente, porque arrancan el árbol desde su base. En este caso, los radicales son los clásicos: libros y autores fundamentales que el sello Taurus rescata de su catálogo y que a partir del 26 de abril vuelven a manos de los lectores en una nueva colección, Clásicos Radicales.
Esta colección, asegura Miguel Aguilar, editor de Debate y desde 2016 del sello Taurus, ha nacido con la misión de "recuperar algunos de los libros más emblemáticos" del sello y cuya mirada sobre cuestiones universales aún permanece vigente. Acaso desaparecidos de las librerías durante demasiado tiempo pero recordados y buscados por los lectores, estos textos esenciales de disciplinas como la filosofía, la ética, la historia, la sociología, la economía, la antropología, la psicología y la política regresan al presente "apadrinados" por un autor contemporáneo encargado de "contextualizar" y ofrece una "nueva mirada" sobre un pensador universal.
La primera entrega de esta colección es Iluminaciones, la primera selección que se publica en España de los textos fundamentales del filósofo y crítico cultural Walter Benjamin, escogidos a partir de los cuatro volúmenes de Iluminaciones y el de Discursos interrumpidos. El libro incluye, entre otros textos, las reflexiones que hace Benjamin sobre Kafka, a quien le unía una estrecha afinidad personal, así como sus estudios sobre Baudelaire, Proust y Brecht, además del clásico texto La obra del arte en la era de su reproductibilidad técnica, a partir del cual se funda toda la crítica y el pensamiento sobre la creación contemporánea.
El prólogo de este primer libro de Clásicos Radicales está a cargo de Jordi Ibáñez, escritor y profesor del Departamento de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra, quien en las páginas del prólogo arroja luz sobre la importancia de la edición y organización de la obra de Walter Benjamin. Cuando el filósofo se suicidó en Portou, en 1940, a los 48 años, dejó una obra amplia, aunque dispersa en legajos y artículos publicados en revistas, además de traducciones del francés al alemán, como las que hizo de Proust y Baudelaire.
"De modo que una parte importante de, y a veces problemática, de la edición de la obra de Benjamin es también la historia de la edición de sus libros", escribe Ibáñez. Esta edición es importante porque permite que salgan a la luz papeles inéditos o sencillamente "inencontrables", además de recuperar ensayos y textos que se publicaron en las sucesivas ediciones de su obra, por ejemplo, un ensayo de Hanna Arendt perteneciente a la edición de Illuminations que ella coordinó y se publicó en 1968, además de otros textos y traducciones de Walter Benjamin como la que hizo, por ejemplo, el poeta argentino Héctor Álvarez Murena.
A este primer libro sigue El autor y su editor, de Siegfried Unseld, director desde 1959 de Suhrkamp, una de las editoriales alemanas más importantes, es una de las voces más autorizadas para escribir acerca de las relaciones entre autor y editor. El prólogo lo escribe el editor y fundador de Anagrama Jorge Herralde. Cuatro libros más completan la primera fase de Clásicos Radicales: Sobre el nombre y el quién de los españoles, de Américo Castro, con prólogo de José Álvarez Junco; Teoría de la religión, de Georges Bataile, acompañado de un ensayo de Fernando Savater; La decadencia de la mentira y otros ensayos, de Oscar Wilde, acompañado de un texto de Luis Antonio de Villena y Las promesas del equinoccio, de Mircea Eliade, con prólogo del escritor y periodista Sergio Vila-Sanjuán.
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